Amor de madre es un amor infinito, es el fruto en el vientre, es un regalo de Dios.
Dulce decide mandarle un mensaje a su madre desde su nuevo teléfono para citarla en algún lugar.
La madre de Dulce tiene que saber que su hija está viva. Aunque sea solo ella. No la puede dejar sola con su padre, aunque, gracias a Dios, su abuelo está allí para ella.
"Señora Smith. 5 pm, cafetería El Norte".
Dulce está nerviosa.
Dulce no sabe si su madre irá sola o cómo tomará que ella se haya pasado por muerta. Todavía falta una hora para su cita. Una hora para volver a ver a su madre.
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Grettel opta por subir a su habitación a acostarse. Toma unas pastillas para dormir y no piensa por algunas horas. Su Dulce murió hace tres años, se fue al cielo. Al menos cuando estaba con Christopher, estaba viva, y para ella eran felices. Pero no, él la mató.
—¿Otra vez llorando? —pregunta Fernando con tono áspero.
—Extraño a mi hija.—responde Grettel con la voz quebrada.
—Grettel, nuestra hija murió hace tres años. Yo también la extraño, pero ya olvídalo. Hay que superarlo. Llorando tanto lo único que vas a lograr es verte más vieja de lo que ya te ves. —replica con crueldad.
—¡Si lloro es por tu maldita culpa! ¡Por tu culpa Dulce está muerta! ¿Para qué te metiste en su vida? ¡Ella pudo haber encontrado a alguien mejor para ella, no a Christopher, un maldito hombre que le desgració la vida hasta matarla! —grita Grettel, dejando escapar toda la ira contenida.
Siente una de sus mejillas arder y cae a la cama. ¡La ha golpeado! Esto era lo único que le faltaba a ese desgraciado.
Él sale de la habitación y ella solo puede quedarse llorando. Escucha una notificación en su celular. Busca a ver dónde lo ha dejado tirado. Está en el suelo. Tal vez se cayó cuando Fernando la golpeó.
"Señora Smith. 5 pm, cafetería El Norte."
Es un número desconocido. ¿Y si es para hablarle de su otra hija? ¿Y si es Christopher? Si es ese hijo de puta, lo podría matar ahí mismo.
—Iré. Sola. No sé para qué es, pero prefiero ir sola. Total, no tengo nada que perder.—decide Grettel en voz alta.
♤
Dulce va manejando hacia la cafetería. Hoy verá a su madre después de años de no verla. Llega y va hacia una mesa, toma asiento.
—Buenas tardes, ¿desea algún aperitivo? —le dice amable una chica.
—No, gracias. Estoy esperando a alguien —ella asiente y se va a otras mesas.
♤
Grettel se viste y se maquilla un poco. Hace mucho que no sale de casa y, aunque no sabe quién la citó, igual tiene que aprovechar.
—¿A dónde vas? —le pregunta Fernando, quien está en la sala junto a su padre.
—Eso no te importa.—él intenta ponerse de pie, pero su padre lo detiene.
—Déjala —ordena León. Grettel sale y se sube en su auto.
Al llegar, mira a los alrededores para ver si conoce a alguien, pero no.
—Buenas tardes. Usted debe ser Grettel Smith —dice una camarera.
—Así es.
—Sígame.—Grettel sigue a la chica, quien la guía hacia una mesa. De espaldas, ve a una mujer con el pelo castaño y mechas rubias.
—Con permiso.—dice la camarera, haciéndose a un lado.
La chica se da vuelta y Grettel no lo puede creer.
—Dulce... —Grettel se siente tan feliz y tan llena de alegría que hasta lágrimas le salen. Corre hacia su hija y la abraza con fuerza.
—Mamá, vamos, toma asiento.—dice Dulce, invitándola a sentarse..
Grettel sigue en shock.
—Dul... estás viva... no puedo creerlo... creo que me estoy volviendo loca.—murmura, aún sin poder procesarlo.
—No, madre. Sí estoy viva. Si quieres, podemos ir a mi casa a hablar. Es un lugar público y tengo muchas cosas que contarte.—dice Dulce, con una mirada comprensiva.
Grettel asiente y se van en el auto de Dulce. No está en buenas condiciones para conducir. Ya luego volverá o mandará a alguien a buscar su auto.
Llegan a una gran mansión.
—Hija, ¿vives aquí?
—Sí, mamá. Ahora te contaré todo.
Entran a la casa y lo primero que ve Grettel en el sofá es a una chica rubia. Tan parecida a Martín, el hombre que siempre ha amado y que siempre va a amar.
—Madre, ella es Anahí Peregin.
—Mucho gusto, señora.—dice Anahí, extendiendo la mano.
Peregin. Anahí Peregin.
—Mucho gusto , señora.— dice y extiende la mano. Han sido demasiadas sorpresas en un solo día.
Han sido demasiadas sorpresas en un solo día. Grettel extiende su mano y la conexión que siente es inexplicable.
Grettel no lo puede creer.
Tal vez tenga a sus dos hijas frente a ella.
IG: alannaroange
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𝐍𝐨 𝐓𝐞 𝐏𝐮𝐞𝐝𝐨 𝐏𝐞𝐫𝐝𝐨𝐧𝐚𝐫 ©
RandomDulce Saviñón de Uckermann, casada con Christopher Uckermann, ella lo amaba. Al principio todo era como un cuento de hadas, pero luego se convirtió en el peor de sus sueños. Christopher comenzó a golpearla y a violarla de la manera más cruel. Histor...