D O S

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Las mandíbulas de ambos chicos comenzaban a tiritar a medida que el frío se hacía presente, y sus cuerpos a medio tapar por un fino sweater de lana no era suficiente abrigo para mantener sus cuerpos calientes.

Jimin pensaba mientras se recostaba sobre el colchón de hojas: ¿cómo ese día que parecía haber comenzado bien, con sus padres en el hotel, de vacaciones, terminó así? ¿Cómo había llegado a perderse con un extraño en un bosque de Estados Unidos? ¿Que carajos hacia durmiendo bajo un estúpido árbol? Sus padres debían estar muy preocupados por él, gritando su nombre junto con la policía. Y pensar en eso lo dejaba más tranquilo, sabía que iban a encontrarlo, y volvería sano y salvo a casa. Solo deseaba que su compañero de supervivencia que dormía a su lado no fuera un loco o algo así, porque después de todo, que fuera coreano al igual que él no lo convertía instantáneamente en una buena persona.

La soledad y el silencio comenzaban a torturarlo lentamente, tenía miedo, y no aguantaba más el silencio.

—¿Estás despierto? —preguntó. Sus dientes golpeaban entre si al intentar hablar.

Se quedó callado unos segundos esperando por una respuesta. ¿Se habrá muerto? Pensó, y movió a Yoongi un poco con su mano. No podía ser que durmiera tan profundo con ese frío insoportable.

—¡Yoongi despierta! —esperó unos segundos más —¡Vamos no me dejes! —gritó desesperado moviendo el cuerpo a su lado—. ¡Por favor no me dejes solo aquí! —comenzó a sollozar sobre el cuerpo.

—Que dramático... —Yoongi lo quitó enojado de encima suyo—. ¿No puedes tan solo dormir? No hace tanto frío.

—Es que yo pensé que tú... —se secó las lárgimas con la manga de su campera.

—Quédate con el sweater y tapate con él, yo no lo quiero, con mi campera me basta —se acomodó para seguir durmiendo.

Jimin lo observó recostado a su lado, ¿cómo podía dormir tan plácidamente en medio de un bosque oscuro y desolado? Se recostó a su lado nuevamente y se tapó con el sweater, luego tomó parte del mismo y lo puso cuidadosamente sobre su acompañante, era injusto que solo él se tapara.

Yoongi sintió como él lo tapaba lentamente, como si no quisiera despertarlo. Le había dicho que se tapara él mismo, que él no tenía tanto frio. "Pendejo testarudo" pensó por última vez antes de caer en un sueño pesado.

En cambio, Jimin se mantuvo despierto por horas, pensando cosas horribles y escuchando ruidos provenientes del bosque: ramas, animales, hojas, viento moviendo los árboles de un lado a otro sin parar. Le tomó un rato largo, pero finalmente cayó rendido al sueño. Si todo salía bien, al día siguiente tendrían un largo día para encontrar el camino de regreso al hotel.

Los rayos de la madrugada comenzaron lentamente a iluminar el frío bosque de a poco. Evaporando el rocío que cubría el suelo, y calentando la madera de los árboles helados.

Yoongi despertó de repente de una pesadilla donde corría por su vida en un campo lleno de animales de granja. Seguramente había estado delirando toda la noche al estar cerca de la hipotermia. Se movió un poco sobre las hojas, sintiendo su cuerpo duro, casi dormido por el frío, y volteó a mirar; necesitaba saber si su compañero estaba bien.

Nada. No había nadie allí.

Miró a su alrededor con dificultad, con un mareo que no lo dejaba focalizar. Aún con dificultad, se levantó torpemente del suelo y trastabilló unos cuantos pasos hasta que pudo estabilizarse.

—¡Jimin! —gritó lo más fuerte que pudo, pero se encontró con que su voz salió cortada, casi imperceptible.

Giró en 360 grados mirando todo a su alrededor y su pulso se aceleró. No lo veía, no estaba. ¿Y si un animal lo había atacado mientras él dormía al borde de la hipotermia? ¿Y si se había alejado y no sabía volver?

—¡Jimin! —volvió a gritar como pudo.

Masajeó su cuello con su mano y caminó algunos pasos empujando las ramas con sus dedos entumecidos, y decidió volver a la cama de hojas. Se puso el sweater rápidamente y tomó la mochila.

—¡Jimin! —gritó una vez más, ésta vez, dando su mayor esfuerzo para que la voz saliera con potencia.

Escuchó ruidos detrás suyo, y volteó rápidamente, agachandose un poco, preparándose para luchar contra algún animal.

—Buen día... —Jimin apareció detrás de las hojas.

—Mierda —dijo Yoongi, llevando su temblorosa y helada mano a su pecho.

—También estoy feliz de verte, que bueno que estés vivo —contestó Jimin sarcásticamente.

Yoongi suspiró y miró al suelo. La sola idea de pensar que si a Jimin le sucedía algo se quedaría solo en el bosque le había causado una gran angustia; la soledad era incluso peor que la muerte, y podría llevarlo a la locura con facilidad.

—¿Que hacías? —preguntó intrigado, viendo cómo él salía de entre los árboles con un aura de "dios de los duendes del bosque". Al parecer no sentía frio en lo absoluto.

—Fui a correr.

—¿Que? —juntó las cejas.

—Si, estaba por amanecer y no podía dormir, ya casi no sentía mis manos, ni mi cara, ni mis piernas, así que pensé que correr me mantendría caliente —contestó largando una espesa nube de vapor de su boca a medida que hablaba.

Yoongi levantó las cejas mientras lo miraba: quizás el chico que tenía en frente no era tan estúpido como pensó que era. Sin decirle nada, comenzó a caminar.

—¿A dónde vamos? —preguntó Jimin mientras lo seguía dando saltitos para mantener la temperatura de su cuerpo.

—Al Oeste.

Jimin lo miró confundido.

—¿Tienes una brújula?

—Si.

—¿A dónde?

Yoongi levantó la mano y señaló al cielo.

—Creo que ya estás delirando... —contestó Jimin mirando hacia arriba. Solo pudo ver la copa de los árboles, que debían tener unos cuatro metros de altura.

—El sol, Jimin, el sol es la brújula. Sale por el Este, se pone en el Oeste —suspiró cansado, el terreno comenzaba a subir de a poco, haciendo el camino más empinado y cansador—. El sol acaba de salír, y nos está pegando en la espalda, por lo que vamos en dirección Oeste —explicó.

Jimin juntó las cejas y lo miró a su lado. Yoongi lucia serio y concentrado, con su piel pálida pero sus mejillas rojas y sus labios con un leve color violáceo.

—¿Y cómo sabes que esa es la dirección correcta? —preguntó alzando ambas cejas. Apostaba a que no tendría una respuesta para esa pregunta. Sin embargo, Yoongi contestó con rapidez.

—No creo que sea el camino correcto, pero estamos tomando altura, lo que nos dará un mejor panorama de donde estamos parados. Quizás veamos algo desde la cima.

En ese momento Jimin entendió que si alguien los iba a sacar con vida de ese lugar, sería Yoongi con su lógica y su cerebro.

PERDIDAMENTE © (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora