Capítulo 14

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"Mientras el público dice que la votación va a estar muy reñida, los parlamentarios ya están entrando al Parlamento para las votaciones de esta noche. Devolvemos las..."

-Demonios-solté y me levanté del sillón. Había vuelto a mi departamento, Luke se había tomado el día libre ya que el día de ayer había trabajado doble turno.

-¿Qué sucede?-me preguntó, extrañado.

Estaba recogiendo mi abrigo y las llaves, junto a mi celular en mi bolsillo y billetera.

-Debo irme, Luke.

-Pero tengo el día lib...

-Lo lamento, cariño-le dije apenada y corrí a darle un corto beso en los labios. Al segundo siguiente ya estaba en la puerta-. Me he olvidado de hacer algo. No tardaré.

Dicho eso, salí del departamento y corrí a la calle. Estúpidas ansias de aventura. Tomé un taxi y me dirigí a la estación de trenes en la que sabía que Sherlock estaba. Se habían ido para allá hace menos de diez minutos, y si no me equivocaba, el atajo que le di al taxista me haría llegar justo a tiempo y no perderlos.

Sabía que no me necesitarían tanto. Mis habilidades habían estado en desuso. No sería de mucha ayuda, pero, por alguna razón, sabía que era lo correcto, que debería de ir.

Le di el dinero al taxista y bajé corriendo. Doblé un par de esquinas y vi a Sherlock entrar por unas rejillas. Ilegal, pensé. También me reí de mi misma. Tú has hecho muchas más cosas ilegales, Pamela. Y mucho peores.

Él estaba a punto de cerrar la rejilla cuando interpuse mi pie. Sherlock levantó la vista, confundido.

-¿Me extrañaste?-le pregunté con un ladeo de cabeza y una sonrisa burlona.

Sherlock se dio la vuelta, dejándome pasar primero, pero pude ver que había rodado los ojos y sonreído.

-Hola John-lo saludé desde detrás.

Se sobresaltó-. ¿Tú cuando llegaste?

-Me aparecí-le dije sonriente, agarrando la linterna y caminando atrás de él. Sherlock iba adelante.

Vi que John revisaba su celular.

-¿Qué haces?-preguntó Sherlock.

-Nada-respondió John.

Me aguanté un comentario sarcástico.

Estábamos caminando en fila por una especie de túnel totalmente oscuro salvo por nuestras linternas. Luego llegamos a unas escaleras en caracol anchas que bajaban aún más en la oscuridad. Que divertido. Aún mejor, tuvimos que bajar unas escaleras en vertical, por lo que tuvimos que voltearnos para lograr llegar abajo. John me miró y luego Sherlock. Me dejaron espacio. Rodé los ojos. Las damas primero, o como sea. Así que bajé primero.

Al final terminamos llegando a otro túnel que desembocó en los rieles de una estación abandonada. No había nada a la derecha más que oscuridad, pero tampoco veíamos nada a la izquierda. No había nada, contrario de lo habíamos pensado.

-No lo entiendo -dijo Sherlock.

-Por algo se empieza-dijo John.

-Pero no puede estar en otro sitio-dije algo exasperada.

En eso, Sherlock se sumió en total concentración y directo a su Mind Palace.

-Woha-exclamó de repente.

-¿Qué?-le pregunté.

Él no respondió, si no que saltó a los rieles.

-Espera, Sherlock-lo interrumpió John.

El verdadero amor de Sherlock Holmes (BBC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora