El verdadero amor de Sherlock Holmes (BBC)

La sartén es la mejor arma contra ladrones

“SUICIDE OF A FAKE GENIOUS”

Títulos como ese inundaban los periódicos.

Había llegado a Baker Street como había dicho, a la hora de la cena. Eran las 7pm y yo estaba parada en la lluvia, sin la capacidad de poder tocar el timbre del 221b. Lloraba parada frente a la puerta. Seguro agarraría un resfriado, pero ya no importa. Sherlock había muerto y no podía dejar de pensar en las últimas palabras que le dije, de desprecio. Nunca pensé que fueran a ser las últimas. Nunca le respondí los mensajes, nunca lo llamé de vuelta, nunca di ninguna señal. El murió pensando que yo no lo quería, que solo había sido una ilusión. Pero no era así, para nada.

-¿Pamela?

La Sra. Hudson estaba frente a mí, con un mantel en las manos y me miraba con preocupación. Yo solo pude ir y abrazarla. Ella me murmuarba palabras de consuelo, pero no eran suficientes, nunca nada sería suficiente.

-Sabía que volverías-me dijo ayudándome a entrar-. Tu apartamento aún es tuyo-luego de acompañarme arriba, agregó-. Creo que John te espera.

-Me di una ducha con agua caliente y me vestí con lo primero que encontré: Una polera gris, un buzo negro y pantuflas. Fui al departamento de John y…de John.

-Pamela-me dijo al verme.

Me tragué las lágrimas. No podía verme llorar, porque si lo hacía, él  también se derrumbaría. Su mejor amigo había muerto. Debía de ser fuerte por ambos.

-John-lo saludé y lo abracé muy fuerte.

-¿Quieres comer algo?-me preguntó.

-Estaría bien-le dije y forcé una sonrisa. Mis pies me guiaron a un sillón y me tiré en él.

Cuando John volvió, tenía dos tazas de té- Luego de dejarlas en una mesita entre ambos regresó con un par de sándwiches.

Me dedicó una débil sonrisa-. Te has sentado en su sillón.

Demonios.

El nudo en mi garganta aumentó. Dejé la taza de té a un lado y hundí mi cara en mis manos. Inconscientemente me había sentado en su sillón, sin si quiera pensarlo.

Tomé un par de profundos respiros-. No…no lo sabía.

Después de eso, comimos y bebimos en silencio. Cuando terminamos simplemente nos quedamos así, hasta que tuve sueño y diciendo un simple “buenas noches” me fui a mi departamento. Esa noche no lloré solo un poco, lloré hasta quedarme dormida. No estoy segura si soñé algo, pero recuerdo sentirme miserable. Me desperté a eso de las 5AM. El velorio no era hasta dentro de 5 horas, pero igual no pude dormir. Traté de leer algo, pero no me concentraba, ver televisión plagada de “Sherlock Holmes se suicidó”, “Sherlock Holmes, falso detective, termina sus días”, “Sherlock”, “Sherlock” y más “Sherlock”. Al final, decidí salir a dar una vuelta. Desayuné en un café y me fui a sentar en un parque. Regresé a Baker Street a las 7:30AM.

De algún modo, llegó la hora del velorio y yo estaba con mi vestido negro en el taxi junto a John y la Sra. Hudson, quien agarraba un ramo de flores. El evento fue muy rápido y sencillo. No vi a los padres de Sherlock, lo cual me pareció muy raro. Cuando todos ya se habían ido, mientras John y la Sra. Hudson se paraban frente a la lápida de Sherlock, yo me senté en una piedra. Quería despedirme de él sola, así que esperé.

-Yo… estaré en la entrada-me dijo John.

Me paré, asentí y lo abracé. Luego camine hacia la lápida.

Las palabras no salían de mi boca, el nudo en mi garganta era tan grande que no me dejaba. Sentía escalofríos al estar allí, parada literalmente sobre él. Me puse en cuclillas, después volví a pararme, caminé en círculos. Buscaba las palabras. Finalmente decidí solo decir lo que sentía.