11: Salida

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Brinque, despertándome, ante un sonido fuerte. Me incorporé a medias y vi a Spencer de puntitas viendo al piso, me asomé y deduje que a él se le había caído el control remoto de la televisión.
- ¿Qué estás haciendo aquí? - dije con voz adormilada, ronca y suave, aunque de todos modos se asustó un poco al escucharme.
- Lo siento, no te quería despertar aún. Mi abrigo tiró el control. Lo siento. - me dijo apenado, sin contestar mi pregunta. Asentí con la cabeza y me frote los ojos. Y realicé en que no había nadie a mi lado.
- ¿Dónde está J.J.? - le pregunté a Spencer.
- Se fue a la estación a dar su declaración a los oficiales. Recién hablé con tu doctor. Dijo que estabas bien y que regresará con tus papeles para darte de alta.
- Estupendo. Pero no me has contestado, ¿qué haces aquí? - pregunté gentilmente.
- Bueno, quería saber cómo habías despertado, además de que llegué en cuanto J.J. iba de salida. Fue coincidencia. - me respondió pasando sus dedos sobre los botones del control que se le había caído. Le iba a dar las gracias, cuando llegó el dcotor Drew.
- Buenos días, señorita Vásquez, ¿cómo se siente? - me saludó acercándose para un último chequeo básico.
- Excelente, lista para irme. - respondí a la vez que me sobresalté al contacto de sus fríos dedos revisando mi herida.
- Lo siento - se disculpó con una sonrisa y se alejó. -. Bueno, estás muy bien. No hay nada de malo en la herida, está comenzado el proceso de cicatrización. Tú no te sientes mal y tus niveles están correctos. Firma aquí y te podrás ir en unos 20 minutos, tal vez menos.
Me entregó los papeles y una pluma. Jamás había firmado tan rápido y enseguida me levanté.
- Muchas gracias, doctor. No se tarde con esa alta. - dije caminando hacía la silla que tenía mis pertenencias. Él rió.
- No se preocupe, no lo haré. No se mueva tan rápido y bruscamente. - dijo.
- Oh, cierto. La cirugía y todo. De acuerdo. - respondí yo de manera sarcástica, mientras trataba de abrir la bolsa que tenía mi ropa dentro. El doctor Drew se fue antes de que lograra abrir la bolsa.
- No puede ser. - dije al recordar que era la ropa que tenía puesta cuando me dispararon.
- ¿Qué sucede? - me preguntó Spencer a mis espaldas.
- No tengo ropa. Está sucia, ya sabes, con sangre y todo.
- Ohh - fue lo que salió de sus labios. -. ¿No te dejó J.J. ropa, por si acaso?
- No. ¿Crees que pueda salir y traerme algo?
- No, no lleva mucho dando la declaración, y tiene que firmar unos papeles y hablar de lo que pueda a la prensa con Emily.
- Carajo - dije, estresandome cuando se me ocurrió. -. ¿Qué está haciendo Derek? ¿Crees que pueda hacerlo él?
- No, está libre. No estaba haciendo nada cuando me fui, imagino que sigue igual.
Le llamé a Derek y le pedí el favor, me dijo que sí y en 10 minutos ya estaba en el hospital por la llave de mi habitación.
- Hola, nena. ¿Cómo te sientes? - me preguntó Derek al llegar.
- Demasiado expuesta con esta bata horrible - dije mientras le entregaba la llave. -. Mi maleta está en el pie de mi cama, no quise desempacar. Como me harás este pequeño favor, y porque no me acuerdo de nada de lo que traje conmigo, siéntete libre de escoger el atuendo que quieras.
- Estupendo, justo lo que quería oír. - dijo con una sonrisa. - Ahora vuelvo, no tardo.
- Y muchas gracias, Derek. - dije yo, antes de que saliera. Él me guiñó el ojo.
En cuanto se fue Derek, traté de hacer los cálculos; si de la estación al hospital son 10 minutos y de la estación al hotel eran 15 minutos, Derek llegaría en 25 minutos. No era mucho, pero no era poco. Lo bueno es que todo está bastante cerca.
Consideré dormirme un poco más, pero no pude y sería un poco grosero estando con Spencer.
- ¿Qué libro trajiste? - le pregunté sentandome en la orilla de la cama que daba a él.
- ¿Cómo sabes que traje un libro? - me preguntó.
- Porque siempre llevas un libro contigo. - respondí simplemente.
- Son poemas. - me dijo, dejando ver el libro que salía de su portafolio/mochila.
- ¿Te molestaría leerlo en voz alta?
Le sorprendió mi pregunta y sentí que me diría que no.
- Es que Derek va a tardar un poco en llegar, la televisión es basura aquí y no tengo nada más con que entretenerme. - agregué sin esperar su respuesta. - Por favor.
- De acuerdo. Tienes suerte de que no lo haya empezado ya. Y, ¿estás segura? Leo muy rápido.
- ¿Más de lo que hablas? - pregunté, un poco en broma y un poco lista para su confirmación.
- No - dijo soltando una risita. -, en realidad, leo y hablo al mismo paso.
- Ah - dije golpeando el aire con mi mano para restarle importancia. -, entonces no pasa nada. Te entiendo perfecto cuando hablas.
- Okay. - me miró unos instantes, se aclaró la garganta y comenzó a leer. Su voz, a pesar de ser un poco rápida, era tranquilizante y, poco a poco, se iba suavizando y alentando. Comprendía todo lo que salía de su boca a la perfección, cada palabra, cada verso y cómo cambiaba la emoción de su voz ante cada reflexión o pensamiento inusual que el escritor plantaba. Me arrullaba, pero me mantenía despierta, esperando por lo que dijera a continuación.
Estaba tan adentrada en lo que decía Spencer, y él en lo que leía, que ninguno se dio cuenta cuando llegó Derek.
- Aww, ¿hubiera sido mejor si me tardaba más? - dijo Derek provocando que Spencer y yo saltaramos del susto. Y él se rió.
- ¿Cuánto tiempo llevas ahí? - pregunté yo, ya que lo vi muy cómodo recargado en el umbral de la puerta, viendo hacia nuestra dirección, con una sonrisa en los labios.
- No mucho, estaba esperando el momento ideal para interrumpir. Era una escena muy bonita, pero nos tenemos que ir.
- Cállate, Derek. - dijo Spencer rodando los ojos y un poco nervioso. Yo me reí para aligerar la atmósfera y evitar que se volviera incómoda.
- Gracias por leerme - le dije a Spencer. -, es un libro muy hermoso. Buena elección. Ahora - dije frotandome las palmas de las manos a las piernas -, ¿dónde está mi ropa?
- Aquí, dijiste que escogiera lo que quisiera, así que si no te gusta será una pena porque es de tu ropa y no hay otra - me dijo encogiendose de hombros y dándome la ropa.
- De acuerdo - dije aliviada de quitarme la bata de hospital. -, esperenme fuera de la habitación, no tardaré.
Ellos asintieron y se marcharon susurrando, cuando Derek cerró la puerta detrás de sí, escuché su risa atravesar las paredes.
Desdoblé la ropa que tenía en las manos y la observe; Derek me había traído unos jeans negros, una chaqueta de cuero negra, unas tenis Jordan (¿?) y una blusa amarilla de tirantes con olanes en el frente y escote hasta la mitad de la espalda. Me gustó el conjunto y me lo puse con gusto. Arreglé mi cabello en una cola de caballo alta, como porrista, me puse la misma joyería que tenía desde ayer, me enjuague la cara, tomé mis cosas y salí de la habitación. No vi a Spencer y Derek fuera, así que avancé unos paso y vi sus espaldas.
- ¿Ya está todo listo? - les pregunté .
- Uff, soy un grandioso estilista. - dijo Derek cuando me vió de pies a cabeza. Spencer hablaba por el celular y, al escuchar hablar a Derek, se volteó. Dejó de hablar, sacudió su cabeza y respondió a la otra persona para finalizar la llamada.
- No estuvo mal, pero prefiero los botines. Aunque no estuvieron mal los tenis que escogiste. No me quejo. - dije alzando las manos al aire. - Gracias.
- No hay de qué. Bueno, niño bonito, ¿qué te dijo Rossi? - y se dirigió a Spencer. Sonreí por el "niño bonito".
- Me dijo que sólo están esperando a que lleguemos y que Cate testifique.
- Excelente, vámonos ya. - dije ansiosa al ver lo ajetreado que se estaba volviendo el hospital y volteando a todos lados.
- Tengo que firmar unos papeles porque estuve con Cate en la ambulancia. - dijo Spencer.
- ¿No lo haz hecho? - preguntó Derek, dejando claro que ya sabía de esos papeles. Pero ya me quería ir. Solté aire y Spencer se fue.
Al minuto, el hospital estaba repleto de gente enferma, camillas por todos lados y enfermos y doctores caminando rápidamente de un lado y el otro. Noté que mi respiración se estaba acelerando, junto con mi pulso, que lo sentía por todas partes en el cuerpo; en las manos, las piernas, las sienes, en todos lados. No podía controlar mi respiración de manera normal, así que traté tomando bocadas de aire, pero tampoco funcionó.
- Hey, ¿estás bien? - me preguntó Derek colocando sus manos en mis hombros. No podía hablar, no podía hacer nada, sólo moví la cabeza de lado a lado. Ahora todo mi cuerpo se movía cada que inhalaba aire.
- Respira, ¿qué pasa? - me preguntó Derek viéndome a los ojos.
- No me gustan los hospitales. - dije entre pausas cada que aspiraba.
- De acuerdo, ya casi nos vamos. Mírame, mírame. Respira conmigo. - me hizo verlo a los ojos y respiramos juntos. Inhalamos y exhalamos por varios instantes, me estaba tranquilizando, pero de manera lenta.
- Ah, ya estás aquí. Genial, vámonos de aquí. - dijo Derek y vi la cara de Spencer delante de mí, viéndome. Sentía que me llevaban fuera del hospital, pero no sentía mis piernas moverse. Finalmente salimos y el aire que me golpeó la cara me tranquilizó, nos dirigimos a la camioneta. Me detuve, coloqué las manos en las piernas y encorvé la espalda tratando de recuperar el aliento. Me enderecé y cerré los ojos, dejando que el aire que respiraba me relajara y llenara mis pulmones. Una vez recuperada, Spencer me abrió la puerta del copiloto, me dejó entrar y él se fue a los asientos de atrás.
- ¿Ya estás mejor? - me preguntó Derek, moviendo la mirada del camino hacia mí.
- Sí, estoy mucho mejor. Lo lamento, de verdad que no me gustan los hospitales.
- No te preocupes. No fue nada.
- Derek tiene razón. La fobia a los hospitales es de los más comunes. - dijo Spencer desde atrás, tratando de tranquilizarme, como si todas las personas que conociera hiperventilarán en hospitales.
- Gracias. - dije con una sonrisa, dimos vuelta y pude ver las patrullas estacionadas fuera del departamento de policía.

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