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Intercambiando chaquetas
Riendo por lo pequeña que se ve en ti.

NARRADOR OMNISCIENTE

—Toma esta manta, Jen.

Jennie alzó la cabeza y le agradeció a Jin, recibiendo la manta rosa que le había tendido. Vio de reojo como el mayor se sentó al lado de Jisoo y compartió con ella una manta un poco más grande de color azul.

—La noche está linda ¿Verdad?

Miró el cielo, cubierto por estrellas brillantes y de diferentes tamaños. Asintió, Rosé definitivamente tenía la razón.

—Sé que ha sido difícil, Jen.—Susurró la rubia luego de unos segundos en silencio.—Pero, es momento de que te des cuenta de lo mucho que vales. Si Yoongi no supo valorarlo, no tienes porque quedarte estancada en eso.

Jennie soltó un suspiro y recostó su cabeza en el hombro de Rosé, viendo desde allí como sus amigos intentaban acomodar lugares para las chicas en la parte trasera de la minivan.

Había extrañado sentirlos tan cerca. Luego de su rompimiento con Yoongi, le fue inevitable no tomarse un respiro de los chicos; saber que ellos eran tan cercanos a Yoongi, le disgustaba profundamente y sólo quería mantenerlos lejos.

—Creo que podré dejarlo ir cuando pueda entender, cómo pudo olvidar todas las promesas que me hizo. No pasaron ni siquiera cuatro meses y él ya estaba con ella, como si yo no hubiera significado nada. Le entregué todo de mi a esa relación, sé que merecía algo mejor. Lo merezco ¿Verdad, Rosie?

—Claro que sí, Jen. Pero a veces lo mejor no está en las personas que queremos.

A veces lo mejor no está en las personas que queremos.

Creo que Jennie no podía expresar lo mucho que quería ser la indicada para Yoongi. Lo mucho que deseaba estar otra vez en esa posición con él, aunque le costara la dignidad. Estaba en la fase de querer intentar de nuevo las cosas y se moría de ganas por salir de ahí.

Porque esas ganas de volver a un lugar donde ya no la querían y necesitaban, la dejaba por el suelo. Le hacía sentir bajo presión, porque aunque una parte anhelaba dejarlo atrás, la otra seguía pensando que había posibilidades.

—Si hubiese sabido que ella vendría, no estaría aquí.—Susurró.

—¡Rosie!

Antes de que Rosé pudiera decirle algo más a Jennie, se escuchó como Jimin la llamó a lo lejos, señalando algo dentro de la minivan.

—Tranquila, ve.—Le aseguró Jennie, levantando su cabeza.

—¿Segura?

—Segura.—Respondió con una sonrisa que hacía sus ojos más pequeños.

Cuando Rosé dio la espalda para poder ir hasta donde estaba Jimin, la sonrisa de Jennie se fue igual de rápido a como llegó.

Su rostro se tornó serio y soltó un suspiro. Se aferró a la manta, sintiéndose cada vez más fría en medio de la noche.

Habían comido los bocadillos que habían llevado al viaje, pero aquello sólo era frutos rojos, galletas y unos cuantos zumos para beber.

En ese momento, la vida se sentía diferente para Jennie. Como si la atrapará en una posición donde se sentía demasiado vulnerable para enfrentarla.

Se sentía perdida, pero a la vez sabía donde quería estar. El problema era que en ocasiones el camino para llegar a ser aquello que tanto deseaba, se hacía cada vez más largo y no sabía si podría recorrerlo por completo sin sentirse derrotada.

Habían sido meses difíciles; toda la situación del rompimiento la puso en una situación donde no supo muy bien cómo reaccionar, un momento que la puso en un estado de inseguridad que jamás había vivido.

Le sorprendía como la misma persona que la hizo sentir capaz de alcanzar las mismas estrellas, le hizo pensar con sus acciones que no las merecía.

Así como Yoongi la elevó con sus besos, dejó que cayera y se rompiera en pedazos cuando se fue sin explicación alguna.

Recogió su cabello en una cola de caballo desordenada, mientras veía como todos terminaban de organizar los lugares donde dormirán por esa noche. Sonrió, aunque estuvieran en medio de la nada, sus amigos se las arreglaban para mantener ese toque cálido y familiar de siempre 

Sus ojos se deslizaron por el entorno, intentando memorizar cada parte de esa zona ya que hace mucho no iba y quería mantenerlo en su mente por si no volvía.

Pero, su momento se fue empañado cuando de nuevo ellos aparecieron en su campo de visión. Y, se sintió tan estupida. Porque fácilmente pudo haber ignorado la presencia de ambos e incluso su existencia si se le daba la gana.

Y ese era el caso; Jennie lo consideraba automático, se quedaba embelesada viéndolos. Cada vez que aparecían, se sentía observando una película que encuentras en un fin de semana.

Lo más extraño de todo, era como todo lo que ellos hacían se sentía tan familiar para Jennie, tan vivaz y reciente. Como si ella estuviera allí viviendo eso con ellos, como si ella ya hubiera estado en esa posición.

Como si ya hubiera pasado.

Ladeo la cabeza, viendo cómo Wendy le susurra algo a Yoongi, para después soltar una risita con las mejillas sonrojadas. Frunció el ceño intentando descifrar lo que decían, se inclinó un poco al ver que Yoongi le decía algo que tuvo un gran efecto en ella, ya que de inmediato se negó, su rostro tomando un color rojo casi de manzana.

Lo siguiente la dejó helada, Wendy se quitó el saco que traía debajo de la manta, acción que Yoongi imitó, despojandose del suyo; la rubia y el chico pálido, intercambiaron sus sacos.

Cuando Wendy se puso el saco grande y acogedor de Yoongi, Jennie pasó saliva. Y cuando vio a Yoongi con aquel saco mucho más pequeño y ceñido, sintió como si le hubiesen tirado un balde de agua fría encima, más cuando vio cómo el chico se señalaba a sí mismo.

Él apuesto se estaba riendo porque le quedaba pequeño.

Y la razón por la cual Jennie sabía eso, era porque ellos ya lo habían hecho.

Deja vu » yoonnieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora