CAP 6

5.8K 784 98
                                    

Era mediados de Marzo cuando la nieve empezó a derretirse y los riachuelos en el campo abrirse paso entre la vegetación, el sol alumbrando más que nunca en lo alto del cielo, iluminando y creando un ambiente precioso, las aves del campo regresaron de su migración y danzaron sobre el viento celebrando la dicha de ser libres. Jimin los observaba desde el balcón de su alcoba con una sonrisa en su rostro, al menos ellos eran verdaderamente felices.

Giró sobre sus talones cuando escuchó la puerta abrirse y volvió al interior encontrándose con dos de sus doncellas quienes lo reverenciaron.

- Mi señor – Rose se mantuvo con la cabeza gacha.

- ¿Qué pasa?

- Mi señor, hay rumores de que una de las concubinas estará presente en el recibimiento de sus majestades.

No hizo falta preguntar por cual de todos, Jimin tenía una idea clara y no podía creer que el rey fuera capaz de hacerle algo tan humillante.

- Pero mi señor, no se preocupe solo son rumores – intervino Shin, otra de sus doncellas.

Jimin iba a responder cuando la puerta de su alcoba fue nuevamente abierta, y no pudo evitar sorprenderse de ver al rey justo ahí, frente a él, sus doncellas de inmediato lo reverenciaron.

- Déjenme a solas con su señor – pidió el rey.

Cuando ambos se quedaron a solas, el rey hizo lo que siempre solía hacer, acercarse a Jimin y acariciarlo tan delicado como a una flor.

Jimin sentía sus caricias como espinos rosando la delicada piel de sus mejillas, como veneno incrustándose por sus poros llegando hasta su sangre.

El rey se alejó.

- Hoy fue la primera florecida de los cerezos, eso significa que hoy llegan los reyes del Norte.

- Estoy al tanto, su majestad.

- Bien, veo que tus doncellas te tienen muy al pendiente de todo lo que ocurre en el palacio.

- Lo hacen. También se que hoy, una de sus concubinas se ganó el honor de hacernos compañía en el recibimiento de los reyes.

- Así es, se ganó ese honor y el de servir el té.

Jimin abrió sorprendido los ojos y no tuvo de otra que girarse y darle la espalda al rey, mientras sentía como las tibias gotas rodaban por sus mejillas.

- ¿Tiene algún inconveniente mi rey? – preguntó Jungkook.

- No su majestad, usted es sabio y sus deseos son la ley, si su deseo es tenerme allí como un simple adorno privándome de llevar a cabo tan importante ceremonia ante nuestros invitados, no soy quien para cuestionar su voluntad.

Jimin cerró los ojos cuando sintió los brazos del rey rodearle la cintura.

- Mi rey es el hombre mas comprensible y leal de esta tierra, y yo no diría que es un simple adorno, la belleza de mi rey no se compara  ni con el primer brote de una flor.

- Gracias su majestad.

Ahogó un gritito cuando el rey lo giró quedando cara a cara, sus miradas se encontraron y Jimin ya no pudo ocultar sus ojos llorosos.

El privarle de una ceremonia a su majestad era un acto público humillante y más ante personajes tan importantes como la realeza vecina.

- Se que esto significa mucho para ti.

- Lo hace – Jimin musitó. Intentó agachar la cabeza pero los dedos de su majestad sobre su barbilla se lo impidieron, le levantó el rostro para mirarlo a los ojos. 

- Pero se lo prometí a ella.

Jimin intentó alejarse de su toque, pero otra vez fue imposible.

- ¿Recuerda nuestra primera noche como esposos, mi rey? – preguntó Jungkook.

- ¿En la que solo hablamos hasta el amanecer?

- Exacto… Esa noche prometí no tocarte hasta que estés listo, eras tan joven…

- Por eso las tomaste a ellas – el dolor se reflejó en sus castaños iris.

- Lo hice por el reino, para asegurar mi descendencia, tu eras joven, tomarte y asegurar a nuestro primogénito era un riesgo que no podíamos correr.

- Ahora su descendencia está asegurada mi señor, tiene a tres saludables príncipes bajo el palacio, sin embargo, déjeme decirle que usted a caído por la pasión de otros brazos, por el calor de otro cuerpo…

- Mi rey…

- Por el rojo carmesí de otros labios, mientras yo esperaba puro en mis aposentos el día en el que su majestad me tomara entre sus brazos, mi señor a dejado de quererme sin siquiera haber empezado a hacerlo, lo único que no convierte este palacio en mi prisión, es el amor que a despertado en mi.

Tan pronto la última frase salió de sus labios, estas mismas fueron apresadas rudamente en un beso desesperado y anhelante, haciendo que el corazón del Rey mas joven palpite desenfrenado dentro de su pecho.

- Mi-mi señor.

- Mi rey, mi hermoso rey puro.

👑👑👑👑👑👑👑👑👑👑👑👑👑

AHHHHHHHHH !!!

Voy a aclarar algo, si desean desde aquí pueden dejar la historia, no termina bonito y pues me temo que no les gustará.

Asi que para los que quieren su final felíz.

Consideren este capítulo como su FINAL. 

Gracias por leer. Los amo mucho






"IMPURE" Reyes De Sábala (Kookmin) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora