El rumor

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Moroha tenía un lugar especial en el cuál adoraba pasar las horas, un risco que llevaba encima algunos árboles. La vista era sencillamente hermosa, la cascada que daba al río pasaba por allí dejando una vista digna de la admiración de todos los que llegaban hasta el nacimiento de la cascada.
El grupo de exterminadores y el resto de la compañía disfrutaban del mediodía.
Rokuta se encargó de traer la madera necesaria para empezar a cocinar, Riku se comprometió a ayudar en la cocción del almuerzo a lo que todos asintieron con alivio.

Hisui viajó hasta la aldea para traer una olla para la cocina. Tan pronto como llegaron el exterminador le pidió a Kirara que recolectara agua de la cascada, la Nekomata obedientemente tomó la olla llenándola de agua para colocarla encima del montón de leña. Nanasuke encendió la fogata y la cacerola empezó a calentarse.

-Eres muy gentil al ofrecerte a cocinar, Riku- sonrió Towa al lado del siervo de Zero

-No me agradezca, princesa. Con el estómago vacío nadie puede luchar, solo estoy cuidando el apetito de los exterminadores- el joven tomó algunas hierbas que Takechiyo habia llevado en una bolsa que el muchacho le habia pedido traer

-El amo Riku no debería hacer tareas de sirvientes, hay que estarle agradecido- exclamó el Tanuki sentándose en el círculo

-Es verdad, muchas gracias por este amable gesto- agradeció Hisui al lado suyo

Riku habia dominado el arte de cocinar hacia años, ahora hacerlo para simples mortales era algo nuevo. Zero no era una ama sencilla de complacer pero como era su deber el fiel criado aprendió a esperar las órdenes cualquiera sea.
En poco tiempo y con la ayuda de la perla azúl la comida estuvo lista.
De la bolsa del pirata también salieron nueve tazones los cuales entraron dentro de la misma bolsa de tela.

-¡Gracias por la comida!- gritó Moroha abalanzándose sobre el tazón

-Ash, tú no cambias- suspiró Takechiyo dándole un pequeño sorbo a la comida

Riku observó a todos lados notando la ausencia de Setsuna.

-¿Y su hermana, señorita Towa?- preguntó con cortesía el pirata a lo que la peliblanca miró detrás de su espalda

-¡Eh, Setsuna!- llamó la gemela mayor pero Setsuna no le contestó.

Hisui notó que su amiga estaba encima de las ramas de un viejo árbol con los ojos cerrados. Kanemitsu no Tomoe quedó cerca de las raíces, la pelinegra no hizo caso al llamado de Towa.

Hisui lo sabía, ella no haría caso al intento de su gemela. Al final, Riku no era uno de sus allegados más anhelados.
El asunto del hechizo también la perturbaba, para no lucir como una niña enamorada y no quedar en ridículo fue que la exterminadora se subió al árbol con la esperanza de quedarse allí durante el transcurso del almuerzo

-No bajará de ahí- aseguró el hijo de Sango negando con la cabeza

-Que lástima, esperaba a que todos disfrutaran del almuerzo pero si es así- el pirata se concentro en el vapor de la olla ignorando a la cazadora

-Tengo una idea- habló el maestro del Hiraikotsu

Setsuna era una chica solitaria, aún en el tiempo en el cual vivió con los demás mitad demonio se comportaba reservada, en la única en la que solía confiar era en la señorita Shiori.
Luego llegó hasta Kaede donde los asuntos del hombre se transformaron en cosas parecidas a las que hacían los demonios.
Bandidos robando a los pobres, sobrepasando el derecho de la vida, quitándosela a aquellos que consideraban débiles, sencillamente le repugnó la manera en la que vivían los humanos puros.

El hechizo tardío. [Setsui - Hisui x Setsuna] (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora