௮ OO.

320 24 6
                                    

Louis movía sus pequeñas manos, inquietó, sobre el suéter celeste con pequeñas nubes de estampado que portaba, no sabia si lo que estaba a punto de hacer estaría bien, sin duda alguna era arriesgado pero el pequeño Tomlinson quería tentar a su suerte y consultar con sus padres la idea que ya hacia mese rondaba por su mente. Louis sin duda no sabía como sus padres reaccionarían a su petición y aunque ya era mayor de edad, no podía simplemente irse.

Tomando una respiración larga Louis trato de encontrar el valor que necesitaba, pudo percibir el fuerte aroma a pino del despacho de su padre, Mark. Tomo el pomo dorado de la puerta y sin pensarlo en demasía la abrió; y en cuanto él pequeño omega puso un pie en la habitación los dos alfas que estaban dentro le sonrieron de forma inmediata. Él omega de ojos azules inclino la cabeza, tímido. Sus mejillas de un color adorablemente rosa y el enorme suéter que lo hacia ver aún más pequeño de lo que era.

— Lou, — dice la alfa de larga cabellera castaña sonriéndole con afecto — ¿necesitas algo cariño? — inquiere cerrando la carpeta llena de papeles que tenia entre las manos para así poder prestarle la debida atención al omega de índigos azulados.

— Uhmm, — tararea — Quiero hablar con ustedes sobre mi educación. — Articula con algo de dificultad, le a costado decir una oración completa sin tartamudear. Mark y Jay escuchan con atención lo que Louis dice y se miran entre ellos cuestionándose con la mirada.

— ¿Está todo bien Boo? — ahora Mark si lo mira, y sus ojos demandan una explicación — ¿algún profesor te incomoda o a echo algo fuera de lugar?

El sonrojo que bañaba sus mofletes pálidos ahora es un tinte completamente rojo, él omega se da cuenta de que las palabras que escogió no son las adecuadas y ahora la escudriña mirada que los alfas mayores ciernen en su cuerpo lo ponen tímido.

— N-No, — termina por decir cubriendo con sus manitas sus mejillas tibias — Es solo que investigue y quisiera asistir a un Instituto. — Los ojos cafés de Jay desbordan asombro y Mark solo analiza la pequeña y curvilínea figura del pequeño omega frente a él quien sigue cubriendo su rostro moviendo los pies de forma recurrente.

— ¿Un Instituto?, — la alfa repite las mismas palabras del ojiazul, solo que su voz demanda una respuesta elocuente.

— Mhmm, si, — susurró con la voz baja — el Instituto The Royal College of Saint Peter — Louis permaneció en silencio, termino de hablar y la mirada perpleja y sorprendida de los alfas sin duda hacia la escena mucho más incomoda para él.

Mark y Jay sabían sobre el Instituto que su hijo menciono, The Royal College of Saint Peter; se caracteriza por ser una prestigiosa academia que se regia en la enseñanza solo para omegas, un Instituto privado al que solo las familias que se podían permitir costear la matricula enviaban a los omegas. Las instalaciones del lugar contaban con edificios donde se les asignaba las habitaciones a los estudiantes.

Pero lo que más perplejos tenia a los alfas era que Louis sugiriera ir a dicho lugar, Louis jamás había estudiado fuera de casa por seguridad.  Una seguridad que sin duda ambos quería seguir manteniendo, era más fácil tener al omega en casa que en un lugar lleno de personas que podrían hacerle daño. Él pequeño omega era tan delicado que temían que alguien afuera quisiera aprovecharse de esa inocencia genuina que caracterizaba al ojiazul.

No sabían que hacer o decir así que solo se mantuvieron en silencio, viendo como Louis miraba entretenido la punta de sus zapados de charol negros como si fuera la cosa mas extraordinaria dentro de la habitación.

El olor amargo que se desprendía del omega se respiraba como un perfume venenoso que les molestaba en los pulmones, el nerviosismo demasiado palpable en el denso aire que se mantenía dentro de las cuatro paredes, la tensión dentro de aquella habitación era tanta, que se podía cortar prolijamente con un cuchillo si así lo quisieran. Y las tres personas que se encuentra dentro de la habitación no están mejor.

Sus olores característicos se volvieron amargos; miedo, pánico y desconfianza, se podía distinguir de forma clara. Louis se sentía regañado, cuando decidió hacerles saber su decisión a sus padres, no esperaba que lo que comenzó como una conversación cómoda y llena de sonrisas, ahora era un espacio denso, incómodo, y de miradas cargadas de preocupación.

Tal vez no fue tan buena idea como creyó al principio.

— ¿Estás seguro de que eso es lo que quieres? — cuestiona Jay bebiendo del té que con anterioridad había servido en un juego de tazas de porcelana.

Mark que está sentado al lado derecho de su esposa, mira con verdadera intriga a su hijo, los dos alfas necesitan saber que lo que Louis quiere no es solo un capricho.

— Estoy muy seguro, madre. — Responde él omega, bajando la cabeza en sumisión. La mirada de sus padres sobre él lo hacen mucho más sumiso de lo que cotidianamente se muestra.

— Si esa es tu decisión, — inicia Mark con lo que parece ser una sonrisa en la comisura de sus belfos — Te apoyaremos, aunque no estemos de acuerdo. — finaliza por decir, mirando a su único hijo omega sonreír felizmente con esas pequeñas arrugas a los costados de sus ojos.

— Te apoyaremos Lou. — la alfa de cabellos castaños se levanta del sofá y camina en dirección a su hijo, para poder abrazarlo. Ahora su aroma a vuelto a la normalidad y el almizclado y dulzón olor de Louis vuelve a llenar sus fosas nasales, haciendo que Jay gruña satisfecha, no le gusta cuando el aroma de Louis se torna amargo por miedo.

— ¿Cuándo planeas irte? — pregunta Mark sacando su teléfono y tecleando algo que los otros dos presentes no alcanzan a visualizar.

— Aún no lo sé padre, no he podido inscribirme ni apartar la habitación en el edificio. — Murmura avergonzado con las mejillas bañadas de un tierno color bermellón — Quería hablarlo primero con ustedes. — Menciona al ver la desconcertada mirada del alfa.

— Ya he hablado con la directora del instituto, — levanta el celular mostrando la pantalla con una sonrisa autosuficiente — Ya estás inscrito y ya he apartado la habitación, será solo de tu uso y es la más grande que pude conseguir. — Parla orgulloso de si mismo, dirigiéndole una mirada cariñosa a su único hijo omega.

Mark se sentía triste, su pequeño Lou se iría de casa, jamás se planteó aquella idea y ahora estaba muy descolocado, pero si iba a irse, lo haría en las mejores condiciones posibles. Con un mensaje ya tenía todo organizado para que Louis estuviera cómodo en su nuevo instituto, la directora era una vieja conocida y no tenía problema para que un Tomlinson estuviera entre sus estudiantes, aunque claro: todo bajo una perfecta discreción, nadie tenía porque saberlo. Nadie aún tenia que saberlo.

— Dicho eso, las clases iniciaran dentro de poco. ¿Cuándo te iras? — inquisitivo vuelve hacer la misma pregunta, Mark se levanta del sofá con un libro de portada gruesa y algo gastada, el aura dominante del alfa al caminar es muy notable, con un movimiento elegante de manos deja el libro en uno de los estantes.

— ¿Mañana?, — sin notarlo su respuesta se oye más como una pregunta.

— Me parece bien. — tomando las manos pálidas y pequeñas de Louis entre las propias, Jay le sonríe. — Pediré que te preparen las maletas y mandare a una de las empleadas a comprar todo lo que necesites para el Instituto.

Él omega solo puede sonreír feliz, sus padres no reaccionaron tan mal y se siente tonto, jamás le hubieran regañado ni alzado la voz.

— Mamá..., — llama bajito a la alfa que se encuentra ya levantada hablando por el intercomunicador que esta incrustado en la pared, todas las habitaciones de la casa tienen uno que suenan directamente a la sala donde se reúne todo el personal de servicio.

— ¿Si Lou?, — Jay quien escucha la voz chillona del omega, se retira el aparato para poder escuchar con atención.

— ¿Puedo escoger todo lo que necesitare? — habla refiriéndose al uniforme que llevaría en el tiempo que estaría ahí, junto con la lista de materiales que seguramente necesitaría. Compraría lo básico, ya que hasta donde tenia entendido dentro del Instituto hay tiendas con todo lo relacionado a The Royal College of Saint Peter. Los uniformes acorde a la estación en la que se encontraran, y librerías en las que se encontraba todo lo que los maestros pedirían en los semestres.

— Presupuesto que si, Boo — y el mote cariñoso por el que su madre lo nombra hace que su sonrisa se ensanche. — Escoge lo que más te guste y cárgalo a la tarjeta, — y por el puchero en los finos y rositas labios del omega Jay sabe que la respuesta que esperaba no era esa. — Cariño, sabes que no puedes salir, ¿bien? — El castaño asiente rendido, ya sabe que la respuesta siempre será la misma, no a cambiado en los últimos ocho años, y no espera que cambie. Por eso su sorpresa al recibir una respuesta positiva de dejarlo ir al Instituto de omegas.

Y tal vez es confuso, o bueno eso cree él ojiazul. ¿Dejarlo asistir a un instituto pero prohibirle la salida a un centro comercial?, no lo comprendía. Pero Jay y Mark sabían muy bien lo que hacían, sin duda ellos no podrían persuadir al omega de que dejase esa alocada idea de socializar con más personas de su misma casta, y no querían enemistarse del pequeño dando un 'no' como respuesta a su petición. Tomarían todas las medidas que fueran necesarias para poder mantener al pequeño querubín de ojos azules seguro fuera de la mansión, y la directora de The Royal College seria de gran ayuda.

— Esta bien mamá, lo entiendo. — Dice al final levantándose del mullido sofá de cuero.

— Louis, antes de que te vallas. — Articula Mark, serio. — Existen condiciones que debes cumplir en tu estadía fuera de casa. — Él omega sabía que existía algo detrás de esa pronta aceptación de parte de su padre, resignado y con un mohín en sus belfos camina hasta quedar sentado frente a él, lo único que se interpone entre ellos es la pulida madera caoba del escritorio.

Jay ya había salido de la habitación en camino al recibidor principal, para darles instrucciones a la servidumbre sobre las cosas que tenían que empacar en la maleta de Louis.

Todas las personas que trabajan en la casa Tomlinson son betas, no por algún motivo discriminativo o cualquier cosa que se le parezca, siendo Louis un omega sumiso y de complexión delicada no querían incidentes en casa, ya había sucedido diez años atrás, no podían arriesgarse a pasar por eso de nuevo. Sus largas y esbeltas piernas portando tacones de punta haciendo eco el sonido que transmitían al chocar con la loza. Su cabello castaño cayendo en pequeñas ondas, el vestido negro ciñéndose en su anatomía marcada. Se denotaba desde lejos que era una alfa pura, o alfa lupus -termino adaptado-. Derramaba dominancia con cada paso que daba, y su potente olor derrochaba feromonas territoriales.

Dentro del despacho un omega se encontraba mirando sus manos descansar en su regazo, escuchando con atención las palabras que su padre articulaba. Se sorprendió mucho cuando su padre empezó a dictar todas las condiciones. Él omega se encontraba inseguro con respecto a todo lo que se le pedía que hiciera. Y cuando creyó que no podía ser más descabellado, su padre sentencio la última condición:

Nadie puede saber quien eres, — demanda — Nadie puede saber que eres.

















—Alex.

❛ 𝑊𝑖𝑙𝑑 𝑏𝑙𝑜𝑜𝑑𝑙𝑖𝑛𝑒𝑠. ੈ〔𝐿𝑎𝑟𝑟𝑦 𝑆𝑡𝑦𝑙𝑖𝑛𝑠𝑜𝑛〕❜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora