Presentimiento

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Levi cumplió con su rutina diaria de dirigirse a cada intersección que encontraba a las afueras de la ciudad, descartando alguna en el momento en que no encontraba ninguna pista de Eren o Mikasa. Se preocupaba en demasía con cada día que transcurría, y eso se debía a que sentía que estaba contra el tiempo.

Por las noches, cuando debía descansar, se quedaba sentado en la oscuridad, imaginando escenarios de lo que podría suceder con aquel caso, y se sentía intranquilo por el hecho de conocer a la víctima.

Generalmente al abordar un caso, realizaba las mismas rutinas exhaustivas, revisando los detalles una y otra vez, obsesionándose con ello hasta el punto que se olvidaba de dormir, incluso los escenarios que creaba en su mente eran sumamente variados y le ayudaban a vislumbrar los posibles resultados. Se preparaba con antelación.

Pero en ninguno de sus casos anteriores había compartido un pasado con la víctima como lo hacía con Eren. Y eso le preocupaba, porque sentía que tenía el deber y la necesidad de rescatarlo nuevamente.

El detective temía que de no ser posible lograr aquella necesidad, conllevaría consecuencias desastrosas a su carrera. Lo sabía, porque nunca se dejaba involucrar tanto con las emociones como lo estaba haciendo en ese momento.

Sacudiendo la cabeza para eliminar aquellos pensamientos, se bajó del vehículo y tomó el arma para guardarla en el arnés en caso de ser necesaria. Acto seguido cerró la puerta y comenzó a caminar por el camino marcado entre los árboles, notando pasos más frescos.

Se puso a la defensiva, caminando con cuidado y sin hacer ruidos cuando escuchó un par de crujidos a lo lejos, junto a una cabaña abandonada. En guardia, se acercó a la fuente del sonido, conteniendo la respiración, deteniéndose en la puerta para descubrir que se trataba de una ardilla, la cual corrió y trepó por un árbol a velocidad luz.

Frunciendo el ceño ante la forma en que había reaccionado a solo un sonido, se relajó un poco y siguió caminando un par de metros más dentro de aquel bosque, viendo varias casas habitadas, lo cual fue de bastante ayuda para hacer un rápido interrogatorio.

– Buenos días, soy el detective Ackerman, estoy investigando una desaparición –. Luego de mostrar su placa, rebuscó entre los bolsillos para tomar la foto de Eren y mostrarla a la mujer que le había recibido en la primera casa–. ¿Conoce a esta persona? Lleva desaparecida más de un mes.

– No lo conozco, lo siento –. Le devolvió la foto con una expresión de disculpa.

– ¿Y a esta mujer? ¿La ha visto? –. Al extender la foto de Mikasa, Levi observó cierto deje de sorpresa en la expresión de la mujer, por lo que de inmediato supo que al fin podría tener una pista, estaba ansioso de saber más información.

– Vaya... Sí... –. La mujer lo miró con confusión y se rio de forma nerviosa mientras alternaba entre la foto y el rostro del detective–. ¿Qué tiene que ver ella en esto?

– ¿La conoce? –. Levi intentó disimular el tono impaciente al ver que la mujer no respondía la pregunta principal, haciéndole perder valiosos minutos en la vida de alguien más, Eren podría estar corriendo peligro en ese momento.

– Sí, ella es la muchacha que llegó a vivir hace un tiempo a la bodega abandonada. No lo entiendo ¿Hizo algo malo?

– Señora, por favor dígame toda la información que sepa, es de suma importancia que no oculte ningún detalle.

– Vive allí, un par de metros más adelante, por el mismo camino. Hay una bodega abandonada, ella dijo que había comprado la propiedad y estaría unos días haciendo remodelaciones –. La mujer se llevó una mano a la boca mientras negaba con la cabeza. Sus ojos se abrieron con espanto contenido mientras miraba al detective–. Un muchacho. Recuerdo a un muchacho que venía con ella en el vehículo pero creí que era su hermano. Mencionó que vendría con su familiar por un tiempo.

– ¿Cuándo fue la última vez que la vio?

– Fue... Esta mañana. Vino a pedirme prestado un tanque de gas porque dijo que se había quedado corta para cocinar...

– Muchas gracias por la información, por favor vuelva dentro y espere a más indicaciones, de momento se desconoce qué tan peligrosa pueda ser la situación, así que de verdad, no salga de casa –.

Levi comenzó a sentir una ligera capa de sudor cubrir su rostro, sumado a palpitaciones nerviosas por la información revelada. Después de todo su arduo trabajo, había logrado dar con el paradero de Eren, y si Mikasa había sido vista aquella mañana, significaba que él seguía con vida. Aquella era la chispa de esperanza a la que se había aferrado en todo ese tiempo.

Pero tenía un mal presentimiento.

Comenzó a encaminarse hacia el lugar que le había indicado la testigo, tomando su teléfono para llamar a la central y pedir refuerzos en caso de que fuera necesario, nunca se sabía lo que podría suceder, iba preparado para lo peor.

– Necesito que envíen una unidad a la salida sur de la ciudad, en el quinto desvío. Encontraran mi vehículo a la entrada, pueden ingresar todo el camino hasta que se encuentren con una bodega abandonada a pocos metros de una cas... –.

Ciertamente el detective iba a preparado para lo peor. Había tenido infinidad de noches en vela para prepararse. Había trazado miles de escenarios en su mente, y en la mayoría de ellos el fuego era el principal protagonista...

Pero en ese momento, cuando el sonido de la explosión le interrumpió para dejarle completamente helado en su lugar, su corazón pareció detenerse por varios segundos antes de procesar la información, paralizado en el desenlace que se estaba llevando a cabo.

Ni siquiera sus piernas reaccionaban. No había forma de que pudiera avanzar cuando su estómago había dado un giro al retorcerse, sabía que había llegado demasiado tarde de alguna forma.

El peor resultado que podía obtener, el peor de sus miedos. Se había vuelto realidad.

***

Eren, quien estuvo a punto de quedar inconsciente luego de robar las llaves del bolsillo de Mikasa, se había arrastrado unos metros en dirección a la puerta, hasta que logró levantarse y caminar de forma vaga.

Sentía todo el cuerpo adormecido y estaba luchando tan duro para no ceder ni caer inconsciente, que realmente las lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas debido al esfuerzo y el miedo. No quería morir.

– No quiero morir. Por favor –. Sollozó estando a tan pocos metros de su libertad.

Extendió una mano para alcanzar la puerta, pero cayó de bruces al suelo, respirando agitado, sintiendo la desesperación a flor de piel, forzándose a seguir adelante aunque fuera lo último que hiciera.

No quería darse por vencido.

Con mucho esfuerzo, alcanzó la puerta y se apoyó en ella para incorporarse poco a poco, haciendo acopio de los últimos vestigios de su fuerza. Su cuerpo tembloroso y su visión borrosa le llevaron a fallar en todos los intentos de insertar la llave en la ranura de la puerta para abrirla.

Comenzó a toser y sentir el sabor de su propia sangre en la boca, y dedicó sus últimos pensamientos a la idea de conocer a alguien que le haría olvidar todo el tormento que estaba viviendo, tal vez en otra vida.

A punto de rendirse, dio su último intento al abrir la puerta, y con una suerte que creía no disponer a esas alturas, logró abrirla. Cerrando los ojos ante la luz cegadora del día, inhalando aire puro de inmediato, como si hubiera estado en las profundidades de un océano, luchando por respirar e impulsarse a la superficie.

Gateó por el suelo y siguió tosiendo el gas tóxico que había inhalado por tantos minutos. Miró al suelo y descubrió la tierra que poco a poco se había más visible, pero aún no podía ver con claridad. Lo que sí sabía era que debía volver por Mikasa.

No podía dejarla en ese lugar.

Podía odiarla pero jamás había deseado su muerte.

Y esa fue la razón por la que Eren se levantó, a pesar de que seguía tan débil como en un inicio. Pero ni siquiera alcanzó a dar un paso dentro del lugar cuando explotó en frente de su rostro y lo arrojó varios metros por los aires, cayendo completamente inconsciente y apenas respirando.

Captive 「RiRen ◦ EreRi」› Shingeki no Kyojin ‹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora