–»¿Por que tenía que estar tan hermoso un día como hoy?«– pensó Dave al mirarlo de lejos.
–»¿Acaso él no puede estar algo menos bello?«– pensó Elliot al ver a Dave.
–»¿Por qué no puedo dejar de mirarle?... Es que está asombroso...«– seguía pensando Dave.
–»Nunca lo había visto así, me encanta...«– decía para si mismo Elliot.
–»Solo el hecho de tener que pasarle por el lado me da vértigo.«
–»¿Por qué estoy tan nervioso?«
–»Bueno, debo buscar a Onix«– y comenzó a avanzar sintiendo el sonido del tacón de sus botas remarcarse en el suelo de manera constante.
–»No importa, debo buscar a Kate«– y tomó marcha con la frente en alto.
Unos cuantos metros los separaban.Ambos corazones latían intensamente, pero como ninguno tendría valor, no se dirían nada. Cuatro, tres, dos, un paso para cruzarse. Todo ocurrió en cámara lenta: Elliot estaba mirando hacia el frente y no se fijó del charquito que había en el suelo. Resbaló drásticamente, pero Dave fugaz, lo agarró antes de que cayera al suelo, y poniéndolo de pie, frente a frente, acomodándole el collar le dijo:
–¿Estás bien?– preguntó mirándole a los ojos.
–Si, lo estoy... Gracias...– respondió Elliot con una sonrisa tímida y las mejillas coloradas, otra vez David Black lo había vuelto a salvar.
–Oh, de nada, a la próxima te fijas por donde vas ¿eh?– inquirió Dave sonriendo para que sus ojos se volvieran aún más pequeños.
–Vale, pero ojalá y estés cerca para que me recojas, bueno... si me vuelvo a caer...– ¡Ups! Elliot había hablado de más, cosa que Dave se dio cuenta demasiado rápido, haciendo que se sonrojara por primera vez delante de Elliot.
–Oh vaya... ¿No crees que llegamos tarde?– intentó darle olvido al asunto para salir de aquella situación lo más rápido posible.
–¡Ah sí cierto!– dijo Elliot.
–Bueno, si te sirve de algo...– seguía estando rojo, qué raro– ¡Vas increíblemente guapo hoy!– dijo Dave con una estúpida sonrisa y pasando su brazo derecho por detrás de su cabeza.
–Gracias tu igual...– respondió Elliot mirando el suelo.
–Adiós...
–Adiós...
...
Kate estaba asombrosamente hermosa: llevaba un vestido de color azul pálido, de falda ancha, cubierto de brillantina, que tapaba escasamente su pecho, sin ningún tipo de mangas; en sus manos un par de guantes del mismo color que el vestido; los zapatos no se veían, pero por el sonido al pisar eran de tacón realmente alto. En su cuello llevaba un collar de perlas ajustado. Y su cabello, estaba ligeramente suelto, desde sus orejas partían dos trencitas para unirse detrás de la cabeza y llegar hasta donde su larguisimo pelo de dos tonos -desde la raíz hasta la mitad negro, y desde la mitad hasta las puntas rubio oscuro– yacía suelto y estirado. En el punto donde se unían habían una fina cinta color celeste anudada en forma de moño. Su maquillaje sencillo como siempre, mostraba una sonrisa de un pálido color rosa, sin exageraciones. Ella contrastaba tan bien con Elliot. Parecían que eran príncipes reales.
Por otro lado, Onix irradiaba belleza: su vestido era rojo intenso, de falda ancha y blusa de encaje que cubría todo su brazo. Llevaba una pulsera de oro. Los encajes del vestido eran dibujos de rosas. Por el sonido de sus pies al caminar también debía llevar un par de altos tacones. Su cabello rizo estaba recogido en un moño detrás de su cabeza aunque algún que otro rizo rebelde asomaba en su frente, llevaba un cerquillo de rositas que bordeaba su cabeza. Sus labios estaban pintados también de rojo. Era impresionante verlos caminar, también contrastaban muy bien... Tal vez esa noche sería difícil encontrar los Reyes del Baile....
–Es que no sé... Te veo como alguien especial y... Me inspiras confianza.– estaban sentados en uno de los parques de la institución, solos, bajo las luces de los faroles– Contigo me siento segura y me siento bien,– la chica de rojo hacia que la distancia entre ambos se fuera acortando cada vez más– es algo increíble y que ahora mismo no se cómo reaccionar pero tengo ganas de...– intentó besarle; bueno mejor dicho, llegó a besarle, pero en el momento exacto que sus labios se tocaron, una chispa recorrió el cuerpo de él, haciéndolo despertar, y la agarró por los hombros, sin intentar ser grosero la apartó de frente a él.
–Lo siento... No puedo... De verdad que no... Mi corazón le pertenece a otra persona... Lo siento en serio...– se paró y salió corriendo: iba a buscar a su verdadero amor. Ya todo estaba claro.
Corrió por entre la oscuridad, solo se encontró a las parejas en las esquinas disfrutando de su intimidad. No veía por ninguna parte a Elliot. Buscaba y buscaba y ni rastro de Elliot. Hasta que...
–¡Estúpido, te odio!– la voz no sonaba normal, estaba muy borracho, tirado en el suelo, boca arriba, con una botella de Vodka en la mano y dándole sendos tragos– ¡Dave, tu eres mío y te vas con ella!– también lloraba... A Dave la imagen le traspasó el corazón, pero como Elliot estaba borracho, Dave debía poner la mano dura.
–¿Pero qué haces en el suelo?
–¡Fuera de aquí, maldito, vete con ella, déjame!– dijo Elliot dándose otro gran trago de Vodka.
–Dame la botella, Elliot– le arrebató la botella al semirrubio.
–¡Deja de fastidiarme, déjame, devuélveme la botella!– dijo con su voz borracha.
–Vamos, necesitas una ducha de agua fría– y como si cargara una pluma tomó a Elliot entre sus brazos y lo llevó a su dormitorio.
–¡Que me sueltes maldito!– dijo a modo de grito Elliot
–¡Vamos!– se lo llevó Dave.
Por el camino, Elliot balbuceaba ofensas casi imperceptibles, lo único que se entendía de ellas era que eran contra Dave. Dave solo sonreía, de alguna manera Elliot borracho se veía super tierno. Hasta que de sus labios surgieron dos palabras:
–CUIDADO... AFUERA...
–¿Qué?
Bueno, él solo advertía, vomitó de repente encima suyo, llenando de vómito su propio traje, y todo el frente del traje de Dave.
–¡Oh, Elliot! Bueno, mejor sácalo todo.– y lo bajó dejándolo que vomitara todo lo que quisiera.
...
La luz le molestaba. Abría sus ojos pesadamente. Su cabeza daba vueltas y vueltas y le dolía mucho. Por alguna extraña razón, su memoria solo llegaba a recordar el momento en el que les coronaron, a él y a Kate como Reyes del Baile, y veía a lo lejos alejarse a Onix y a Dave. De alguna manera estaba en su cama, sentía calor... ¿Sería mediodía tal vez? Se levantó un poco y vio las ropas que traía el día anterior dobladas y limpias. ¿Quien se las habría lavado?
–Vaya, al fin te has despertado
–¿Que me pasó?
–Bueno, estabas dormido cuando llegué, serían como las 4 de la mañana, y David Black te cuidó el sueño hasta hace unos minutos que recibió una llamada y me dijo que tenía que salir. Tal vez estarías borracho seguramente.
–¿Y donde está él?
–Pues salió, a llamar por teléfono, creo.
...
Dave Atendió la llamada nuevamente. Era su madre:
–Sí, ya me puedes decir... Entiendo... ¡Vaya que bueno por él!... ¡¿Qué?!...– el susto se reflejó en su cara– ¿Estás hablando en serio mamá?... Mamá... De verdad que no quiero... Bueno en todo caso mañana... Vale... Está bien... Hasta mañana.– y colgó el teléfono bruscamente para que las lágrimas se escaparan de sus ojos y rodaran por sus mejillas.
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Ojos Felinos
Romance¿Que pasaría si tú vida cambiara de rumbo? ¿A donde llegarías si te empiezan a pasar cosas extraordinarias que no te esperabas? Acaso todo seria un juego del destino... Acaso esos ojos, los mismos que envolvieron a Dave estarían jugando con su vida...