Capítulo 15.

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animes y personajes utilizados en esta historia no me pertenecen, créditos a sus respectivos creadores.

pequeña esperanza para un castigo sin fin - capítulo 15.

--milk!.-- bramó, pero ya debía saber que todo era solo imaginación suya, porque cuando sus orbes se abrieron al tratar de abrazarla, todo se había ido.

estaba en un lugar diferente, no era el hogar de akeno, no era nada de lo que conocía, pero de algún modo no se sintió alertado, porque aquella habitación desprendía cierta sensación de calidez y seguridad.

trató de saber la ubicación de akeno, pero sus sentido parecían haberse debilitado bastante nuevamente, sujetó su cabeza tratando de soportar el dolor que se generó, y sin poder hacer mucho se volvió a recostar en aquella cama que sea de quien sea, era bastante cómoda.

pasó bastantes horas en esa posición, llegó a notar como la luz que entraba por la ventana se extendía cada vez más, hasta que sintió como la puerta más alejada se abrió, el dueño de casa alfín había llegado.

solo bastó de unos instantes, para que la chica siguiera hasta aquella habitación en donde lentamente abrió la puerta y se encontró cara a cara con el saiyajin.

--Así que eras tu...-- susurró a la nekomata de cabellera que acababa de entrar, cuyos ojos avellana se abrieron de la impresión, un sonrojo emergió en sus mejillas y soltó el recipiente con agua y el pañuelo que traía consigo, tal ves dispuesta a cuidar al saiyajin. --espero no haberte causado molestias, y perdón si viste algo que no tenías que haber visto.-- explicó tratando de levantar su torso, pero esta vez se le hizo mucho más difícil que antes. --no deberías esforzarte.-- la nekomata sacudió su cabeza olvidando lo anterior y corrió para ayudar al Son. --grácias, mi estado es deplorable.-- reconoció, su cuerpo le dolía, pero en especial su cuello que daba la impresión de haber sido estrangulado. --solo no te sobre esfuerces, aún estas muy débil.-- habló koneko al ayudar en el cometido de gokú.

algo de silencio se hizo presente en lugar, todo mientras el pelinegro recuperaba el aliento, la pequeña nekomata le miró fijamente, preguntándose el por qué de actuar de tal forma, recordando como de aquellos ojos oscuros; sangre se derramaba y como suplicó que sea quien sea que le hablase, se callase de una vez.

tal vez tengas preguntas de lo que sucedió ese día.-- gokú anunció repentinamente, como si pudiese leer su mente, sus ojos mostraron impresión y el chico giró para verla. --hace cuantos días fue eso?.-- cuestionó, porque pudo haber estado en cama quien sabe cuanto. --fue hace 2 días.-- contestó, el son frotó sus ojos y decidió ponerse en pie. --e-espera!.-- reclamó ante el acto del saiyajin quien no hizo caso a sus palabras. --aún estás muy mal.-- trató de hacerle entender de su estado, pero el Son ya había vivido de esa forma desde que conoció a akeno. --esperé para agradecerte, pero ya debo irme.-- su cuerpo dolía enteramente, pero si permanecía de esa manera no haría mucho, además de que akeno estaría preocupada por él. --dime, que pasó ese día?.-- preguntó mientras empezó a ponerse la parte superior de su doji, apenas tenía memoria de sus actos durante su cruel castigo, y si causó alguna clase de problemas a la albina u alguien más debería saberlo. --nos transportaste a las afueras de la ciudad, al final de lo que te haya pasado, terminaste inconsciente, luego de eso te traje a mi apartamento.-- explicó tratando de mantener alejado el tema que gokú había evitado hablar, de alguna manera comprendió y asintió en señal de agradecimiento. --supongo que ahora te debo un favor, así que si necesitas algo de mi puedes pedirlo con gusto.-- dijo después de suspirar, sus ojos oscuros se posaron en la bella nekomata quien pensó con detenimiento esas palabras. 

otra vez el silencio se hizo presente, como aquellos interminables momentos que solían formarse cuando ambos esperaban en el club del ocultismo, callados y silenciosos, esperando a que alguno de los dos hablase y rompiera los eternos segundos aguardando el sonido de la campana que culminaba con el día escolar, pero aunque se asemejaba a esa hora del día, gokú no estaba dispuesto a perderse en la duda de koneko, y separó su fría mirada de la de ella.

PEQUEÑA ESPERANZA PARA UN CASTIGO SIN FIN (goku en dxd)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora