–¿Como estás?– preguntó el de la piel canela, sonriéndole dulcemente, con un brillo especial en los ojos.
–Algo mareado aún– respondió el semirrubio.
–¿Ya desayunaste?
–Si, ya lo hice hace un ratito.
–¡Que bueno me alegro!– otra vez ponía la sonrisa estúpida y pasaba su brazo derecho por detrás de su cabeza.
–¿Por qué lo hiciste?– le dijo mirándole directamente a los ojos.
–¿Por qué hice qué?– se hizo el tonto.
–¿Por qué me recogiste del suelo y me trajiste para bañarme?– le volvió a decir de manera cortante como si escupiera fieramente las palabras.
–Porque lo necesitabas– respondió Dave sereno.
–Eso no me convence– volvió a espetar el de los ojos felinos.
–¿Qué quieres que te diga entonces?
–La verdad– era increíble cómo sus palabras salían venenosas de sus labios.
–¿La verdad quieres?
–Si– estaba diciendo las cosas super directas.
–Bueno, esta es la verdad:– respiró hondo y prosiguió– me importas mucho, no sabes cuánto; y verte tirado en el suelo borracho y solo me dolió en el alma, era lo menos que podía hacer por ti.
–Gracias...– wow, se lo había dicho al fin, aunque Elliot sabía que le diría más, tal vez no ahora, pero faltaba mucho por decir, y le dijo– Lo tomaré como un favor, y te lo devolveré.
–¿Que dices? Lo que hice lo hice desinteresadamente.
–¡No me importa!...– gritó Elliot– ¿Que quieres que haga por ti?
–Ah vale, en ese caso...–cedió Dave– Quiero que pases todo el día de hoy conmigo.
–¿En serio?– ¡Qué estaba diciendo este loco! ¿Un día entero con él? Oh, por Dios, Elliot iba a morir, literalmente.
–Dijiste que me lo ibas a devolver...
–Si pero...
–Pero nada, ¡fueron tus reglas! Ahora por favor, haz lo que te digo.– dijo Dave con la misma intensidad que Elliot tenía hacia un rato.
–Está bien, déjame vestirme.
...
El helado rodó por la comisura de los labios rosa pálidos de Elliot. Dave se moría por ser él quien limpiara con su lengua ese poquito de sustancia cremosa y fría que lentamente bajaba rozando cada pedacito del pálido color rosado de aquel chico de cabellos semidorados que tanto quería.El día había ido de maravilla, la dirección de la escuela los dejó ir a la ciudad, ya era de tarde y estaban en una heladería. Pero Dave iba a aprovechar ese día al máximo.
–Rápido que no veremos lo que quiero que veas.
–¿Que es?
–Pues un regalo...
...Llegaron al malecón. El olor a salitre inundó sus pulmones. Alguna que otra pareja enamorada pasaba por allí, sonriendo. Una gaviota, sola y sin colores pasó por sobre ellos graznando como si la eternidad se acercara.
A lo lejos los botes de los turistas... Pero lo que más asombraba: el sol, ese viejero que nos acompaña, cálido y radiante todos los días; como si estuviera enamorado, se unía, rojo como la sangre, a una inmensa línea que muchos llaman horizonte. Y el mar, ese inmenso sereno que antes era azul; cambiaba sus insondables tonos fríos, por un hermoso color naranja. La escena era asombrosamente hermosa. Elliot contemplaba callado, mientras Dave le dijo en el oído:–Este es mi regalo para ti...
...
Llegaron a la escuela pero no entraron, sentados en el suelo del jardín, miraban el cielo nocturno, las estrellas y la hermosa luna. ¡Habían tantas cosas hermosas en el mundo! La luna era una de ellas, sola, fría, blanca, redonda, enigmática, ambos quedaron mirándola fijamente durante minutos hasta que...
–¿Y si acortamos lo que nos separa?– preguntó Elliot mirándolo.
–¿Que dices?– Dave dudaba, pero Elliot prosiguió diciendo.
–¿Y si nuestro deseo se vuelve realidad?– Dave se dio cuenta de lo que estaba haciendo Elliot y le siguió la corriente.
–¿Y si tengo conmigo esos enigmáticos ojos felinos? ¿Y si tu piel de "sabrosura polar" está con la mía color canela?
–¿Y si esos besos que nos dimos se funden con el mar y la lluvia y el cielo estrellado donde la luna llena imponente brilla como nunca?– ambos se miraban a los ojos, notando en los ojos del otro el brillo intenso que tenían al decir estas palabras.
–¿Y si te digo por fin cuanto te quiero conmigo? ¿Y si por casualidad estamos juntos el tiempo se vuelve eterno? ¿Y si tu alma, se funde con la mía para siempre?
–¿Y si tú y yo solo somos tu y yo? ¿Y si te digo ahora mismo que Te Amo como a nadie nunca había amado?– Dios, Elliot había hecho la confesión más grande de su vida.
–¿Y si te respondo que yo también Te Amo de la misma manera en que me amas a mi?– y Dave acababa de confesar lo mismo, al fin, después de tanto.
–¿Y si te beso ahora mismo... Dirías que es algo osado?– Elliot se puso rojo y miró al suelo, otra vez.
– No lo haría porque yo...– Dave le volvió a agarrar la mandíbula y se la levantó lentamente, lo miró a los ojos y terminó diciendo– Te besaré primero...– y como si fuera algo sin apuro, lentamente unieron sus labios sellándolos en el más puro beso de amor verdadero.

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Ojos Felinos
Romansa¿Que pasaría si tú vida cambiara de rumbo? ¿A donde llegarías si te empiezan a pasar cosas extraordinarias que no te esperabas? Acaso todo seria un juego del destino... Acaso esos ojos, los mismos que envolvieron a Dave estarían jugando con su vida...