Capítulo IX

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Elliot se volteó, besando tiernamente a Dave, dejando que el agua borrara cualquier rastro de la sustancia blanca que había salido de sus cuerpos... Se sentían súper bien...

–Si quieres, te puedes quedar en la cama de arriba... Me gustaría mucho...– le dijo Elliot mientras Dave le secaba la espalda.

–Vaya, al fin lo dices, estuve esperando esto por mucho...– sonrió Dave

–Tonto...– refunfuñó Elliot.

–Pero así mismo me amas...– y diciendo esto lo hizo girar para quedar frente a frente con él.

–¡Ay que creído!– le dijo Elliot.

–Acaso es mentira...– dijo Dave logrando que el semirrubio se ruborizara– Esta es la parte donde dices "Te amo David Black"...

–Te amo, David Black– dijo Elliot de corazón

–Lo sé...– volvió a decir con muchísimo aire de autosuficiencia.

–¡Maldito creído!– espetó Elliot.

–Jajaja, también te amo, tontito...– y lo besó como nunca...

...

La luz le hizo despertar, era domingo. Tampoco ese día habían clases. Jugaba con el anillo que tenía en el dedo y que le había dejado puesto él... Había pasado un extraordinario día junto a su amor, Dave... ¡Espera un minuto! ¿Donde esta Dave?

Se paró de la cama, preguntando a todos sus compañeros, ninguno sabía nada de él. Hasta que decidió buscar en la cama de arriba, restrujó todo hasta que encontró un papelito que decía:

"Tal vez cuando el sol se oculte detrás de un inmenso mar que cambia su tono azul por el pintoresco naranja; tal vez cuando tenga frente a mí otra vez esos ojos confusos que no sé si son verdes, marrones o una combinación de ambos en el color avellana; tal vez cuando aquella gota de helado derretido ruede de nuevo por la comisura de tus labios color rosa pálido... Tal vez ese día, en ese instante que te vuelva a ver y gracias a la increíble magia de esa sensación loca que hace perder el juicio y te provoque mariposas en el estómago, tal vez y solo tal vez me sienta bien conmigo mismo y tal vez nos unamos en la eternidad de un dulce beso color naranja como el mar de la tarde y dulce como el helado...
Nos veremos algún día de nuevo, te lo prometo."

Las lágrimas salieron a montones de los ojos de Elliot, se había ido Dave, el que le había enseñado qué es el amor... Se había marchado... Elliot lloraba, lloraba de dolor abiertamente, aunque muy bien él sabía que llorar no resolvía nada...

...

Él con la maleta llena se alejaba de aquella ciudad tan hermosa. Su padre había sido promovido para trabajar en una empresa extranjera y debía llevarse a toda su familia con él. Dave también debía ir, se iba, dejando al amor de su vida... Tenía el corazón traspasado, pero se juró a sí mismo que volvería a encontrarse con él. Las lágrimas brotaron de sus ojos mientras caminaba, se había ido sin decirle nada, estaba traspasado. Se sentía miserable, pero ya lo hecho, hecho estaba. Aún así seguía llorando, sabiendo muy bien que llorar no resolvía nada...

Ojos FelinosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora