Sé que Yoongi trata de hacerse el fuerte. Eso no ha cambiado para nada en él. Ni cambiará, seguramente.
Pero también sé que está nervioso. No ha parado en todo el camino de morder su labio inferior y de apretar las manos alrededor del volante, además de estar con un movimiento de cabeza que a cualquiera pondría nervioso.
Aparca en un vecindario acogedor cuando el GPS da por finalizado nuestro viaje. Pero él no se mueve, parece que tiene las manos pegadas al volante y los pies a los pedales.
Tengo que sacudir un poco su hombro para que despierte de su embobamiento. Me mira un poco aturdido.
—Hemos llegado, pero tómate el tiempo que necesites —le miro con compasión y abro mi puerta—. Te dejo tu tiempo para tranquilizarte.
— No estoy nervi... —antes de terminar y que me siga soltando excusas, niego con la cabeza divertida y cierro la puerta, apoyándome a un lado de ella y observando las casas.
No es muy difícil saber cuál es la de sus padres. La vi en la foto que me enseñó, y, aparte, creo que es la más notoria entre todas las de la calle a pesar de los colores apagados que presenta.
Sus paredes son de un blanco hueso, mezclado con el tejado y los bordes de las ventanas de un marrón roble. Desde aquí puedo ver que tiene doble puerta de entrada, y que mantiene en ellas unos picaportes en forma de cruz.
Algo me dice que son extremadamente cristianos.
Al cabo de un rato, Yoongi acaba saliendo, soltando un suspiro y cerrando la puerta más fuerte de lo normal. Rodea el coche y se para a mi lado.
—Bien... —ojea la casa una y otra vez. Palmea sus mejillas y sacude su cuerpo—. Vamos a ello.
¿Avanza? Sí.
¿Rápido? No.
Mirándole hacer un poco el ridículo, acabo alanzando su paso en cinco pasos y me posiciono a su lado, agarrándole del brazo y arrastrándolo a la puerta.
—Oye, tampoco hace falta tanta rapidez sabes. Con rapidez no se actúa bien —balbucea y trata de quedarse firme en el sitio.
Mi persistencia es mayor y acabo por cumplir mi objetivo. Al subir los escalones que llevan al porche, Yoongi trata de salir corriendo y huir.
Consigo agarrarle de la capucha de su chaqueta antes de que eso ocurra.
—Tú tuviste esta idea. Tú te quedas aquí —hablo con firmeza y agarro uno de los picaportes, haciendo que retumbe con fuerza contra la madera y esperando a que alguien salga.
Yo también estoy nerviosa, aunque no quiera que se me note.
Yoongi guarda sus manos en los bolsillos, y sé que es para ocultar el leve temblor que se le ha presentado hace unos segundos.
Los aproximadamente dos minutos que alguien tarda en abrirnos se me hacen de los más largos de mi vida. Hasta yo tengo que guardarme las manos en los bolsillos también.
Una mujer es la que nos abre, luciendo un pelo larguísimo y castaño. Tiene un vestido blanco que le llega casi a los tobillos y unos tacones negros.
Nos echa una mirada un tanto desagradable.
—Ya he dicho que no pienso colaborar para ayudar a nadie de la calle. Tengo cosas más importantes que hacer —trata de cerrarnos la puerta, pero yo consigo poner la mano para impedirlo.
—Perdone, pero no venimos por eso —una risa nerviosa sale de mi boca, y no me puedo sentir más avergonzada cuando la mujer vuelve a mirarme mal—. Él es del departamento de policía y veníamos a hacerle unas preguntas.
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RETURN ▓ [Lizkook] SEGUNDA PARTE
Fanfic¦SEGUNDA PARTE DE "ORPHANAGE"¦ ▓ 𝐘 𝐚𝐮𝐧𝐪𝐮𝐞 𝐥𝐚𝐬 𝐜𝐨𝐬𝐚𝐬 𝐡𝐚𝐲𝐚𝐧 𝐜𝐚𝐦𝐛𝐢𝐚𝐝𝐨... 𝐓𝐨𝐝𝐨 𝐩𝐮𝐞𝐝𝐞 𝐯𝐨𝐥𝐯𝐞𝐫 ▓ ~En este libro habrá violencia y temas sexuales no aptos para todo el mundo, así que te pido que si estás cosas no s...