V E I N T I U N O

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Capítulos finales 1/3

Frente a ellos la cabaña ardía en llamas a pesar de la humedad del ambiente.

-Vamos a morir... -dijo Jimin angustiado, llorando como no lo hacía desde que tenía cinco años-, era todo lo que teníamos... -los brazos de Yoongi lo sostenían en el suelo, apretando con firmeza su cabeza contra su pecho.

-Shh... No vamos a morir, Jimin. Encontraremos la forma de seguir con vida -intentó calmarlo como lo hacía siempre, pero él sólo continuó llorando.

-Parkmin... -sollozo Jimin mirando la cabaña deshaciéndose de a poco, y se lo imaginó calcinado allí adentro. Era su culpa por haberlo dejado solo abajo la noche anterior. Quizá si lo hubiera dejado dormir con ellos podría haberlo salvado.

-Quédate aquí -dijo Yoongi, dejándolo sentado en el césped.

-¿A dónde vas? -Jimin quiso levantarse. Le desesperaba pensar que se alejaría de él, pero Yoongi lo sentó tomándolo por los hombros y lo miró fijamente a los ojos.

-Ire a ver si encuentro a Parkmin.

-¿Qué? Ni siquiera traes zapatill...

-Enseguida regreso.

-¡No, Yoongi! ¡Es peligroso! ¡Por favor! -quiso tomarlo por la campera, pero sus temblorosas manos le fallaron una y otra vez.

Se levantó cuando lo vió correr hacia la cabaña, pero se quedó en el lugar sin saber que hacer. Tiró desesperado su cabello hacia atrás. Sus lagrimas caían sin control de sus ojos. Y para colmo, ahora no veía a Yoongi.

Era un maldito enfermo por haberse metido a la cabaña y el era un maldito idiota por no haberlo detenido. Rogaba al cielo que saliera de allí pronto.

Esperó y esperó... Segundos que parecieron minutos, o minutos que parecieron horas.

Miraba la cabaña cada vez más destruida con los ojos bien abiertos, al borde de rozar la locura. Se sentía al límite, y le hechaba la culpa al universo, al karma, o sabe dios a qué... Pensó en gritar, pero, ¿de qué serviría? En lugar de eso, se quedó allí sentado en el cesped, meciendose de adelante hacia atrás, y repitió unas palabras que de algún modo lo tranquilizaron:

Por favor, quítame todo, pero no me quites a Yoongi, quítame todo pero no me quites a Yoongi, no me quites a Yoongi, no me quites a Yoongi, no me...

Se detuvo para levantar la cabeza confundido, para corroborar lo que sus oídos escuchaban, ¿acaso comenzaba a delirar? Volteó siguiendo el sonido dentras de los árboles o detrás de las montañas. Observó el cielo con detenimiento, y esperó... y de repente, allí apareció; no era su imaginación, o al menos no parecía serlo.

-¡Aquí! -gritó muy fuerte y saltó lo más alto que pudo, movió sus brazos de un lado a otro-. ¡Por favor aquí, no me dejen!

Observó pasar de largo el enorme helicóptero azul a gran altura. Lo siguió con la mirada con pánico de que éste siguiera de largo, pero su corazón se aceleró cuando dió la vuelta y se detuvo sobre él, haciendo volar todo a su alrededor.

-¡Yoongi! -gritó con todas sus fuerzas hacia la cabaña, y la miró fijamente mientras una larga escalera de soga se desplegaba frente a él desde el helicóptero-. ¡Yoongi! -volvió a gritar, pero esta vez lloró como un niño que perdió a su madre, aferrándose al primer escalón de esa escalera que era su salvación.

Por favor no me quites a Yoongi..., susurró entre lágrimas.

Entonces, tomó una decisión: soltó la escalera y corrió hacia las llamas.

-¡Yoongi, por favor!

Se acercó al fuego, pero el humo negro se metió en sus pulmónes y comenzó a toser. Su vista se vió afectada por el ardor que éste le producía. Aguantó el aire y miró hacia adentro: la mitad de la cabaña estaba completamente desplomada y en llamas.

Volvió a mirar hacia todos lados, perdiendo las esperanzas cada vez que gritaba el nombre de Yoongi sin obtener respuesta, pero de repente, sintió que algo tomaba su brazo y lo arrastraba lejos del fuego.

Cayó sobre el césped y gateó hacia Yoongi. Se alegró de verlo con vida; tosía, si, pero estaba con vida.

Yoongi se levantó como pudo con la respiración afectada y le entregó a Parkmin en brazos; el gato estaba inconsciente, pero no parecía tener lesiones por el fuego.

Levantó la vista, y al ver lo que flotaba como una ilusión sobre él, comenzó a reír como un loco. Apretó los ojos por el brillo del cielo. El humo había afectado su visión, y al igual que Jimin, dudó de estar delirando. Pero al verlo correr hacia la escalera con una enorme sonrisa en su boca, se dió cuenta de que lo habían hecho, lo habían logrado; era completamente real.

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¡En un ratito subo los otros dos capítulos! 🌞

PERDIDAMENTE © (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora