Capítulo-11 Parte 3/3

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No se olviden de dar estrellita y comentar 🤗💜.

—¿A donde iremos ahora?. -Pregunta la corredora mientras veía al chico que se encontraba caminando nuevamente junto a ella.

—Ahora iremos a comer a un buen restaurante. -Admite mientras se disponía a mirar al frente. Sonriendo con ligereza.

—Esta bien. Pero pagaremos mitad y mitad. -Advierte, señalando al contrario con su dedo índice.

—Me niego. -El capitán de los Lobos agita su cabeza de un lado a otro, negándose completamente a la "orden" de la chica.

—Que si ayudaré a pagar, maldito imbécil. -Dijo a la vez que frunció el ceño y le dió un golpe algo fuerte cerca del hombro.

—Primero; Auch. Segundo; No. -El chico enumeró con sus dedos mientras miraba fijamente al frente y veía de reojo a la corredora. — ¡Oh!. Y tercero; No me pegues que soy sensible. -Bromeo mientras colocaba una mueca de dolor excesivamente dramática, exagerada y claramente fingida.

¡Ay si!. ¡Tremendo embustero!. Su abuelo finje muchísimo mejor las expresiones de dolor. Tal vez, sea para que la abuela de los Rollins le de más galletas a él que a los hermanos. ¡A ese hombre le desagrada compartir las galletas que prepara su esposa!. Y la abuela como cree en sus expresiones de dolor fingido, le da todas las galletas a él y hace que sus "adorados" nietos, coman unas muy malditas y feas cebollas de un pestilente olor. ¡Al menos sean bondadosos y denle unos caramelos de esos que le dan los abuelos a los nietos!. Ellos tienen de esos caramelos, pero se los dan a Jennie en vez de a ellos. ¡Se suponía que su abuelo odiaba los perros!. Los consideraba unas "ratas peludas y pulgosas". Y ahora Jennie más bien parece que heredará todo lo de sus abuelos.

Retomando el tema. ¡Que cara tan falsa!.

—Bien, si así lo quieres. ¿Donde es que queda ese restaurante?. -La chica pregunta con inocencia, mirando con ojos expectantes al chico junto a él.

—A unas 5 cuadras de aquí. Es bastante cerca de aquí. Ya llegaremos, tranquila. -Admitio el capitán, mirando a los hermosos ojos de la chica, sintiendo ternura por su expresión, sin tener en cuenta del supuesto plan malvado que la chica tenía entre manos.

Pues, en cuanto el chico menos se lo espero, la chica empezó a caminar con un paso algo más apurado para luego de estar a una distancia algo alejada del chico, gritar en un tono audible:

—¡El que llegue primero paga!. -La chica corrió, corrió, y siguió corriendo. Creyendo que el capitán la seguía, nunca se dió la vuelta para verificarlo.

Al ya haber llegado al restaurante se detuvo en seco y colocó las palmas de sus manos en sus rodillas, respirando con calma.

—Uf, hasta que llegas, Rebeca. -Hablo un voz, muy conocida por la corredora, la cual la hace reincorporarse al instante.

—¡¿Como mierda llegaste antes?!. ¡Tú estabas detrás de mí!. -Reclama la corredora, viendo al chico con exaltación y sorpresa.

—¿Tú te fijaste si iba detrás de ti?. -Pregunta con burla, cruzándose de brazos, y alzando una ceja en dirección a la chica. —No, ¿verdad?. No puedes probar nada, Rebequita.

—Pero es imposible, yo no te ví pasarme.

—Nada es imposible en esta vida..

El capitán entra en el restaurante seguido por la corredora y empiezan a caminar hacia una mesa cualquiera.

                                     ........

Ya serían como eso de las 5:30 de la tarde.

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