PERDIDAMENTE © (Libro 1)

T R E S

Yoongi apoyaba un pie sobre una roca, y con su mano derecha hacía sombra sobre su rostro para observar mejor el panorama frente a él. Habían llegado a la cima de una de las cientos de montañas de por allí. Esa no era demasiado alta, pero al menos les estaba permitiendo ver qué había al rededor: árboles, árboles y más árboles.

No iba a decirle a Jimin lo que pensaba, ya que parecía ser un tanto frágil e impresionable, pero la desesperación y la angustia de no ver nada al rededor comenzaba a generarle un terrible dolor de estómago. Además claro, estaba muriendo de hambre.

-¿Ya terminaste? -gritó hacia los arbustos detrás suyo.

Metros más lejos, Jimin hacía pis detrás de un árbol.

-¡Ya casi! -subió su bragueta y luego caminó de vuelta hacia la zona despejada donde Yoongi se paraba-. ¿Viste algo?

-No, no hay nada al rededor -suspiró pesado-. Debemos pensar qué hacer, si caminar en otra dirección o si volver en la dirección en la que veníamos.

Jimin pensó por algunos segundos observando el paisaje; el dia estaba soleado, completamente despejado de nubes, y la temperatura había subido notablemente a comparación con la noche anterior, por lo que pensó que seguir caminando en busca del hotel sería la mejor opción, pero justo en el momento en que estaba por contestar a la pregunta de Yoongi, vio algo a lo lejos, detrás de otra montaña: un pequeñísimo foco de lo que parecía ser humo.

-¿Que es eso? -preguntó golpeando el brazo de Yoongi y señalando el lugar para que mirara.

-¿Que cosa?

-¡Eso! ¿Es humo?

Yoongi achicó los ojos para intentar ver mejor a contra luz. El sol le pegaba de frente y entorpecía su visión, pero a pesar de lo poco que pudo ver, había algo de lo que estuvo cien por ciento seguro: había un foco de humo que provenía detrás de otra montaña un poco más pequeña.

—Es humo —afirmó con una enorme sonrisa. Por lo que sabía, los animales salvajes no hacían humo, por lo que debía haber algún ser humano que los ayudara allí.

—¡Si, vamos! —gritó Jimin desesperado, y quiso salir corriendo, pero fue detenido por la mano de Yoongi tomando su campera.

—Espera, debemos hacer un plan.

Jimin se limitó a escuchar; sabía que Yoongi era el inteligente allí.

—Tomemos algún punto de referencia, para que cuando bajemos la colina no nos perdamos —dijo Yoongi.

—Si, bien —contesto Jimin frenético, ansiaba salir corriendo hacia la civilización—. ¿Como que referencia?

—Mira, si trazamos una linea recta desde aquí hasta el humo, deberíamos pasar por esa gran roca que sobresale, ¿la ves? Si caminamos en la dirección correcta deberíamos verla cuando pasemos.

—Si, entiendo. Roca que sobresale... —repitió.

—Bien, si llegamos a la roca deberiamos seguir avanzando derecho y toparnos con... ese enorme árbol seco que está allí, ¿lo ves?

—Si, lo veo. Bien, roca que sobresale, árbol seco. Roca que sobresale, árbol seco —repitió concentrado mientras miraba el humo a lo lejos.

—Debemos apresurarnos antes de que lo apaguen, creo que nos tomará unas cinco horas llegar allá, y quizás es solo alguien que está de paso —se puso su mochila al hombro y comenzó a caminar, descendiendo por la montaña a paso rápido. Jimin lo siguió un metro detrás, repitiendo los puntos de referencia en voz baja.

Caminaron al rededor de dos horas sin parar. Sus cuerpos pedían agua y comida con desesperación, llevándolos al borde del desmayo.

Mientras avanzaban un poco más lento entre los tupidos árboles, esquivando ramas caídas, rocas y telarañas, se toparon con una enorme roca, la cuál debía ser, si es que habían caminado en linea recta, el primer punto de referencia.

—Paremos un minuto —suplicó Jimin tirándose al suelo, sentándose sobre sus tobillos. Su garganta estaba seca y su estómago rugía por un poco de comida.

—¡Sabía que tenías que aparecer en algún momento maldita roca! —Yoongi corrió hacia la roca y la pateó con furia.

—¡Yoongi basta! —gritó Jimin al verlo tirarse al piso con el pie adolorido—. ¿Estás alucinando o que demonios?

—No, es que... Por un momento pensé que habíamos perdido la dirección —contestó.

—¿Y por qué no me dijiste? —le recriminó.

—Porque supuse que te alteraría saber eso, y tenía razón, ¿cierto? —lo miró fijamente mientras masajeaba su pie sobre su zapatilla blanca percudida de barro.

—Pues... claro que me hubiera alterado —puso los ojos en blanco.

—Lo sabía —se levantó haciendo un gran esfuerzo y una mueca de dolor—. Vamos, hay que seguir.

Jimin lloriqueo al saber que debía seguir caminando entre las telarañas, y con ese fuerte dolor de estómago por culpa del hambre. Sus piernas temblaron cuando intentó levantarse, por lo que Yoongi se acercó a él y le extendió una mano.

—Vamos —dijo.

Jimin lo miró a los ojos mientras extendía su sucia mano para tomar la suya. Se levantó y, como si realmente importara, se limpió la ropa de las hojas que se habían pegado a su pantalón.

—¿Crees que falte mucho? —preguntó adentrándose, detras de Yoongi, nuevamente al bosque.

—La roca que sobresalía estaba más o menos a mitad de camino —contestó sin dejar de caminar lo más rápido que sus piernas le permitían.

—¡Carajo! ¡Mierda! ¡Estoy harto de caminar! Y odio las telarañas —se quejó Jimin haciendo una expresión de asco.

—Deja de quejarte de todo, me pones de mal humor —gruñó Yoongi, quitando una telaraña del tamaño de su cuerpo enfrente suyo para pasar.

—¡Ay, disculpame por insultar al aire! —habló Jimin sarcásticamente—, ¡es solo que estoy perdido en medio del bosque en un país extraño!

—No eres el único que está perdido.

—Ay, lo siento, meditador profesional, boy scout experto en bosques, ¡olvidé que tú no te asustas porque eres perfecto!

Yoongi frenó en seco y dio media vuelta, haciendo que Jimin chocará con su cuerpo.

—Para tu información, yo si me asusto, y mucho. Estoy haciendo un esfuerzo para no entrar en pánico ahora. ¡Y el esfuerzo lo estoy haciendo indirectamente por ti también! Así que, mal agradecido, si no te importa, ¿puedes dejar de insultarme mientras intento sacarnos de aquí?

Jimin lo miró a los ojos y tragó saliva. Se quedó en silencio por un instante, observando su expresión. Se veía enojado, más bien, alterado, ¿o era tristeza lo que brillaba en sus ojos?

Yoongi dió media vuelta y siguió caminado por la misma linea en la que venían. Debían encontrar el lugar de dónde provenía el humo antes de que desapareciera.