Celine
— ¡Neccesito rascarme el trasero Blake! — Dijo llena de alarma moviéndose en el asiento con insistencia mientras trata de fingir y de ocultar que su mano esta dentro de su vestido — ¡Se me metió la tanga que me compraste, esa de hilo dental que ahora con el embarazo me queda pequeña! —
Blake giró su cabeza como él exorcista y casi la mató con la mirada, la fulminó de tal manera que pudo sentir las filosas dagas saliendo sus bonitos ojos azules y puso una mano sobre su pierna para detenerla, ya que parece que tuviera sarna o quizá lo hizo para que los invitados de la fiesta en el palacio de Buckingham no la vean haciendo eso.
Le gustaría que Darcy estuviera aquí, su pequeño rostro se habría llenado de ilusión al ver lo hermoso que es el palacio, ella habría interrumpido el tenso momento con alguna palabra chistosa que está aprendiendo, lo malo es que tuvo noche de primas en la guardería, perdón, en la casa de su hermana Florencia.
— ¡Yo no te regale eso! — Contestó Blake en tono seco y con molestia en sus palabras — Y vaya que tengo muy buena memoria, de hecho eso es mi mejor don —
Celine abrió los ojos al darse cuenta de su error y para aminorar la tensión, puso su mano sobre la de él para que toque la suave piel de sus piernas.
— Claro que tu me la diste Blake — Comentó pasando sus manos por la camisa de ese Inglés — Ya sabes, tuvimos sexo en el cine y me las diste al llegar a casa porque rompiste mis pantaletas, esa roja, delgada y de encaje, tú mismo me la compraste —
Ese último comentario hizo enfurecer a ese ingles.
— ¡No, con un carajo me estas confundiendo Celine, yo nunca he ido al cine contigo y menos soy tan animal cómo para romperte las pantaletas! —
Después de escuchar ese grito de coraje de un hombre enfurecido y celoso, Celine se recargó en su asiento y lo mínimo que pudo hacer fue sonreír de lado.
— Dios algún día iba a suceder, vamos, tú sabes que tuve muchos amores, mi corazón es tan grande que tiene espacio para muchos — Lentamente levantó sus manos para pasarlo por el rubio cabello del ingles — ¿Y te sientes mal por eso Blake? Dale gracias a dios qué no te confundo durante el sexo, esto es cualquier cosita sin importancia —
— Si claro, si tú lo dices —
Blake se soltó los primero botones de la camisa cómo si su primera reunión con la familia real fuera muy estresante para él, mira a todos lados, bebe demasiado vino y está atento a cualquier cosa, aunque vaya que ella está haciendo todo lo posible para comportarse como una linda señorita inglesa, pero qué puede hacer, su lado francés salvaje tiene que salir en algún momento.
— ¡Deja de moverte en la silla! ¿Te pasa algo? — Le preguntó con los ojos llenos de nervios. Celine dejó de moverse y le apretó las mejillas con descaro para hacer que la tensión de ese hombre baje, le va a dar un infarto.
— Si me pasa algo, me incomoda el vestido — Dijo al fin cruzándose de brazos y frunciendo el ceño — No me gusta el estilo de abuelita, me siento terrible, la tela me pica y me aprieta el estómago, siento que vomitar el bebé por la boca de lo apretada que me siento con esta tela —
Blake se pasó las manos por el rostro, tomó un sorbo de su caro vino cristalino y se permitió sonreír por primera vez en la noche desde que llegaron al palacio, soltó una suave carcajada para relajarse mientras unos de sus rebeldes mechones de cabello rubio caen por su frente, quizá el ambiente del palacio lo hace sentir así de frustrado, aunque bueno, ella sólo vino a comer y a ver guapos hombres.
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La Perfumista del Lord (Saga Las Perfumistas Parte 2)
RomanceCeline es una chica parisina sin miedo al éxito, mucho menos a los hombres, los maneja y los controla como quiere, de todos modos sus perfumes los hipnotizan, puede salir de fiesta cada noche y tener hasta dos amantes a la vez, es una guerrera en la...