RETURN ▓ [Lizkook] SEGUNDA PARTE

▓ Capítulo 7 ▓

Todos nos miramos entre nosotros, como intentando que alguien diga qué ha sido ese sonido, a pesar de que nadie lo sabe, obviamente.

Yoongi y yo compartimos una mirada que únicamente entendemos él y yo, así que nos ofrecemos voluntarios a ir arriba y mirar.

Conforme subimos las escaleras, el ambiente me recuerda tanto a aquella noche del cumpleaños de Jin.

Ay, Jin... Podrías haber triunfado y haberle dado luz a este mundo tan cruel. Él y todos los demás muchachos...

Da tanta pena recordarlos de la forma en la que hay que recordar su final. A veces me acuerdo de ellos, pero, cuando veo que las lágrimas van a empezar a caer, voy en busca de Suni, quien es una de las pocas personitas que ahora mismo me puede sacar una sonrisa real.

—Esto se me hace un poco familiar —murmura mi acompañante conforme avanzamos por los escalones.

—Justo lo que estaba pensando —susurro, agarrándome de la barandilla de madera, con el corazón nuevamente acelerado y un nudo en el estómago.

No sabemos exactamente en qué habitación ha sonado el cristal, así que lo guío por las tres primeras, sin encontrar lo que buscamos. La única que queda ya es mi cuarto, y el hecho de que sea ese sitio y no otro de la casa me pone los pelos de punta.

—Es mi dormitorio —Informo, girando el pomo y abriendo lentamente la puerta, asomando yo primero la cabeza, viendo el desastre del suelo, y ya metiéndome de lleno en el lugar, seguida rápidamente de Yoongi.

Las náuseas se apoderan un poco de mí al ver qué ha sido lo que se ha chocado contra el cristal para poder romperlo.

Es un cuervo, solo que es imposible que haya pasado el solo, pues está abierto en canal y tiene las tripas fuera.

Esto también me recuerda un poco al pasado.

—¿Qué cojones? —Yoongi me aparta delicadamente de en medio y se agacha para observar mejor el pájaro, tapando su nariz con la manga de su chaqueta.

—Es imposible que haya pasado él solo estando en esas condiciones —mis ojos se pasean por alrededor del resto de la habitación, y no encuentro nada más que me resulte extraño o fuera de lugar.

—Ya te digo. Como que lo han lanzado para enviarte un mensaje —giro mi cabeza hacia él, extrañada, y pudiendo ver que con la punta de sus dedos sujeta un trozo de papel bañado en sangre que está doblado.

—Dios... Que asco —hago una mueca de repulsión mientras agito mis manos en el aire, mentalizándome de que tengo que agarrar el papel para ver qué narices contiene.

—Si quieres lo puedo abrir yo.

—No hace falta, al fin y al cabo, lo han lanzado aquí por algo, eso seguro —me muerdo el labio inferior con fuerza para intentar no vomitar y acabo agarrando el trozo de papel, desdoblándolo y viendo su contenido.

—¿Qué pone? —me pregunta, elevando las cejas y dando pie a que le muestre la información.

—Más bien, ¿qué enseña? Es una foto del cementerio de la ciudad —le extiendo la hoja para que la pueda ver mejor.

Achina sus ojos, como tratando de leer algo que está escrito muy pequeño.

—No puede ser...

—¿Qué pasa?

—Es una foto de la zona de los fallecidos del orfanato. Es más, no es el cementerio como tal, es justo la zona del orfanato, donde hubo el incendio y donde están todos nuestros compañeros enterrados.