▓ Capítulo 19 ▓

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Sigo sin ver esos dos ticks azules desde anoche, y mis manos se encuentran sudando por estar dudando de si le ha podido pasar algo a Yoongi. En la comisaría me dijeron que se había reportado como enfermo y no asistiría en un par de días.

No me dejó más tranquila, pues, aunque estuviese enfermo, no me ha leído ningún mensaje y ni ha avisado.

Si fuese verdad ya me lo habría dicho. Es Yoongi y está muy puesto en lo que está pasando.

No me dejaría tirada. ¿Verdad?

Muerdo con nerviosismo mi labio inferior, apretando mi teléfono en mi mano, para después guardarlo en el bolsillo de mi abrigo color canela. Decidida, bajo del coche y me acerco a la puerta de su casa.

Doy gracias por saber dónde vive después del día que le traje. Ha sido más sencillo.

Pasando mis manos por el abrigo para quitarme el sudor que se me está empezando a formar en las palmas y pinchando un poco mis dedos como acto reflejo, extiendo el índice de mi mano derecha y presiono el timbre.

Espero...

Y espero.

Y espero.

Y espero.

Me pongo de puntillas para asomarme por la ventana que tiene al lado de la puerta, pero no consigo ver nada con claridad. Decidida, agarro el pomo de la puerta y lo giro, probando a ver si tengo suerte y se abre, pero nada.

No pienso llamar más al timbre, así que me asomo por uno de los laterales de la casa, y voy hasta allí al ver que hay otra puerta. Rezo mentalmente para que con esta tenga más suerte.

Se abre.

Asomando primero mi cabeza, logro ver que esta entrada da acceso a un pequeño almacén donde Yoongi tiene guardadas algunas herramientas y alimentos que no necesitan estar en el frigorífico.

Cerrando la puerta detrás de mí, paso la habitación y acabo llegando a la contigua, que es la cocina. Hay algunos platos sucios en el fregadero, con restos de comida y unas cuantas moscas revoloteando por encima.

«Será cerdo», pienso, viendo cómo tiene la cocina. Parece una pocilga, aunque, claro, su despacho en la comisaría no es que estuviera mucho mejor, menos con sus babas recorriendo los informes.

Recojo una bayeta sucia que hay tirada en el suelo y la suelto con asco encima de la mesa central.

«¿Este chico no limpia nunca o qué?».

Viendo que me están sangrando los ojos con tanto desorden y suciedad, prefiero salir de aquí e ir a la siguiente habitación.

Cuando salgo al salón me es inevitable preguntar en voz alta: «¿Hola? Yoongi, ¿estás?».

La respuesta negativa es el silencio.

Sin entender muy bien qué está pasando, pero preocupándome si le puede haber pasado algo, acabo viendo su teléfono en la mesita baja que tiene frente al sofá. Alargo el brazo y lo agarro, notando que no tiene batería y el cargador no está por los alrededores.

Al lado de este hay papeles revueltos, relacionados con su trabajo en el departamento de policía, pero nada que me dé una pista.

Hay cojines tirados alrededor del sofá y el mando de la televisión se encuentra también en ese sitio.

«Pero, ¿qué ha pasado aquí?».

Con una mueca de extrañeza, me doy la vuelta y vuelvo a mi coche.

RETURN ▓ [Lizkook] SEGUNDA PARTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora