Regaba las plantas y cuando ví que se acercaba, me puse la capucha del abrigo.
Me avergonzaba que me viera.—¿Darling? —El sonido de su voz al pronuciar esa palabra era como una caricia a mis oidos.
Se había detenido. Aunque no lo estaba viendo lo sabía. Sentía mis mejillas arder, de seguro estaba roja.
Ya no quería que me mirara porque su sonrisa me desarmaba. Porque sus ojos cafés me miraban con tanta intensidad que tenía la sensación de que calaban en lo más profundo de mi ser.
Ya no quería que me mirara porque el corazón se me aceleraba y me ponía nerviosa. Porque me sentía vulnerable. No sabía que hacer con todo lo que él me hacía sentir.
Me sentía desnuda ante su mirada. Por más cálida que fuera, sentía que clarificaba hasta lo más oscuro de mí, y eso me aterraba.
Recordé vagamente que había sentido estas cosas antes. No sé como, donde, ni con quién....Pero había sentido esto antes.
—A-adiós, o-once, veinte, treinta y se..seis—dije.
—¿Te pasa algo?
Su voz movía todos mis átomos.
—No, nada.
¿Que me pasaba?
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11-20-36
Teen Fiction"Debo recordar, debo recordarlo" ----- No copias ni adaptaciones. (Borrador)