En el presente...
Un grito ahogado salió desde el fondo de su garganta, como si sus cuerdas vocales se hubieran cortado y no pudieran emitir más que sonidos indescriptibles. Un brazo extendido hacia el techo y un rostro lleno de líneas expresivas que formaban su sentimiento desesperado.
Había soñado con el fatídico hecho que se había situado diez años atrás. El origen de todas sus penurias y traumas.
Era cierto que no muchas veces se había encontrado rememorando el pasado. De hecho, su mecanismo de defensa había sido reprimir todo y forzarse a olvidarlo, por lo que aquel sueño se sintió tan real como si casi lo hubiera estado viviendo por segunda vez.
Se tuvo que girar en la cama para vomitar a un costado. Todavía sentía el estómago hecho un desastre, y sus emociones estaban a flor de piel. Inevitablemente frunció el ceño al sentir su garganta arder. Intentó musitar algo pero solo salió un gruñido, puesto que seguía sin poder emitir algo más que sonidos inconexos.
Volvió a recostarse y suspiró, completamente derrotado en su lugar. No sabía qué día era, pero sí era consciente de que con cada descanso que tomaba para dormir, despertaba un poco más débil de voluntad, con menos resistencia y más docilidad a su destino inevitable.
Cualquiera que lo viera en ese momento, no reconocería aquella mirada muerta en sus ojos. Sentía que habían pasado meses desde la última vez que había visto la luz del sol o que había interactuado con una persona cuerda. Se sentía al borde de la locura, y aquel pensamiento que le había parecido un disparate la primera vez, ahora le parecía muy adecuado.
La locura se contagiaba.
Mikasa le había contagiado su locura, y ahora la sentía crecer en sus entrañas, contaminando con sus raíces cada parte de su ser, hasta colarse a su mente.
El sonido de pasos le hizo mirar a la puerta, acomodándose para ver a la misma con indiferencia. Cuando la mayor apareció en su campo de visión, la saludó asintiendo una vez y luego estiró la mano para recibir la comida que le iba a dejar. Se sentó en la cama y tomó los cubiertos para comenzar a comer sin prisa alguna, siendo objeto de observación por parte de la contraria.
Aquello ya era una rutina.
Había olvidado cuándo dejó de resistirse, pero sí sabía que una vez lo hizo, Mikasa comenzó a llevarle mejores comidas y comenzó a ser más gentil. Casi como en antaño. Casi. De no ser por el hecho de que seguía actuando de formas extrañas, queriendo intoxicarlo con su veneno en forma de palabras, manteniéndolo cautivo en aquella cárcel de su presencia.
– Parece que hoy es el día –. Murmuró la muchacha extendiendo una mano hacia los mechones más largos en la frente de Eren–. Te has portado bien.
– No soy un perro –. Le dio una fría mirada y siguió comiendo con el cubierto de plástico, disfrutando de lo único que contenía color en aquel lugar tan monótono. Habría olvidado cómo se veían los colores de no ser por las comidas que recibía, siempre dotadas de muchos vibrantes sabores y vivos colores.
– Pero eres mi mascota. Te alimento, te doy un lugar donde dormir, te baño y te visto –. La sonrisa en su voz no pasó desapercibida para el menor, quien se tensó en respuesta de la comparación, pero luego lo consideró un desperdicio de energía y simplemente suspiró con fuerza –. Por eso hoy daremos un paseo, aunque no te emociones demasiado, no soltaré tu correa.
– No quiero. Es un gasto de energía innecesario.
– ¿Aun cuando es fuera de aquí?
– ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que estoy en este lugar? –.
Mikasa guardó silencio, mirando al techo mientras hacía el cálculo mental de los días que habían transcurrido. Aunque se sorprendió de que Eren se viera tan demacrado cuando no le había hecho nada todavía. Nuevamente se interesó en el proceso que llevaba a las personas a abandonar el brillo de vida de sus ojos con solo un poco de presión.
Eren, su mejor obra.
– Serás igual a mí en solo un poco más –. Le acarició la mejilla y se inclinó a besar su mejilla, pero fue detenida por el cubierto de plástico que Eren presionó contra sus labios.
– Por favor, no hagas algo tan asqueroso de nuevo, estoy disfrutando mi comida.
– Llevas poco más de un mes encerrado aquí –.
Ni siquiera hubo sorpresa en los ojos del menor, simplemente se quedó mirando a la pared frente a la cama y un amago de sonrisa se hizo presente al escuchar la cifra.
Así que solo ha pasado un mes.
De alguna manera aquello le hizo sentir algo de esperanza. Así que todavía no se rendía del todo. Aquel pensamiento sorprendió ligeramente a Eren, mientras que apartaba a Mikasa de su lado al empujarla un poco cuando la vio acercarse demasiado.
– Tuve un sueño. Más bien un recuerdo, de cuando mataste a mis padres. En ese entonces no entendí el porqué de tus acciones, ni siquiera entendía lo que pensabas, pero he estado leyendo mucho sobre tu trastorno... –. Eren comenzó a hablar como si estuviera en un lugar muy lejano dentro de su mente, simplemente expresando lo que allí había contenido en todos los años que se dedicó a darle una explicación a los hechos–. Y quiero decirte que... Necesitas ayuda –.
El menor miró a la contraria con total seriedad, pestañeando luego de haberse quedado por varios segundos sin hacerlo al mirar al vacío, sintiendo los ojos escocer por ello.
Una pequeña sonrisa se abrió paso entre los labios del muchacho, y no tardó en seguirle una pequeña risa, poco a poco tomando más y más fuerza, haciéndolo temblar por contenerla, hasta que retumbó por los alrededores, llegándole el eco de sus sonidos. Incluso él admitió que estaba perdiendo la cabeza al escucharse.
– Eren...
– Vete de aquí, perra –. La voz con la que dijo aquello fue sumamente baja y ronca, con una solemnidad que hizo que Mikasa retrocediera de forma instintiva.
Eren nunca se había dirigido a ella de esa forma, ni siquiera cuando había estado tan desquiciado el primer día, por ese motivo Mikasa se sintió ligeramente intranquila, levantándose casi por reflejo ante sus palabras, sin saber realmente la razón, pero en el fondo era consciente de que el hecho de nunca haber visto a Eren siendo de ese modo, le había desequilibrado... Y estaba sumamente obsesionada con esa nueva faceta que había surgido por causa suya.
Una vez estuvo solo, dejó el resto de la comida en el suelo y se recostó, llevándose las manos tras la nuca para mirar el techo, soltando un sonoro suspiro y cerrando los ojos. De inmediato las imágenes de lo que había estado soñando volvieron a su mente como un torbellino, reproduciéndose desde atrás hacia adelante, y de adelante hacia atrás, como si estuviera viendo una película.
El pánico inicial fue reemplazado por simple indiferencia, por lo cual revisar todos los cuadros del cine en su mente, fue como hacerse una terapia rápida de exposición prolongada e intensiva en esa habitación, por sí mismo y sin necesitar ayuda de nadie más que su propia capacidad para tolerar las memorias que había querido evitar.
El trauma era complejo, él lo sabía. Había vivido muchos años instruyéndose por sí mismo en materia psicológica a la vez que estudiaba para su propia formación profesional en periodismo en la universidad. Y al parecer, después de todo lo que había estado huyendo, se había fortalecido lo suficiente como para abrir las heridas y enfrentarlas para cicatrizarlas de verdad. Sin infecciones ni malos tratamientos.
Una imagen se detuvo en el cuadro de sus recuerdos y frunció el ceño. Poseía algunas imágenes difusas en lo que había sucedido el día del incendio, y había un personaje al que no fue capaz de verle el rostro por más que lo intentó. Sabía que alguien lo había rescatado aquel día, sabía que gracias a esa persona pudo ser capaz de darle un entierro y duelo digno a sus padres, pero por más que quería recordar, no sabía quién era.
¿Quién era? ¿Y por qué no podía recordarlo? Era una persona importante ahora que lo pensaba, nunca le dio las gracias por todo lo que hizo por él.
Si algún día recordaba su identidad o lo descubría de alguna forma, debía recordar que estaba en deuda con su persona.
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Captive 「RiRen ◦ EreRi」› Shingeki no Kyojin ‹
أدب الهواةVeinticuatro años de una vida que, en circunstancias normales, podría haber sido todo lo que cualquier persona querría, cumpliendo sueños, conociendo personas y haciendo amistades... Sin embargo el pasado de Eren Jeager se arrastra por una década si...