Desastre

37 6 5
                                    

– Desnúdate de nuevo, ahora estoy preparado.

Eren terminó de comer y se limpió los labios mientras miraba fijamente al mayor, cruzando las manos frente a sus labios para deleitarse con la forma en que Levi se atoró con la cucharada de sopa que se había llevado a la boca. El mayor se limpió la boca con pulcritud y enarcó una ceja, ocultando una sonrisa tras la servilleta mientras le mantenía la mirada al menor.

– Veo que estás más confiado ahora.

– Para realizar la tarea que me diste, necesito verte de nuevo.

– ¿Acaso no me devoraste con la mirada apenas me viste?

– Aun así.

– ¿Qué quieres ver?

– ¡¿Entonces sí lo harás?! – Eren casi se cayó de la silla mientras se tambaleaba adelante y atrás en la misma, los ojos casi se le salieron de las cuencas por la sorpresa.

– No, pero me interesa saber en qué estás pensando.

– Las correas... – Soltó en un murmullo, recomponiéndose en la silla y aterrizando las cuatro patas de la misma en el suelo para no volver a llevarse una sorpresa que le hiciera caer una próxima vez – Tienes marcas en la espalda ¿Es por el arnés que utilizas?

– Huh... – La mirada del pelinegro centelleó con genuino interés, ligeramente desconcertado y una pizca sorprendido por aquella pregunta – Ya sabes la respuesta.

– Pero me inquieta ligeramente... ¿Cómo es que se marca de esa forma?

– Casi ocho años usándolo – Se encogió de hombros restándole interés – Debes ajustarlo bien o corres peligro en una persecución.

El castaño asintió comprendiendo de inmediato la referencia. Comenzó a mordisquearse el labio inferior y su mirada se perdió en el frente de la camiseta que llevaba Levi. Quería contemplar nuevamente aquellas marcas, le daban un aspecto tan... Imponente, de alguna forma parecía que aún sin un uniforme, su profesión estaba grabada a fuego en su piel.

– Entonces ¿Te gusto?

Levi frunció el ceño ante lo repentino de aquella pregunta, entornando los ojos ligeramente para luego dejarlo y simplemente suspirar. Eren siempre era demasiado impredecible cuando conversaba, Ackerman había notado que el menor simplemente soltaba lo que pasaba por su mente cuando tomaba confianza, y era claro que hace tiempo le tenía la confianza suficiente como para actuar de ese modo.

– Sí, me gustas – Suspiró el pelinegro, ya no le veía caso a negarlo ni seguir conteniendo aquellas palabras. Derrotado, su corazón se saltó un latido ante la revelación que hizo, mordiéndose inconscientemente el labio inferior a la espera de la reacción adversa.

Jaeger bajó la mirada apenado, ya se esperaba la negativa del mayor, por lo que a pesar de que sintió un leve dolor en el pecho, suspiró y volvió a mirar a Levi con una sonrisa entristecida, fue entonces que se encontró con la mirada desconcertada del mayor y su tic nervioso en el labio, lo cual le hizo fruncir el ceño.

"Sí, me gustas", volvió a reproducir las palabras dichas por el contrario, una y otra vez como si de un disco rayado se tratase, hasta que al fin fue capaz de dar cuenta en el significado de aquellas tres simples palabras.

Su corazón comenzó a latir erráticamente, como si le estuviera haciendo una competencia a sus pensamientos que trabajaban a mil por minuto. Poco a poco, una sonrisa fue abriéndose paso en sus facciones, el proceso de aquella expresión fue lento, y pareció que un capullo de flor estaba abriéndose lentamente a los rayos del sol, hasta que finalizó en una gran sonrisa de felicidad.

Captive 「RiRen ◦ EreRi」› Shingeki no Kyojin ‹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora