Temor a lo des/conocido

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Temor a lo des/conocido por MLSandoval

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Temor a lo des/conocido por MLSandoval

Premio otorgado: "Mejor fallo de simulación".

Cali no había tenido necesidad de salir de su vivienda unipersonal de cinco metros cuadrados por más de un año. Casi nadie solía hacerlo ya. Tuvo que alejarse de su espacio en un par de ocasiones por la puerta de atrás para ingresar a un módulo médico o uno de belleza que se acoplaban ahí, pero no había llegado más allá. Apenas podía recordar cómo era la fachada del edificio departamental de decenas de pisos en el que vivían miles de personas no tenían que encontrarse nunca cara a cara.

Tras realizar sus actividades laborales diarias en línea, usó veinte minutos la banda de ejercicio que nada más podía distinguirse del piso cuando de echaba a andar y entró al cuarto de autoaseo para darse una ducha con agua pulverizada mientras dejaba que el sistema de limpieza de su hogar hiciera lo propio en el espacio que habitaba.

Esa tarde, Cali comería con alguien. Al. Sacó del contenedor de refrigeración una cena francesa empacada en una charola y la puso en el horno de hidratación cálida para que cada alimento volviera a adquirir la forma, el sabor y la consistencia correspondientes, aunque el gusto no solía ser muy distinto de que tendría el empaque de celulosa reciclada en el que estaba guardada. Quien ahí vivía no tenía que preocuparse por pedir sus insumos de subsistencia, el sistema inteligente se encargaba de hacer las compras cuando detectaba faltantes, y pagaba directo de su cuenta de acuerdo a lo programado, así que siempre tenía todo lo que necesitaba a la mano. De vez en cuando, hacía adquisiciones extraordinarias, como algún regalo para alguien que le llegaría directo a su propio módulo, o compraba alguna cosa para sí, como el fondo virtual con la desaparecida torre Eiffel, que estaba activado en ese momento. "El romanticismo jamás pasará de moda", pensaba Cali.

Quien residía ahí programó música antigua, la cual escuchaba en sus audífonos inalámbricos, como su clásico favorito de Dua Lipa, mientras esperaba que la persona con quien cenaría se conectara. Ya nadie escuchaba canciones con voces, se preferían esos ritmos tonales que provocaban distintos efectos en la corteza cerebral.

—¡Hola, Al! —dijo Cali, al recibir la imagen en su pantalla frente a la mesa multiusos sobre la cual había depositado la charola con su comida.

—¿Qué hay, Cali? —resonó la voz en sus auriculares tornasolados.

—Me encanta tu nueva apariencia —respondió Cali, observando una criatura élfica de género indefinido en la enorme pantalla de altísima definición.

—¿Te gusta? ¿Qué tal ésta? —preguntó Al ajustando su sistema, haciendo que su imagen se tornara en un ser parecido a una sirena o tritón con cabellos flotantes, como si se encontrara bajo el océano.

—¡Me encanta! ¿Te gusta mi fondo de la antigua París?

—Siempre muestras tanto romance y nostalgia por el pasado, Cali. Hasta olvidaste usar un filtro personal hoy.

Antología: Un viaje a lo desconocidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora