Towa y Moroha encontraron a Koisuro, a pesar de sus múltiples ataques el demonio del pantano supo esquivarlos con simpleza.
Moroha se hartó de usar sus flechas para luchar con la Kurikaramaru entre golpes al viento, dragones carmesí e intentos de algún golpe certero.
Towa disparaba con su Kukijuji sus golpes de energía pero el lagarto sabia evadirlos con la espada encantada que llevaba consigo.
Algo había cambiado en él, no fue hasta que Moroha saltó esquivando el filo maldito de la espada que logró ver la extremidad de hielo que portaba, un punto débil según el raciocinio de la hija de Kagome.—¡Malditas niñas!— gritó el demonio dejando escapar miasma oscura de su boca afilada. La cueva se llenó de un humo que olía mal realmente obligando a las primas a esconderse detrás de una roca.
—¿Que haremos ahora?— tosió Towa cubriéndose la nariz con el brazo
—¿Ya has visto? Tiene una nueva mano de hielo.— le contestó Moroha apretando su nariz con sus dedos
—¿Eso como nos ayudará a vencerlo?— renegó la peliblanca confundida
—Si lo distraes y logras cortarle la mano podré usar una flecha exorcista.— gruñó la cuarto demonio alistando el arco
—Haré lo que pueda.— terminó por decir la gemela mayor saliendo de nuevo a la batalla
Koisuro la atacó con otro golpe de energía oscura pero Towa lo esquivó manipulando el filo de su katana para cercenarle la mano de hielo al lagarto demonio, quizá no lo logró pero vaya que el demonio se enfadó.
—¡Tempestad!— le ordenó a su espada que reaccionó lanzando una bola de energía negra
La peliblanca casi lo recibe a no ser por la flecha de Moroha que disolvió la bola de energía
—¿Qué?— exclamó Koisuro mirando a Moroha sosteniendo aún el arco
—Lamento decirte que aquí llegó el final de tus fechorías, lagarto pervertido.— la hija de Inuyasha tomó otra de sus flechas para llevarla tan lejos como su fuerza se lo permitía para lanzarla con un sonido que quebraba el viento, una onda rosácea envolvió la longitud de la flecha que impacto con suma violencia al cuerpo del demonio del pantano.
Con un grito desgarrador el cuerpo de Koisuro Tokage se fue disolviendo en una fina capa de cenizas negras hasta que lo único que quedó fueron el elegante kimono de seda marcado por el golpe de la flecha exorcista y la espada maldita que no muchos sabrían manejar.—¡Moroha! Lo hiciste, tus poderes espirituales son impresionantes.— la elogió Towa acercándose a ella
—Aunque así fuera... ¡La cabeza desapareció!— lloriqueó la cuatro demonio apretando los puños
—Ay Moroha... ¿Creés que deberíamos ir y ayudar a Setsuna?— dudó la ojirosa mirando la pared del túnel
—No, Setsuna lo tiene bajo control además se trata de Hisui, no quiero entrometerme en sus sentimientos.— susurró la pelinegra antes de volver a lloriquear —¿Quién compraría seda agujereada o una espada maldita? ¡Maldición!— volvió a llorar la niña
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Setsuna aún no comprendía el cuerpo de Kori, a pesar de los múltiples cortes esta no moría.
Su sangre equivalente a chorros helados surgían de las heridas que le provenían los ataques de la exterminadora.
Su corazón, debía hallarlo antes de que ella la alcanzara.
¿Dónde había escondido a Hisui?
Setsuna dio un salto antes de ser alcanzada por las garras de la demonesa que en este punto la perseguía sin importarle chocar contra las paredes de la guarida.
Como una bestia Kori no Shinzo la cazaba por el puro odio de sentir su corazón palpitar, Setsuna se quedaba sin opciones.
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El hechizo tardío. [Setsui - Hisui x Setsuna] (Terminada)
FanfictionUn demonio aplica un hechizo en Setsuna y las cosas se salen de control. La poción no era exactamente para noquearla...