#22

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Me encontraba nerviosa, ansiosa, emocionada, apenada...No sabía que hacer.

Me dirigí a abrirle la puerta a Ilzand. Esta vez iba con la gorra puesta al frente. Un abrigo negro y unos jeans.

Abrázame.

No pensaba en otro cosa que no fueran sus brazos alrededor de mi cuerpo. Quería averiguar mi pasado, pero tenía miedo de arruinar estas cosas tan lindas que sentía en el presente.

Efectivamente me abrazó.

Otra vez a salvo, envuelta en su tibio cuerpo. Encajando a la perfección como la última pieza de un puzzle.

—Ya estoy aquí, darling —dijo.

Quédate conmigo, aquí, para siempre.

No te alejes ni un centímetro.

Sigue estrechandome contra ti.

Ya no importa el pasado, ni el futuro, solo importas tú y yo, aquí y ahora.

Quédate conmigo Ilzand, ya no me importa otra cosa.

Se separó de mi, y de golpe retorné a la realidad.

Lo dirigí a la sala porque hacía frío como para estar en el kiosko. Le ofrecí chocolate caliente.

—Dime de una vez que leíste en ese diario.

Él sonrió mirando el humeante chocolate. Yo no sabía desde cuando su sonrisa me derretía y me evaporaba.

—¿De verás quieres saber, Amery?

Era la primera vez que decía mi nombre, y me hubiese gustado tener una grabadora para poder grabarlo y reproducir el sonido una y otra, y otra vez.

—Sí, aunque me cause miedo quiero saberlo.

Dio un sorbo a su chocolate y me miró, listo para empezar.

11-20-36Donde viven las historias. Descúbrelo ahora