– Vaya, al fin te encuentro, me he pasado la tarde entera buscándote.– Dave caminaba por uno de los largos pasillos de la escuela, que a esa hora ya estaba totalmente vacío pues la mayoría de los estudiantes estaban en sus dormitorios haciendo sus deberes. Veía delante de él a Elliot, aún no sabía su nombre, pero no podía parar de recordar una y otra vez ese momento en el que se sostuvieron sus miradas. Y apurando el paso, tocó a Elliot que lo ignoraba para que se volteara – Oye pero atiéndeme por favor.–Elliot se volteó bruscamente y con la cara roja otra vez dijo cortante:
– ¡¿Qué quieres?!
– Solo era para saber si tienes compañero de cama.– replicó Dave con una estúpida sonrisa y pasando su brazo derecho por detrás de su cabeza.
– ¡¿Por qué y para qué?!– volvió a cortar Elliot, con las orejas y las mejillas ardiendo y sin mirar a los ojos a Dave.
– Porque quería saber para ver si yo puedo ser tu compañero.– contestó Dave con la misma tonta posición de antes.
– ¡De contra que me persigues y ahora quieres estar torturándome también en las noches!– Uff, había hablado de más, Elliot sabía que ningún chico le había atraído tanto como Dave, sentía que con sus palabras se había delatado a si mismo. Y creo que "alguien" rápido se dio cuenta.
– ¿Torturándote? –Dave estaba totalmente sorprendido, sus ojos se abrieron como platos y al ver que Elliot miró hacia el suelo, comprendió que había dicho algo que no debía.
– Eh eh... bueno... esto... no tengo compañero– Elliot empezó a hablar nerviosamente para cambiar de tema, levantó la vista y decidió afrontar a su compañero y con tono amenazante le dijo– pero no quiero que te mudes para ese espacio vacío de la cama de arriba.
– ¿Pero en serio que te molesta que esté cerca de ti?– preguntó Dave.
– ¿O eres tonto, o no te has dado cuenta?– dijo sarcásticamente. Esto le dolió a Dave, quien se daba cuenta que la cosa no le sería nada fácil. –Bueno ya lo sabes y me voy que pierdo mi tiempo hablando contigo.– Elliot intentó voltearse para irse lo más rápido que sus pies podían, pero en ese arrebato, bruscamente Dave le agarró la muñeca izquierda y lo hizo girar violentamente sobre su lugar, quedando ambos frente a frente a escasos centímetros uno del otro.
– ¿A dónde vas?, espera.– bajó el tono gracias al escaso espacio que los separaban. De no ser por unos cuantos centímetros sus pechos se rozarían.
– ¡Suéltame! No quiero que me hables, ¿vale?– dijo Elliot casi llorando, no por la rabia sino por la vergüenza que tenía al estar tan cerca de Dave.
–¿Por qué no quieres que te hable? – respondió Dave, con una maliciosa y enigmática sonrisa de medio lado. Mantenía la situación super contralada y estaba de alguna manera seduciendo a Elliot. Elliot se sentía débil frente a Dave, pero sacó valor y sin que su alma quisiera, dijo:
– ¡Porque no y ya, joder, compréndelo, no te quiero cerca de mi!– volvió a mirar hacia abajo, con las mejillas y las orejas más ardientes aún.
–Está bien está bien, te suelto, pero con una condición– por lo visto Dave no se iba a rendir, y continuaba con la maliciosa sonrisa. Elliot se consumía por dentro pero respondió mirando hacia abajo:
–¿Ahora que quieres?– y antes de que Dave respondiera espetó duramente– ¡No te vas a mudar a mi cama para que lo sepas!– la primera respuesta de Dave fue una carcajada, sexi, amenazante, como la de los villanos de las películas, tan espeluznante como tan provocativa. Elliot le miró el rostro, Dave se dio cuenta y dijo sin demora:
– Solo quiero que me dejes sentarme al lado tuyo mañana.– y le guiñó un ojo. ¡Diosssssss! ¡Que haría Elliot, ahora sí se consumía! Volvió a bajar la mirada de súbito y le dijo con tono de sollozos:
– Realmente te estoy odiando... ¡Acaba de soltarme ya– le ordenó, pero era para librarse por una vez de ese chico.
– ¡Promételo!– dijo Dave apretándole la muñeca a Elliot, y sin rendirse. Dave tenia muchísima fuerza
–¡Me haces daño!– chilló casi Elliot, él era tan sencillo y tan débil delante de Dave.
– ¡Promételo!– insistió Dave.
– Está bien, lo prometo – dijo Elliot casi sin fuerza y de forma tan queda como para que ni el mismo Dave lo entendiera– ¡Pero suéltame!– Dave le soltó y como si fuera algo automático, Elliot salió corriendo y desde la distancia le dijo –¡Y no me hables en lo que te queda de semana!
Dave sonrió; de alguna manera había logrado hacerlo aceptar al menos eso, bueno, algo era algo, ahora tenía que darse la tarea de buscar un compañero de cama, aunque no perdió la esperanza de llegar a ser el compañero de Elliot, algún día, super lejano.

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Ojos Felinos
Romansa¿Que pasaría si tú vida cambiara de rumbo? ¿A donde llegarías si te empiezan a pasar cosas extraordinarias que no te esperabas? Acaso todo seria un juego del destino... Acaso esos ojos, los mismos que envolvieron a Dave estarían jugando con su vida...