||𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖓𝖚𝖊𝖛𝖊||
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<<𝙳𝚎𝚜𝚊𝚙𝚊𝚛𝚎𝚌𝚎 𝚊 𝚕𝚊 𝚁𝚎𝚒𝚗𝚊>>
¿Cuántos no se enteraron de que Alejandra había escapado?
¿Cuántos no pusieron a Siniestra en un estado de deplorable presión?
Cuántos, no se atrevieron a encarar al español.
La situación es esta, de la cual derivaban dos vertientes: el estado de Alejandra que, si bien había disminuido un poco por demanda de los tratamientos, junto a la precaria edad con la que todavía contaba para salir a la urbe no eran buen dúo para crecer en un ambiente apático en la subdesarrollada ciudad. Lo extraño y abierto de todo no le permitía reconocer en que se podía meter y en que no, era muy difícil escudriñar las exasperadas tradiciones de los citadinos, y entre ellos, sus mañas.
Todavía quedaba añadirle ese sentimiento de añoranza que le provocaba el simple hecho de recordar a su madre, o el pobre pueblo en el que había crecido. Indiferente ante todos, ella era apenas una mosca perdida en la ventana de un palacio. Aún le quedaba mucho por entender, descubrir y comprender, y era necesario hacerlo antes de que España se diera cuenta que su error fue dejarla ir sin cocerle la boca. Porque si, Alejandra podía ser esquizofrénica, excesiva, una mujer trastornada por el dolor, pero no ninguna idiota ¡Su madre fue violada!, y eso le había hecho creer que la solución, era destruir lo que su padre había construido. Y como no, aprovechando la oportunidad decidir si era valioso mancharse las manos con la sangre de su progenitor.
Y fue cuando pensó en México. ¿Qué va a pasar con él? Si logra su cometido y consigue deshacerse del ibérico, Santiago habrá quedado huérfano cuando cumpla los 11, y no había manera de cuidarlo cuando apenas cuentas con 17 indecorosos e inexpertos años de vida. Mucho menos con un trastorno compulsivo como lo era el de Alejandra.
De ninguna manera podía cuidar de él si lograba tumbar hasta el suelo el imperio de Siniestra. No.
Sin embargo, hubo algo de lo que se dio cuenta el gallego, antes que ella. Y eso fue gracias a los emisarios que con fatiga forzada lograron encontrar: los medicamentos que consumía Alejandra para colmar su T.O.C, eran apenas unos cuantos calmantes para que no se saliera de la delgada soga que la sostenía, en pocas palabras, cuando aquellos medicamentos fueran ya botes vacíos con olor a farmacéutico; la mexicana iría a buscar más. Y fue ahí cuando el español decidió hacer tratos con el japonés.
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𝕽𝖊𝖉 𝖎𝖘 𝖕𝖗𝖔𝖍𝖎𝖇𝖎𝖙𝖊𝖉 || Rusmex [✔COMPLETA✔]
Não FicçãoUna vez su padre le dijo: "-Quien tenga miedo a morir que no nazca-". _________________________________ Sólo una historia más de narrativa decadente y de la que posiblemente te enganches no por la expectativa de la trama sino por la irreconocible ex...