Destino I

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Nota: Los padres de Barry están vivos, Barry no tiene poderes, no hay acelerador de partículas ni Flash reverso. Joe y Iris viven en la casa de a lado de los padres de Barry, por lo que Iris es amiga de Barry de la infancia, Joe es policía y trabaja en el CCPD, Iris es reportera y sale con Eddie.

¿Qué es el destino? ¿Quién lo inventó? ¿Es verdad que no tenemos ningún control sobre él?

Todas estas, son preguntas con muchas respuestas, para muchos, el destino no existe y piensan que es sólo una excusa que usan las personas para justificar sus malas decisiones, para otros, el destino es aquella fuerza que influye para que las cosas sucedan sin importar cuántos obstáculos se interpongan en el camino.

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Era un día como cualquier otro, Barry Allen se encontraba camino a su trabajo como CSI en el departamento de policías de Central City, iba tarde, como casi siempre. Apresurado, corría entre la gente, "un retardo más, Allen, y estarás suspendido por dos semanas" fueron las palabras de su jefe, el Capitán Singh y aunque, por algunos días, había logrado cumplir su promesa de ser puntual, esta mañana todo y todos parecían estar en su contra, empezando por su compañero de piso, Cisco Ramón. Cisco era uno de los mejores amigos de Barry desde la preparatoria -no que tuviese muchos amigos - por lo que, cuando ambos decidieron estudiar en la misma universidad; Barry para CSI y Cisco, ingeniería mecánica y robótica; la opción más lógica era vivir juntos, de ese modo, compartirían todas las cuentas del departamento.

A pesar de que ya han pasado un par de años desde que ambos se graduaron de la universidad, ninguno de los dos siente que es necesario ir a vivir por su propia cuenta, pues ya se conocen y se entienden bien, saben los hábitos el uno del otro y se sienten en confianza. Sin embargo, lo anterior no los excluye de tener diferencias de vez en cuando, como esta mañana, cuando Cisco le reprochó a Barry no haber sacado la basura que, de acuerdo al calendario ya establecido entre ambos, le tocaba hacer al forense, sumado al hecho de que su alarma no sonó, lo que hizo que se despertara tarde.

Todos los esfuerzos del forense por llegar a tiempo a la parada del autobús que lo llevaría a su destino, fueron en vano, pues justo una cuadra antes de llegar, vio a lo lejos como el autobús emprendía su camino, dejándolo atrás.

Derrotado, y sin más remedio, Barry se sentó en el pequeño banco metálico que se encontraba en la parada del autobús. Miró su reloj al menos una 15 veces, no sabiendo si quería que el tiempo se detuviera por completo para que no se le hiciera más tarde o si quería que los minutos avanzaran y que el siguiente autobús apareciera más rápido.

Después de unos momentos contemplando su reloj, alzó la mirada y vio que ya no estaba solo, en algún momento, una chica de piel pálida y cabello castaño había llegado a la parada del autobús, sin embargo, no se sentó en el banco metálico ni se paró debajo del pequeño techado, sino que estaba parada a la orilla de la acera. Iba vestida con ropa ligera, camisa blanca, jeans y botas negras, lo cual no sería raro si no fuera por el hecho de que era invierno, las calles estaban cubiertas de nieve y el frío parecía no cesar.

Barry la observó, no pudo evitar notar lo hermosa que era la chica, su piel blanca como porcelana, ligeras ondas castañas que caían sobre sus hombros y hasta la mitad de su espalda, también notó una botella casi vacía en su mano.

Después de un momento, el forense desvió la mirada, no queriendo parecer un acosador o algo por el estilo. De pronto, el ruido de vidrio rompiéndose llamó su atención.

"¡Mierda!" exclamó ella. Barry miró como ahora, a los pies de la chica, yacía la botella de vidrio hecha pedazos, la castaña se tambaleó un poco y luego se apartó de los trozos de vidrio en el suelo.

𝒮𝓃𝑜𝓌𝒷𝒶𝓇𝓇𝓎 𝓈𝒽𝑜𝓉𝓈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora