8: Persecución, parte 1

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Rossi se apresuró a llamarle a García para darle la información que el Jefe, y su oficial, nos habían dado y al cabo de unos 20 minutos, García volvió a llamarle a Rossi, pero Morgan y yo no estábamos con el equipo cuando eso pasó; estábamos en un cuarto de interrogatorio dentro del Departamento hablando con el lavaplatos: Darius Gordon.
- ¿Cuál es el caso de volver a hacer todo esto? - dijo Darius mientras movía su pierna de arriba a abajo. Me di cuenta de su pierna y de su dedo índice que golpeaba la mesa con impaciencia.
- Es importante, señor Gordon. Como sabrá, dos mujeres ya fueron asesinadas, es de vital importancia que nos diga todo lo que les dijo a los otros oficiales. Porque, honestamente, no tenemos con mucho con lo que trabajar. - mentí, para ver si se tranquilizaba y así fue, dejó de mover la pierna, pero el dedo seguía haciendo el movimiento, sólo que más lento. Derek me volteó a ver, le regresé la mirada y alcé una ceja. Él continuó las preguntas.
- Vamos. - dijo Derek con voz comprensiva y gentil. - ¿A qué hora dice que encontró a la señorita Bautista? -. Darius le contestó lo mismo que al primer oficial, a las 7.
- De acuerdo, ¿y cómo estaba cuando la encontró exactamente?
- Bueno, fue horrible. Estaba hasta arriba de toda la basura, descalza y con las manos juntas sobre su pecho, la toqué y se movió, y fue como noté la sangre en su ropa y en su cabeza. Entonces, llamé a la policía. - respondió Gordon, inquietamente, pero asqueado a la vez.
- ¿No vió nada más? ¿A nadie más? - pregunté yo algo dudosa aún.
- No - me contestó rápidamente. -, pero me hubiera gustado. A lo mejor así les ayudaba a encontrar a esta vil y desalmada persona. - agregó con un tono teatral en su voz, provocando que un escalofrío me recorriera la espalda, y lo miré unos segundos.
- Muy bien, muchas gracias por su tiempo - dijo Derek, concluyendo la entevista y levantándose de su silla. Abrió la puerta y dejó salir a nuestro único testigo, pero sólo me quedé parada, viendo irse, desde el lado de mi silla. No me moví hasta que llegó Hotch y, colocándose a un lado de Morgan, me preguntó:
- ¿Todo bien? - sacándome de mis ensimismamiento.
- Sí - respondí, sacudiendo un poco la cabeza y colocando mis dedos en el puente de mi nariz mientras cerraba los ojos. -. Es sólo... - hice una pausa y los miré. Ahora tenía ambas manos sobre la mesa soportando mi peso. - Es sólo que algo está mal con ese tipo. No lo sé.
- Sí, yo también lo sentí. Nadie está así de emocionado al describir una escena del crimen, mucho menos si aún estaba ahí la víctima. - me respaldó Morgan. Nos quedamos en silencio unos segundos cuando recordé.
- Hotch, ¿García ya sabe de dónde es la tela que encontré? - cuando terminé de formular la pregunta, sonó su celular. Lo sacó de su bolsillo y me miró.
- Habla del Diablo y aparecerá. - y contestó. -  ¿Qué es lo encontraste, García?
- Fue un poco difícil encontrar de dónde era, pero por suerte soy una genio, señor. - dijo la vocecita de García saliendo del altavoz. - Encontré la fábrica y también que cerró hace dos años. Pero vi un nombre muy peculiar que tal vez conozcan. Esta persona era gerente de la fábrica y sólo los gerentes usaban playeras azul marino de uniforme. En los documentos, veo registro de dos playeras de esta tela y color por gerente, para distinguiles de los demás emoleados, obviamente, y por precaución, también porque... - pero fue interrrumpida por Hotch,  quien dijo con paciencia y gentilmente, como si ya estuviera acostumbrado a sus balbuceos.
- Penélope, ¿cuál era el nombre de la fábrica?
- Cierto - respondió, recordando de qué hablamos. -, se llamaba "Telas El Rey", pero no me dejó llegar a la mejor parte - escuché lo último como algo lejano. Ya conocía el nombre, en alguna parte lo vi, pero, ¿en dónde? Era una fábrica sólo de Chicago y... Y me acordé en dónde lo vi. En qué lo vi.
- García, ¿tienes una fotografía del gerente? - dije rápidamente.
- Claro. - respondió ella.
- Déjame adivinar: ¿es un poco bajo de estatura, cabello y barba café, y ojos verdes?
- Bingo - se limitó a decir.
Solté aire y reparé en que Morgan y Hotch me miraban. Les devolví la mirada. Morgan fue el primero en hablar.
- Hotch, acaba de describir a Darius Gordon.
Hotch le colgó a García y salió de la sala tratando de comunicarse con el Jefe Rodgers en su celular. - ¿Cómo supiste que era él? - me preguntó Morgan mientras nos dirigíamos a la sala junto con el resto del equipo.
- Por el logo de y el color de la playera que llevaba puesta. Después de que García dijera el nombre de la fábrica lo recordé. Pasamos de largo a Hotch; ya no hablaba por el celular, ahora estaba con unos oficiales revisando unos papeles.

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