Dieciocho

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Jungkook, fumando el último cigarillo del día, con un perfecto corte de cabello el cual también se encontraba tintado de rubio, una partida en ambas cejas y aquella nueva perforación debajo del ojo derecho, todo esto lo que llamó la atención de Farah, la había dejado prácticamente con la boca abierta. Él había cambiado tanto en tan poco tiempo, lo cual ella no podría creer.

Jeon con aquella vestimenta oscura portando unas grandes botas que lo caracterizaban, caminó en su dirección con una gran sonrisa para tomar a la chica entre sus brazos. Farah parecía querer derretirse en ellos, olía tan bien y parecía creer que sus músculos era mucho más grandes que la última vez. Jungkook se había ido por un mes, no fue una semana como lo había dicho, esto porque al ser la persona que se encargaría de los negocios de su padre, debía estar al tanto y por lo tanto, lo habían solicitado urgentemente.

Por otra parte, Kim Taehyung seguía en el mismo camino, Jeon no estuvo para molestarlo pero si sus dos mejores amigos que se divertían con él cada que podían. Él ya estaba harto de estos comportamientos, quería desaparecer de Seúl para siempre. Así que por lo tanto, ante estos pensamientos que lo invadían día con día, el chico se encontraba escribiendo una carta en nombre de Jeon Jungkook, demostrando todo lo que le había hecho como tanto él así como sus demás aliados. Por último, se levantó de su asiento y caminó fuera de la habitación en busca de algún objeto que contara con filó, encontró una botella arriba de la mesa principal y fue la misma que tomó, después, se dirigió a la habitación de su madre y sin previo aviso, entró. Ella se encontraba de espaldas admirando los preciosos edificios que tenían como vecinos y las calles siendo transitadas  aunque las mirará muy diminutas.

— Taehyung, justamente, quería ver... ¿que haces? — La oración que pensaba formular fue interrumpida cuando notó que su hijo caminaba en su dirección con una mirada penetrante, parecía ser que ese no era su precioso hijo.

— Lo siento, mamá — Susurró con voz ronca y cometió el acto. La botella se quebró en dos, lo restante, Taehyung solo sostenía con fuerza el objeto siendo impactado en el estómago de su madre. Tae no la miraba, pero sollozaba fuerte, hasta que cayó al suelo.

Después, él soltó la botella con brusquedad y se dio la vuelta para salir de la habitación. Una vez que llegó al baño, tomó unas tijeras y corto parte su flequillo sin siquiera pensarlo, acto seguido, se adentró a la bañera la cual estaba llena hasta más del límite, cerró sus ojos con lentitud y se dejó hundir.



Un gran estruendo resonó por todo el establecimiento causando que Farah soltara un brinco en su lugar, Jungkook se dio la vuelta al mismo tiempo que las personas comenzaban a correr en diferentes direcciones, asustadas, pero la pareja no sabía de que podría ser.

En el piso cuatro del centro comercial era un total caos, Jeon y Farah se dedicaban a comer al igual que las demás personas pero fue cuando se escuchó aquel sonido tan horrible que asustó a todas y salieron como cachorros del lugar, Jungkook se levantó del asunto depositando la servilleta en la mesa y la chica en ese mismo momento tomó su bolsa, era claro que se quedarían completamente solos, así que antes de irse, las siluetas de por lo menos cinco hombres se hicieron presente, los cuales portaban armas.

— Jungkook, vámonos — Susurró ella, lo más bajo que pudo hacerlo y comenzó a retroceder. Los nervios le invadían toda su cuerpo, parecía que en cualquier momento su corazón se saldría de ella, solo miraba las botas de aquellas personas que se acercaban más y más a ellos, sus oídos zumbaron hasta escuchar como si todo estuviera lejos de ella. Tomó aire y en ese momento recordó la técnica cuando se presenciaba un ataque de pánico.

— Tranquila, todo estará bien ¿si? No corras hasta que te lo indique — Susurro entre dientes, ella apenas y logró formular un si, pero antes de que sucediera lo planeado, se escuchó otro disparo, ese acto tuvo ventaja pues Jungkook aprovechó para correr junto con Farah quien se insultaba una y mil veces por llevar zapatos de tacón, sabía manejarlos a su conveniencia pero en estas situaciones era lo que menos necesitabas, así que se deshizo de ellos sin importarle que debía correr con los pies descalzos.

— ¡Entra! — Gritó Jeon al llegar al auto, de reojo notó a los hombres correr su dirección por lo que se apresuró a encender el vehículo y desaparecer de aquel lugar en segundos. Farah cerró sus ojos fuertemente y se sostuvo del asiento pues el auto parecía querer volar en cualquier momento, le causaba temor que Jungkook se descuidara y terminaran por estrellarse.

Tal y como sucedió hace dos años.

Si, hace dos años, Jungkook y Farah sufrieron un fuerte accidente automovilístico donde sus familiares no tenían muchas esperanzas en el momento que notaron lo mal que se encontraban ambos, estuvieron por dejar este mundo. Pero sus familias agradecieron a Dios, ellos reaccionaron y pudieron seguir adelante. Fue una complicada recuperación pero finalmente estuvieron bien. Sin embargo, Farah quedó más destrozada, había perdido a un bebé. Uno el cual ni siquiera ella estaba por enterada, Jungkook sufrió a su lado pues era lo que más deseaba, así que hubo tantas discusiones debido a esto.

Jungkook se culpaba. Comenzó a beber y a consumir sustancias tóxicas, para tratar de olvidarse de sus errores. Él aquella noche, tuvo un descuido, el teléfono móvil se le había caído justo cuando trataba de hablar con su madre y Jeon sin pensarlo estiró su brazo izquierdo para levantarlo del suelo, pero esto tardó, no lo encontraba. Y cuando lo hizo, fue el detonante. Un autobús venía en su dirección y aunque trató de maniobrar, no fue posible. En todo ese tiempo, Farah dormía, pero se levantó al escuchar los gritos de su novio. Lo ultimo que vio fue como todo daba vueltas y no recordó más.

Pero el auto se desvió fuera de carretera y por lo menos ocasionó cinco vueltas hasta que se detuvo. Realmente fue un milagro que ellos estuvieran vivos.

Desde entonces, Farah le tenía pánico a los autos pero aprendió a sobrellevarlo al igual que la pérdida de su bebé. Ambos pudieron salir adelante. Así que ahora solo es un recuerdo, el cual no tuvieron la dicha de disfrutar en el momento que ella se enterara y pudiera darle la noticia a Jungkook. No, no fue así, lamentablemente.

— Nadie nos persigue, baja la velocidad, por... por favor — Farah jadeo del temor, se encontraba presa del pánico, quería salir corriendo y repairer un poco de aire.

Así que opto por abrir la puerta y salir rápidamente dando un gran respiro al oxígeno que parecía faltarle. Jungkook se quedó dentro del auto, con la mirada pérdida, recordando lo que había sucedido minutos atrás. De nuevo, habían puesto en peligro a Farah cuando prometió no hacerlo y lo peor del caso es que comenzaba a tener ataques de ansiedad. Lo confirmó cuando escuchó sus sollozos, los jadeos y la desesperación que se le notaba a kilómetros, él rápidamente bajo y corrió hacía a ella para tomarla entre sus brazos y tranquilizarla.

— ¿Quienes eran ellos, Jungkook? — Preguntó con su voz quebrada, el chico besó su coronilla y apretó más el agarre de su abrazo.

— Son las personas que mataron a mi padre, según la información que me entregaron los detectives privados.

— Pero ¿también quieren hacerte daño? ¿Porque?

Jungkook soltó un suspiro y volvió a mirar todo a su alrededor, no había personas por aquellos lados, la calle se encontraba desértica y eso beneficiaba mucho pero a la vez no.

— Mi padre hizo algunos negocios con personas de la mafia, Farah. Al parecer hubo algunos que no tuvieron una conclusión y ahora debo pagarlos porque tome su lugar. Sin embargo, se perfectamente que me persiguen por algún otro motivo — Bufó, Farah se desprendió un poco de él en cuanto comenzó a sentirse mucho mejor. Acomodó un poco su blazer y volvió al auto para colocarse sus zapatos de tacón.

El teléfono móvil de Jungkook comenzó a sonar una y otra vez, parecía ser que la persona pedía urgentemente que respondiera.

— Aquí tienes — Farah le entregó el dispositivo sin siquiera mirar antes, solían respetar mucho su privacidad, no debían tener celos o algo parecido.

— Jimin — Pronunció, Farah lo observó conversar con su mejor amigo por llamada, admiraba cada gesto y que solía hacer hasta que mordió sus delgados labios y por último, colgó.

Pero algo malo sucedía, su rostro lo decía todo.

— Farah — La llamó, ella alzó la mirada y comenzó a jugar con los accesorios que llevaba en su mano. Temía en sus palabras.

— ¿Que ha pasado Jungkook? No me asustes.

— Taehyung... Taehyung y su madre fueron hallados... — Tragó saliva y se acuclilló frente a ella — Muertos, en el departamento.

LETTERE | KTH + JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora