"..."
"Entonces?"
"..."
"Está bien, te veo en la tarde."
"Yeiiiii <3"
Amity observó su papiro por unos instantes, luego hundió la cara en la almohada y profirió un grito ahogado de frustración.
¿Por qué era tan difícil decirle que no a Luz?
Amity no necesitaba que la humana la viera cansada, adolorida y en pijama, (así no fuera la primera vez que la viera así) tampoco necesitaba que sus hermanos estuvieran sobre ambas haciendo insinuaciones constantes y avergonzándola.
Pero, al mismo tiempo... Amity quería verla.
Pasar tiempo con Luz siempre la hacía sentirse un poco mejor, sin importar que tan mal se sintiera.
Fue Luz quien la convenció de dejar crecer el color natural de su cabello pese a los deseos de su madre.
Asistió con ella a su primera convención de la buena bruja Azura, incluso la convenció de disfrazarse para el evento.
Fue gracias a Luz que ya no sufría de ataques de ansiedad cada vez que recibía una calificación menos que perfecta.
Cuando ella y los gemelos escaparon de la mansión durante la revolución Luz la consoló y la dejó llorar por horas en sus brazos.
Pasaron muchas noches durmiendo la una junto a la otra en la casa búho, aprendiendo, planificando estrategias, y también divirtiéndose.
Se confiaron sus más profundos secretos y sufrimientos, se apoyaron en las derrotas y celebraron juntas las victorias
Cuando sus padres huyeron al perder la guerra, Luz la acompañó a volver a su hogar de la infancia con sus hermanos, invitó a todos sus amigos a hacer una fiesta y remodelar la mansión.
Esa fiesta se volvió uno de los recuerdos más bellos de Amity.
Un tiempo después, llegó el día en el que Luz volvería al mundo humano.
Amity estaba aterrada.
La bruja estaba consciente desde el principio, Luz nunca había dejado de buscar la forma de volver a su mundo, de volver con su madre.
Y siempre había existido la probabilidad de que Luz no regresara.
Entre eso y toda la presión de derrumbar un gobierno corrupto y evitar una invasión a la dimensión humana, Amity decidió que Luz no necesitaba más complicaciones en su vida, y decidió no contarle de sus sentimientos.
Y mantuvo su decisión aun después de que Luz volviera permanentemente a las Islas hirvientes.
Porque, pese a todo, se volvieron cada día más cercanas, acostumbrándose de dormir juntas y estirar el brazo para encontrar el cuerpo de la otra cuando hacía frío, a entrelazar los dedos de sus manos cuando buscaban valor o consuelo, a sentarse en el regazo de la otra para leer un libro del que sólo tenían una copia...
Y la lista podía seguir.
Estaban en un punto medio donde claramente eran más mucho más que las "mejores amigas" que tanto presumían ser... Pero sin llegar a ser amantes.
¿Y cómo podría Amity atreverse a pedirle más a Luz?
¿Cómo arriesgarse a romper el delicado equilibrio de su relación cuando lo que tenían era prácticamente perfecto?
Y es que el riesgo de ser rechazada no significaba simplemente recibir un "sólo te quiero como amiga" y seguir con su vida, sino perder toda la confianza que habían construido.
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Tequila y marfil
RomanceHan pasado cuatro años desde que Luz llegó a las islas hirvientes, y muchas cosas han cambiado, incluyéndola a ella y sus amigos. A Amity le están brotando los colmillos y Luz tiene un remedio infalible para aliviar su dolor.