23 - El equipo de quidditch

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—Entonces te enseñaré desde lo básico —dijo Oliver agachándose a un lado del baúl

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—Entonces te enseñaré desde lo básico —dijo Oliver agachándose a un lado del baúl.

Jaz se encontraba junto a él y Harry en el estadio de quidditch, en donde la chica haría un par de pruebas para entrar al equipo de Gryffindor. Unos días antes, Jaz le había pedido a sus padres que le enviaran su escoba y ellos lo hicieron de inmediato.

Oliver abrió el baúl con delicadeza, como si fuera lo más valioso del mundo. Dentro de este había cuatro compartimentos visibles. Tres de ellos con pelotas y otro más pequeño que estaba cerrado.

—¿Me dices que ya has jugado otras veces? —preguntó el chico.

—Sí, pasé todo el verano practicando —respondió Jaz con una sonrisa. Cuando se trataba de quidditch, ella se sentía muy segura de sí misma y no estaba nerviosa, ya que confiaba en que entraría al equipo con mucho éxito.

—Eso es bueno —comentó Oliver—. Bien, en el quidditch hay siete jugadores: tres cazadores, dos golpeadores, un buscador y un guardián. Existen tres tipos de pelotas. —Tomó una pelota roja y grande que había en el compartimento del medio y se la lanzó a Jaz. La chica la atrapó en el acto—. Buenos reflejos.

—Gracias. —Ella sonrió, mirando a Harry de reojo.

—Esa es la quaffle. —Oliver señaló la pelota que Jaz tenía en sus manos—. Tu trabajo como cazadora es pasártela entre los demás cazadores e intentar meterla en esos tres aros. —Señaló los tres aros de quince metros cada uno que se encontraban en el estadio de quidditch—. Cada anotación equivale a diez puntos, que son para Gryffindor y para el campeonato.

—Entiendo —afirmó Jaz asintiendo con la cabeza.

—Mi puesto es ser guardián, o sea defiendo los aros —explicó Oliver mientras señalaba dos pelotas negras un poco más pequeñas que la quaffle—. Esas se llaman bludgers.

Las pelotas se movían y emitían un ruido extraño, pero por suerte estaban aseguradas. Daba la impresión de que tenían algo vivo dentro.

—Es lo difícil —susurró Harry, inclinándose un poco hacia Jaz.

—Exacto. Suelen perseguirte. Una vez una me golpeó en la cabeza —agregó Oliver divertidamente.

—Y... ¿qué pasó? —curioseó Jaz.

—Desperté en el hospital dos semanas después —respondió Oliver con una sonrisa, como si fuera algo de lo más fantástico.

—Me contó esa historia justo antes de mi primer partido, fue inspirador —le dijo Harry a Jaz, y ella se rio a carcajadas.

—Tienen que saber a lo que se enfrentan —repuso Oliver, riendo por lo bajo.

A continuación, el chico tomó un bate que estaba en el suelo, justo a un lado del baúl. Se lo entregó a Jaz y ella le dio de vuelta la quaffle.

Jazlyn Ramsay y la magia extrañaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora