Corrí hasta la puerta.
11-20-36 venía caminando. Esta vez su gorra estaba puesta al revés. Parecía un chico de 18, la verdad no sabía ni su edad.
Al verme volvió a regalarme esa familiar sonrisa.
Observé que sus ojos eran color café, y que su mirada era simpática.
—Hola darling.
—Mi nombre es Amery —objeté.
—Claro que lo sé. ¿Como has estado? Hace mucho que no te veo.
—No te recuerdo —solté sin más. No podía fingir que lo recordaba. No podía devolverle la sonrisa y fingir que todo iba bien conmigo porque no era así.
—Soy yo, darling—volvió a decir relajado, con esa radiante sonrisa.
—De verdad que no sé de lo que me hablas. No logro recordar.
Mi madre me llamó desde la cocina y luego avanzó hacia mi. Miró a 11-20-36 con un aire de tristeza, como diciendole «lo siento».
—Amery, querida, vuelve a la casa.
Y lo hice, porque el corazón me estaba palpitando más de prisa y en cualquier momento entraría en pánico. Eso pasaba cuando las ideas se relacionaban en mi cabeza y no lograba recordar.
Mamá habló unos minutos con 11-20-36. Él solo asentía y de vez en cuando arrugaba las cejas.
¿Quién era él? ¿Eramos amigos? ¿Cuál era su nombre?
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11-20-36
Teen Fiction"Debo recordar, debo recordarlo" ----- No copias ni adaptaciones. (Borrador)