Salió de sus pensamientos cuando sintió la mano del contrario rozarle el brazo, tratando de conseguir su atención de vuelta. Parpadeó, terminando de volver a la realidad; en la que Mashiho estaba sentado a su lado en el pasillo, compartiendo los minutos entre clase y clase junto a él.
-¿Donde estabas?- Le preguntó el bajito, con una pequeña sonrisa curiosa en su rostro.
Negó con la cabeza. Últimamente le pasaba esto demasiado a menudo, cosa que lo mosqueaba, porque nunca había estado tanto en su cabeza como ahora.
-No lo sé, perdona...- Dijo, apenado. Mashiho le restó importancia encogiéndose de hombros.
-No pasa nada... ¿Qué clase te toca ahora?
-Matemáticas...
-Uf...- El japonés hizo una mueca.- Yo la tuve a primera y dicen que el profesor ha venido de malas, así que buena suerte...
Ambos vieron como el profesor correspondiente, un hombre de unos cincuenta años y cara de pocos amigos, se iba acercando desde el otro lado del pasillo. Mashiho se levantó, formulando una despedida rápida, para acercarse al corro que sus amigos hacían cerca de la puerta de su clase. Junkyu suspiró, irguiéndose con algo de dificultad, para entrar en la suya.
-Hey, espera...
Miró hacia atrás, notando al japonés entre la multitud, alargando el brazo para ser notado. Aminoró el paso, viendo como el chico corría de forma adorable hacia él, esquivando a unos cuantos adolescentes con prisa por llegar a su casa.
-¿Por qué no vamos juntos? Así se hace más ameno...
-Está bien, ¿pero no vives hacia el otro lado de la ciudad?- Dijo, frunciendo el ceño.
-No pasará nada por caminar un poco más, así hago mas ejercicio.
Mashiho le sonrió, haciendo que sus mejillas se volvieran rojas por décima vez en el día. No había momento en el que no se sonrojara ante la presencia del japonés.
-¿Tienes muchas cosas que hacer hoy?- En la voz del más bajo se podía notar un deje de... ¿esperanza?
-Bueno, tengo unas cuantas tareas que hacer, ¿por qué?
Imaginaba que su amigo simplemente quería quedar para charlar con él, quizás jugar al baloncesto. Ya lo habían hecho unas cuantas veces. Quedaban en un parque, con varios de sus amigos, y se quedaban hasta que el sol se escondía. Si bien no era mentira lo que le había dicho, el profesor de matemáticas se había hartado a mandar tarea; simplemente su corazón le pedía ver a Jihoon. Y eso era lo que iba a hacer.
-Bueno, supongo que entonces puedo esperar hasta mañana...- El chico se rascó la nuca, algo descolocado por su negativa indirecta. De todas formas Junkyu no sabía a qué se refería, así que no le tomó tanta importancia y lo dejó estar.
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La piramide della felicità (JiKyu)
FanfictionUna caja negra, una llave dorada y un universo alternativo. Aquellas tres cosas significaron tanto para Jihoon que por un momento creyó que se estaba volviendo completamente loco. Y, sin embargo, pronto pudo comprobar que no era el único. +Los pasad...