Reki era un joven maltratado y humillado por su padrastro y hermanastros. Cada día le tocaba hacer todos los quehaceres de la casa mientras lo despreciaban de constante.
Sin embargo, Reki siempre se mantuvo bondadoso y positivo, pues sabía que algú...
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En el palacio se sentía más vivo que nunca, hacía mucho tiempo que no se celebraba un evento de tal magnitud. De todos los carruajes se bajaban personas sumamente elegantes y arregladas, siendo cordialmente recibidos por los guardias reales que abrían las puertas a todos los invitados. Todo se hallaba tan alegre e iluminado, la gente que ya se encontraba en el gran salón del trono, que ahora servía como salón de baile, y charlaba de forma amena mientras una elegante música de orquesta resonaba por el lugar.
-"¡Langa! ¡Langa! ¡Por dios! ¿Ahora donde se encuentra este muchacho?"- La reina Nanako caminaba de un lado tratando de mantener la compostura frente a los invitados, quienes la saludaban respetuosamente con reverencias. Buscaba a su hijo por todo el salón para que este pudiera recibir a los invitados y darles unas palabras de bienvenida.
Pero una de sus corazonadas de madre le dio un indicio de donde buscar. Justo como lo sospechó, encontró a su hijo comiendo a gusto en la mesa de postres y aperitivos que se encontraba al costado
-"¡Langa Hasegawa!"- el susodicho volteó, dándole una mordida al panecillo que llevaba en la mano. Nanako soltó un suspiro y limpió algunas migajas que tenía su hijo en la comisura de sus labios.
-"Perdón, tenía mucha hambre."- se excusó el peli azul, con lo mucho que amaba comer era demasiado inevitable no verse tentado por el exquisito olor de toda la comida dispuesta en aquella mesa. Además que le daba hambre seguido.
-"Vamos hijo, ya tienes que recibir a los invitados."- le indicó, colocando una mano en su espalda para conducirlo al lugar donde estaban los tronos, el cual era el lugar más central del salón.
Unas trompetas tocaron para indicar su llegada, todos lo miraban fascinados y hacían reverencias.
"Oh ¡Ahí esta el príncipe al fin!"
"¡Miren su cabello y sus ojos! ¡Es tan guapo!"
Se escuchaban varios murmullos de parte de los invitados, a simple vista Langa se veía como alguien tan perfecto, bien puesto e inalcanzable. Pero realmente solo estaba muy perdido en qué era lo que debía hacer, mirando de reojo a su madre en señal de que lo ayudara.
-"Solo preséntate frente a tus invitados y dales la bienvenida."- le susurró
-"Oh, Bienvenidos soy Langa."- Se tomó las palabras de la mujer demasiado literales.
-"¿Eso es todo?"- Le preguntó la reina a su hijo en voz baja.
-"¿No es suficiente?"- le preguntó genuinamente confundido, ella negó con la cabeza.-" Entonces... Muchas gracias por venir."
-"¡El príncipe es un joven de pocas palabras! Pero ciertamente agradecemos mucho la presencia de todos ustedes aquí, sientánse más que bienvenidos a disfrutar de todo lo que ha preparado el palacio esta noche."- Nanako, tuvo que interceder. Básicamente dijo lo mismo que el muchacho pero de manera más elaborada, pero pareció lo suficiente para que los presentes les aplaudieran bastante satisfechos.
