▓ Capítulo 20 ▓

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Es como estar en el cielo y en el infierno al mismo tiempo. Así son sus labios de poderosos, para hacerte sentir cosas tan contrarias, como el bien y el mal. Es una intensidad implacable con la que choca su belfo contra el mío. Sus frías palmas están ahuecando mis mejillas, dándoles un poco de calor.

A mi mente se vienen todas aquellas veces en las que nos besamos en el pasado, y, aunque siga sintiendo esta increíble intensidad, hay algo distinto.

No me besa con agresividad. Ni siquiera me sujeta fuerte. Parece hasta... ¿dulce?

No, no puede ser, no hay nada dulce en él.

Negando cuando mi mente vuelve a pensar con claridad, aparto su agarre de mis mejillas y le obligo a alejarse, impactando la palma de mi mano en su carrillo nada más conecto mis ojos con los suyos.

—¿Qué crees que haces? —hablo con un susurro que sale confundido de mi boca.

—No te callabas —suelta, como si fuese obvio.

Río secamente.

—¿Y tú besas a cada persona que quieres que se calle? Lo dudo mucho —doy una mirada de asco y paso por su lado, de una vez por todas.

Sé que viene detrás de mí, por lo que no me siento tan asustada cuando me toca volver de regreso al coche. Es irónico, no me da miedo que mi futuro asesino venga detrás de mí en un bosque.

Me da miedo estar tan confiada y tranquila a su lado.

—Es más a la derecha la dirección hasta tu coche —habla, casi poniéndose a mi altura.

Solo alcanzo a echarle una mirada que no dice mucho y a guiar mi cuerpo hacia donde ha dicho. Acabo viendo mi vehículo al pasar dos minutos o así. Sin decir nada más, extiendo mis llaves y lo desbloqueo, abriendo la puerta del conductor y adentrándome en él.

—No vuelvas a este bosque sola, no siempre voy a poder estar detrás de ti —me impide cerrar la puerta y se agacha para poder mirarme.

—Pensaba que era tu plan de vida, ya sabes, controlarme —la burla es apreciable en mi tono de voz.

Su mirada empieza a ser más intensa y de poca paciencia.

—No estoy de coña, dulzura. No vengas aquí sola, o me veré obligado a que me cojas miedo como antes, a ver si así me haces caso. Que tengas buen camino a casa —agarra mi barbilla y acerca su cara a la mía, dando un beso en una de mis mejillas.

Vuelve a su altura y, cuando está a punto de cerrar mi puerta, le llamo. Se agacha de nuevo.

—¿Sí?

—Necesito hacerte otra pregunta.

—Adelante.

Las letras del otro día en mi calle vuelven a mi cabeza.

—¿Tú pintaste las letras de mi calle? —llevo mis manos al volante y las dejo ahí, sin mirarle ahora.

Espera unos minutos antes de contestar.

—¿De qué letras estás hablando? —antes de girarme del todo a mirarle, lo hago de reojo, viendo que no se pone nervioso y tiene su vista clavada en mí.

—Pintaron con rojo unas letras en mi calle, en el suelo, pensé que fuiste tú —agarro las llaves de mi bolsillo y enciendo el coche.

—¿Recuerdas que ponían?

—No, no me acuerdo, así que, si no fuiste tú, me voy ya —trato de cerrar la puerta, pero, antes, me agarra de la barbilla y se acerca a mi cara, dejando un suave beso en mi mejilla.

RETURN ▓ [Lizkook] SEGUNDA PARTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora