Epílogo

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Epílogo.

Era real.

No estaba soñando.

El trayecto a la mansión Blight era el mismo.

Los mismos árboles, las mismas piedras, el mismo aroma, las mismas hadas devorando la piel de un snaggleback, la misma hierba al costado del sendero.

Pero todo se sentía diferente.

Porque el escenario que imaginó cientos (tal vez miles) de veces, se había vuelto real.

─...Entonces le pisé la cola a la quimera porque no estaba prestando atención, se enojó y me gruñó, casi me arranca la cabeza, pero me tiene cariño y sé exactamente qué punto rascar para que se calme...─

Luz llevaba hablando sobre su clase de tenencia de bestias desde que salieron de Hexide, y aunque Amity la escuchaba con la suficiente atención para entender lo que estaba diciendo, sus pensamientos se desviaban continuamente a la conexión hecha por sus manos entrelazadas.

Y Amity no podía ser más feliz.

Cada pequeño paso, cada palabra que decía o escuchaba, cada gesto y sonrisa se sentía diferente.

Se sentía mejor.

─... Las quemamoras fueron la clave para...─ Luz pausó su anécdota cuando apartó su rostro del camino y lo volvió a su novia.

La humana se ruborizó y resopló para ocultar una risita.

Amity ladeó la cabeza.

─ ¿De qué te ríes? ─ Preguntó la bruja con una leve sonrisa.

─ ¿Siempre me miras así, o es algo nuevo?

─ ¿Así? ¿Así como?

─ Con ojitos de Blight.

─ ¿Ojitos de Blight?

─ Así los llama Viney cuando Emira la mira así, "ojitos de Blight." ─ Respondió Luz marcando las comillas. ─ Nunca noté que me miraras así.

La cara de la castaña estalló en carmesí e inmediatamente fue cubierta con su mano libre.

¿En que momento había regresado a tener catorce años?

─ ¡Aw, no! ─ Exclamó la humana. ─ No te escondas, es tierno.

─ ¡Luz! ─ Proclamó Amity con una risa nerviosa. ─ ¡Deja de decir esas cosas como si no fuera nada! ¡Me vas a provocar un infarto!

─ ¡Oh no! ─ Rio la humana con teatralidad. ─ ¡Viuda tras apenas un par de horas! ¡Y por mi propia causa! ¿Qué será de mí?

Amity rio con ligereza, notando súbitamente la aparición de la puerta de la mansión frente a ellas.

Ja...

El camino se había sentido más corto de lo usual.

─ Bueno... Llegamos. ─ Declaró Luz con un tono casi decepcionado. ─ ¡Te veo mañana!

La humana dio un paso atrás dispuesta a irse, pero Amity apretó el agarre en su mano.

Y luego se quedó en silencio.

─ ¿Amity? ¿Pasa algo? ─ Preguntó la humana con curiosidad.

Y es que no pasaba nada.

Amity sólo buscaba una excusa creíble para poder pasar un poco más de tiempo con su novia.

─ ¿Amity...? ─ Cuestionó Luz de nuevo tras no recibir respuesta.

─ Ah... Yo... Es que...

Tequila y marfilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora