Era nuestro primer año de incognito. Para mi era como vivir un sueño, Peter Smith de puertas para fuera un chico cuyos padres no aprobaban el matrimonio conmigo. Puertas para fuera Pietro Maximoff, mi alma gemela ¿y nuestra historia? Ni en los mejores libros tendría lugar.
Despertar cada mañana abrazada a él... es indescriptible. Como ya era habitual comienza a besarme por la zona de las clavículas que comienza a desperezarme.
— No...— me aferro más a sus brazos, ojala poder algún día pasarme el día entero aferrada a él.
— Tengo que trabajar.— se queja.— ¿No quieres ver a tu cowboy en acción?
Me separo y se pone en pie para bailarme al estilo oeste, tener esa visión de él desnudo hace que no pueda parar de reír.
— Tiene que ser aburrido pasarte los días en casa.— se entristece sentándose al borde de la cama.— Siento no poder hacer otra cosa, no planeo que estemos toda la vida aquí...
— Pietro...— me abrazo a su espalda.— Estamos bien.
Se gira colocando un mechón de mi pelo tras la oreja, aprovecha para contemplar mi cuerpo desnudo. Vuelve su mirada a mis ojos, como si otra cosa le hubiera llamado más la atención.
— Tu rostro a cambiado, ya no tienes pesadillas, con lo cual no tienes ojeras.— sonríe.— Me alegro.
— Te quiero.— no me resisto más y poso un beso en sus labios.— Ahora vístete y a trabajar mi cowboy.
Mientras tomo una ducha, Pietro nos prepara el café. Todo se había convertido en una rutina que llevábamos demasiado bien. Nos da tiempo a desayunar juntos antes de que se vaya, después me pongo a limpiar escuchando música.
— ¡Daniela!
Y como es habitual, y tan puntual como siempre, Dolores saluda por mi ventana a las once para hablar. Lleva a su caniche con la correa, y me suelta algún cotilleo sobre las demás vecinas.
Poco quedaba de aquella Vengadora, ahora simplemente era... Esposa y ama de casa.
Y aunque no mentí a Pietro sobre que estaba bien, es verdad que no estoy hecha para esta vida.
________________________________________
Con el tiempo ascendieron a Pietro, ahora solo debía hacer los paseos de los caballos y llevar al día sus aseos.
Eso implicaba que pasaba más tiempo por casa, y empezamos hacer más vida en común.
Me despierto un día más en esta vida cotidiana, miro por la ventana la gente comenzando a moverse un día más. Escucho a Pietro en la ducha, hoy no era un día cualquiera.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Era ya tan conocida fecha de San Valentín y mi cumpleaños. Ya tenía asimilado que no podríamos hacer nada como el año pasado, este pueblo no tiene mucha tienda de regalos y menos para una fecha así.
Espero a que vuelva de trabajar y proponerle a caso jugar algún juego de mesa cuando de pronto tocan a la puerta.
— ¿Qué haces?— no puedo evitar preguntar entre risas al descubrirle bastante aseado con un ramo de flores.
— He tenido que ir a la ciudad de al lado, y para que no se estropeen he vuelto en bus.— me abrazo a él.— Pero no es lo único...— entra en la casa cerrando la puerta del exterior.— Mira bien el ramo.
Me doy cuenta que en el lazo había escrita una frase. Trago saliva nerviosa, noto como empiezo a temblar nada más leer el comienzo: ¿Quieres casarte conmigo?
Al mirarle de nuevo allí estaba, sosteniendo un anillo. Me abalanzo sobre él haciendo que pierda el equilibrio. Necesitaba soltar tanta felicidad.
— Yo también traje una sorpresa para hoy... pero no creo estar a la altura.— me giro tomando una gran caja.
Al destaparla Pietro ve un montón de cintas de la novela de comedia que solía ver con sus padres y su hermana en Sokovia para aprender el idioma. Recuerdo cuando me contó la historia y llevaba desde entonces buscándolas.
— Se que no será igual, pero imagino algún día verlas contigo, con Wanda... y la espero gran familia que seamos entonces.— vergonzosa repiqueteo mi pie contra el suelo.
Me atrevo a mirarle, veo una lagrima fugaz bajar de su mejilla. Me acerco a él, era la primera vez que le veía derrumbarse.
De pronto siento un fuerte pinchazo en mi cabeza, Pietro me sujeta preocupado. Cierro los ojos, veo a Wanda, es como si estuviese a punto de tocarla, comienza a hablarme. Decido transmitirle a su gemelo todo lo que me va diciendo.
— Es tu hermana... me esta hablando...— me concentro para recibirla.— Dice que Visión lleva unos días raro... Dice que es como si tuviera un mal presentimiento.
— Dile que vamos en camino.— me dice besando mis manos.
— Pero ¿ahora?— me levanto.— ¿Cómo?
Entonces Pietro saca las llaves de una nave las cuales llevan un botón teledirigido. Steve nos las dio en caso de emergencia, al pulsar el botón una nave se dirigiría a nuestra ubicación. De pronto estábamos en acción, me preocupa Wanda, no hubiera intervenido si no fuera importante.
Nos damos prisa en tomar la nave hacía ellos mientras aviso al Capitán, Natasha y Sam.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Escocia.
Preocupación que aumento cuando nos acercábamos a la localización y veíamos naves. Estamos en la estación de metro, decidimos hacer una entrada dividida, veo desde mi posición a un herido Visión, habían dos solo, era fácil si nos repartíamos. Natasha y yo fuimos a por uno de ellos, no eran de este mundo pero luchaban como militares.
Finalmente los acorralamos y acaban huyendo. Abrazo a Wanda descargando toda la adrenalina, hacía tanto tiempo que no la veía. Sus ojos brillan al ver el anillo que luzco en el dedo, tenemos unos minutos de emoción antes de volver a la realidad.
— ¿Puedes ponerte en pie?— le ayudamos al herido Visión.
— ¿Qué es lo que querían?— pregunto confusa.
— No lo se, pero hemos roto el trato de nada de contacto, y nada de ponerse en riesgo.— se queja Natasha.— ¿Ahora qué?
— Hemos visto las noticias, esto no es casualidad. También atacaron Nueva York.— nos informa Wanda.
— Bueno Capi.— Pietro le da un palmada amistosa a Steve en el hombro.— ¿A dónde vamos?
Steve nos mira unos segundos, al fin con una media sonrisa da la orden.