Pasado - Parte II

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Levi Ackerman, con veintitrés años y recién egresado de la academia de policía, acababa de terminar su turno en la estación de aquel pueblo, y se dirigía a casa como habitualmente hacía. Hasta que se encontró con aquella escena, la cual le pareció sumamente extraña, ya que la familia Jaeger no se caracterizaba por generar controversias o llamar la atención con gritos.

Y claro estaba, Levi había sido capaz de escuchar los gritos desesperados de Eren, y no tardó en acudir pensando que se trataba de alguna escena de robo. Hasta que abrió la puerta y llamaradas lo expulsaron lejos, volando por los aires unos metros más allá. De inmediato pidió ayuda y refuerzos de los bomberos, quitándose la chaqueta que se estaba incendiando para luego amarrarse un pañuelo alrededor de la cabeza y luego disponerse a ingresar a aquella casa.

Había gente con vida allí dentro, y era su deber rescatarla.

Era así como había llegado y se había encontrado con aquella escena. No tardó en tomar a Mikasa y a Eren del suelo, sujetándolos por la cintura y levantándolos del suelo para correr por el pasillo lo más rápido que pudo con una carga extra.

Las llamas estaban devorando casi todo el primer piso, y no fue capaz de vislumbrar nada con la cantidad de humo espeso que invadía el lugar, por lo que simplemente se enfocó en salir y correr a la puerta principal. Sin importar cuánto se retorcieran los mocosos, no los soltó en ningún momento, y solo reforzó el agarre cuando las llamas lo hicieron retroceder y buscar otro camino, el cual no tardó en encontrar, tosiendo y sintiendo los pulmones colapsar por todo el humo inhalado.

Aun así, el oficial de policía no se detuvo hasta que fue capaz de llegar a la salida y dejar a los niños en el suelo donde más personas se arremolinaron a ayudar.

– ¡Mamá! ¡Papá! –. Los gritos incesantes de Eren, junto con los intentos de volver a ingresar a la casa, hicieron dudar a Levi, quien se acercó al muchacho y lo sostuvo con firmeza.

– Muchacho ¿Había alguien más en la casa?

– M-Mi madre y mi padre... Estaba en la cocina...–. Refiriéndose a su madre. Eren solo podía mirar la casa en llamas que comenzaba a consumirse; los vidrios explotaron una vez el fuego alcanzó las ventanas y de pronto Levi supo que tenía que volver allí.

Era joven. Su innegable sentido de salvar a las personas y hacer justicia estaba todavía latente. Por lo que ni siquiera dudó en entrar de nuevo a la casa, cubriéndose la cabeza para no quemarse y corriendo por donde las vigas comenzaban a caerse, encontrando rápidamente un cuerpo en el suelo.

No pudo hacer nada más que cargarlo y correr con el cuerpo a la puerta principal, hasta que por la esquina de su visión, vio otro cuerpo más, estirado en el suelo junto a la ventana. Su determinación flaqueó. ¿Cómo podría llevar dos cuerpos adultos? Era apenas un ser humano, por no destacar su contextura aún medianamente formada.

De alguna forma, no dudó mucho más y se las ingenió para acarrear ambos cuerpos, uno en su espalda y el otro con sus brazos, sacando una fuerza sobrehumana que no sabía que poseía, pero la atribuía al golpe adrenalínico de la situación.

Y con mucho esfuerzo e intentando ser lo más rápido posible dadas las circunstancias, al fin alcanzó la puerta y la salida. Llevando los cuerpos que pertenecían a los padres del muchacho, quien ahora reconocía como el único hijo de los Jaeger, Eren.

Se dejó caer en el suelo a un costado, tosiendo y respirando de forma entrecortada, sintiendo los ojos completamente irritados por el humo, ni qué decir de la garganta, sentía que cada respiración le cortaba la misma en miles de pedazos.

Eren por otro lado, se abalanzó a los cuerpos de sus padres, y buscó algún indicio de signos vitales, pero fue inútil. Ya estaban muertos. Y eso se sabía al encontrar unas profundas heridas en el tórax de ambos. La sangre llenó sus manos y su cuerpo tembló sin control. Su mirada se nubló con el odio y con un grito lleno de todas sus emociones contenidas y temidas hasta ese momento, se abalanzó contra Mikasa quien lo miraba todavía sentada en el suelo, con una expresión tan tranquila que desequilibró al muchacho.

Levi, quien acababa de recobrar algo de sus sentidos, abrió los ojos y se lanzó a detener a Eren una vez lo vio a punto de asestar golpes a la muchacha que estaba con él. Lo abrazó por la espalda para inmovilizarlo y se quedó así con él, sintiendo su cuerpo temblar, seguido de los espasmos por las lágrimas y el llanto desgarrador.

El oficial no necesitó de explicaciones, puesto que ató los cabos sueltos y descubrió la verdad de inmediato. Le dio una larga y fría mirada a Mikasa, quien a pesar de percatarse de ello, hizo como si nada sucediera y se marchó luego de acercarse a Eren y musitar unas palabras que Levi no alcanzó a escuchar, pero a juzgar por la tensión en los músculos del menor, supo que no era algo bueno.

– Huye ahora, Eren, porque no te daré otra oportunidad para escapar de mí. La próxima vez que te encuentre, serás mío por completo –.

Eren en ese momento, siendo sostenido por unos brazos extrañamente familiares, se desmayó de un momento a otro por el cúmulo de emociones que sobrepasaron su límite aquel día.

El día en que nunca más volvería a ver sus padres y su vida estaría completamente condenada a vivir huyendo.

Captive 「RiRen ◦ EreRi」› Shingeki no Kyojin ‹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora