Habían pasado dos meses. Finalmente anuncian que terminó el conteo de desaparecidos por el chasquido. Caigo derrotada sentándome en el almacén, quizás tenía que hacerme ya a la idea de que no encontraría a mi familia.
Mi jefe entra en el almacén, no quería mostrarme así de vulnerable en delante de él.
— Uno de nuestros clientes me entrego esto, dijo que igual te venía bien.— me muestra una tarjeta, era un grupo de ayuda para los que perdieron a su familia en el chasquido.
El bar entero sabía de mi historia, Charlotte la sin memoria, muchos me han intentado ofrecer todo tipo de ayudas, medicinas... pero esto era nuevo.
— Lo imparte un tal Steve, supongo que será un buen doctor. Al cliente le va bien.— me entrefa la tarjeta y abre la puerta para salir.— Tómate el resto del día libre, lo necesitas.
Aprovecho mi fin de semana de descanso, tomo temprano el primer tren que me lleva a Nueva York, la ciudad se había convertido en principal núcleo de apoyo del chasquido. Incluso veo instalado monumentos con los nombres de todos los desaparecidos, además de sus rostros en las grandes pantallas.
La ciudad aun seguía sufriendo los destrozos, el dolor de tantas familias disueltas. Y yo sin ni siquiera recordar si tenía una, para simplemente poder llorarles. Camino por las calles buscando la dirección, de pronto me detengo, un escalofrío recorre mi cuerpo.
Estoy quieta frente a un restaurante cerrado, es como si me sonara familiar, me asomo al cristal buscando algo familiar, sin éxito pero ¿Significará que yo viví en esta ciudad?
Tomo mi tarjeta de identificación para la charla, me hacen ponérmela en el pecho para que la gente sepa mi nombre. Tras unos minutos al fin nos dejan entrar en la sala, somos unas veinte personas, algunas ya están llorando.
Finalmente un hombre rubio entra en la habitación, se sienta presidiendo el círculo y se presenta como Steve.
— Hola Steve.— saludamos al unísono.
Parecía estar a punto de contar su historia cuando de pronto se detiene a mirarme en silencio, sus ojos se abren sorprendidos. Yo sin comprenderlo agito mi pelo, compruebo no tener nada en la cara e incluso miro detrás mía.
— ¿De verdad te llamas Charlotte?— me pregunta preocupado.
— Si... bueno...— no me deja terminar, se levanta de golpe y sale de la sala.
La gente me mira confusa, yo tampoco comprendía que le ocurría a ese hombre. Sin aguantar más las miradas que me juzgaban salgo para irme de allí.
— No debería haber perdido mi tiempo.
Camino a paso rápido mirando hacía abajo, de pronto alguien choca conmigo. Me disculpo dispuesta a continuar caminando, pero me sostiene.
— ¡Eh! ¡No se toca pervertido!— al fin levanto la mirada, topándome con unos hermosos ojos azules, me miran casi vidriosos.
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Tinkerbell | Pietro Maximoff x OC (Terminada)
ФанфикNo puedes vivir toda tu vida pensando que eres una asesina.