CAP 7

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La tierra del reino de Sábala tembló bajo las herraduras de los caballos que se acercaban galopando, las trompetas sonaron anunciando la llegada de los tan esperados visitantes.

Las puertas del palacio se abrieron, dejando que el carruaje y los guardias del reino vecino ingresasen al gran palacio de Sábala.

En el gran salón los reyes yacían sobre sus tronos, imponentes portando sus coronas sobre sus cabezas.

El corazón del rey mas joven palpitaba desenfrenado, sus doncellas habían hecho un gran trabajo en su apariencia, los colores y telas del hanbok eran de las mas finas del reino, elaborado con la primera recolección de la materia prima para la seda, sus preciosas joyas eran regalos caros de su señor, diamantes y rubíes traídos de diferentes partes del mundo. Pero nada de eso podía quitarle la inquietud que le provocaba aquella altanera mirada de la persona que su majestad, el rey supremo, había elegido para servirle en aquel día tan importante. Su concubina.

- ¡Atención! - todos miraron hacia la entrada - ¡Sus majestades, los reyes del norte, están aquí! - informó un guardia.

Tan pronto los reyes del Norte ingresaron al salón, el supremo rey de Sábala se incorporó juntamente a su consorte y su concubina, bajaron las gradas y caminaron al encuentro de los visitantes.

- Kim JongIn - saludó Jungkook.

- Jeon Jungkook.

Ambos reyes se reverenciaron siendo imitados por sus respectivos acompañantes.

- Él es mi consorte, Jeon Jimin y ella mi concubina, Jieun.

- Mi reina, Kim Minha - JongIn presentó a su esposa.

- En el reino Norte se habla de un hermoso doncel convertido en Rey a su temprana edad - comentó la reina Minha, una mujer hermosa entrada a sus treinta años, su sonrisa cálida le transmitió a Jimin la calma que necesitaba en esos momentos - es todo una leyenda, es un placer por fin conocerlo, su majestad.

- El placer es completamente mutuo, reina Minha - Jimin respondió haciendo otra reverencia.

- Sus majestades - todos miraron hacia la concubina - el palacio real de Sábala celebra su llegada con dicha, es un placer para mis reyes recibirlos en su reino, por favor acompáñenos a tan importante ceremonia organizada en su honor.

La reina Minha arqueó sus cejas y paseó su curiosa mirada sobre Jimin, este solo pudo desviar la suya ante tal acto humillante a su persona.

La ceremonia se llevó a cabo en el palacio del Té, un edificio de planta cuadrada construido entre el palacio real y las colinas que rodeaban las magníficas construcciones reales por el lado sur del mapa del reino.

Jimin veía atento como la concubina daba todo de si en la preparación del té, moviendo con delicadeza y elegancia las cerámicas y utensilios de metal sobre la pequeña mesa en medio de todos, el ambiente debía de ser relajado, ahora mismo debería sentirse conectar con la naturaleza y volar junto al delicioso olor gracias a las hierbas y frutos, sin embargo, que alguien mas sea quien se estuviese llevando la atención y cumplidos allí, le hacía sentir insignificante. Ese debió ser su momento, no de aquella mujer.

- Ya que estamos reunidos - comentó el rey Kim - sería mejor que iniciemos para lo que vinimos en realidad.

- Continúa - pidió Jungkook.

- Se que tenemos un tratado de paz, Jeon, no me mal interprete... sin embargo me gustaría que nos estrechemos la mano sin tención de por medio.

- ¿A qué te refieres?

- A un matrimonio concertado.

Jimin ahogó un gemido cubriendo su boca.

- El príncipe heredero del reino norte, tiene siete años - prosiguió el rey Kim - se casará con la primera princesa o primer príncipe doncel de Sábala, así nuestros lazos no solo serán comerciales.

- ¿A cambio de qué? - preguntó Jungkook.

Jimin se giró a mirarlo suplicante, sin embargo, el rey Jeon no tenía cabeza mas que para los beneficios que podría obtener de aquel trato.

- Sabemos que los rebeldes están rodeando las montañas de mi reino, ¿A dónde crees que se dirigen, Jeon?

La mirada oscura que el rey Jeon le dedicó al rey Kim fue suficiente para que todos los presente se pusieran nerviosos.

- ¿Asumes que no soy capaz de proteger a mi reino, Kim?

- Deja el orgullo de lado, Jeon, sabemos que tu ejército quedó debilitado después de la guerra por recuperar las siete aldeas.

Todos a excepción del rey Kim dieron un brinco por el fuerte golpe que resonó en la sala.

- Mi señor - musitó Jimin.

- Estoy de acuerdo - sentenció Jungkook ignorando la voz de su consorte real.

El rey Kim sonrió en grande.

- ¡Esto se merece una celebración!

El corazón del joven rey dolió al mismo tiempo que su señor correspondía al apretón de manos con aquel rey. Su mirada recayó sobre la concubina y deseó de miles maneras borrarle esa sonrisa burlona de su perfecto rostro.

Solo deseaba jamás engendrar a una princesa o un doncel, porque a partir de ese instante, su destino estaba escrito.








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"IMPURE" Reyes De Sábala (Kookmin) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora