C I N C O

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Entraron a la pequeña casa. Todo en ella era rústico, y parecía haber sido hecho a mano: desde la mesa de madera hasta la alfombra de piel de vaca.

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Yoongi observó el lugar detenidamente de arriba a abajo, mientras que Jimin, al ver un teléfono antiguo colgado en la pared, se abalanzó sobre el y se lo puso en la oreja

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Yoongi observó el lugar detenidamente de arriba a abajo, mientras que Jimin, al ver un teléfono antiguo colgado en la pared, se abalanzó sobre el y se lo puso en la oreja.

-Ah, el teléfono no anda -repitió el hombre, aún sabiendo que no entendería lo que decía. Dejó su escopeta colgada en la pared junto a la puerta y se acercó a la chimenea para remover la leña con un palo.

-¡No anda! -Jimin se quejó y volteó a ver a Yoongi con cara de espanto.

-Era obvio, Jimin, estamos en medio de la nada -contestó él.

Jimin colgó el teléfono con resignación.

-¿Crees que podamos confiar en él? -miró al hombre de reojo, el cuál revolvía una sopa burbujeante en una hoya sobre la chimenea.

-No lo sé -respondió Yoongi pensativo.

-Tengo miedo -Jimin sacudió sus manos y comenzó a lloriquear. Cada vez que recordaba que estaba en medio de la nada con dos extraños, su sangre se helaba.

-No le demuestres que tienes miedo respondió Yoongi haciéndole un gesto para que se calme-, de todos modos ya estamos aquí, lo mejor que podemos hacer es mantener la calma y esperar. Seguramente él sabe como llegar a algún pueblo o algo, pero, ¿cómo demonios le preguntamos eso?

Jimin respiró hondo algunas veces hasta que levantó la cabeza recomponiendose. Yoongi tenía razón, debía mantenerse tranquilo si pretendía salir de ese bosque. Lloriqueando solo lograría entorpecer todo.

-Creo que es imposible comunicarse con él... -agregó Yoongi mirándolo revolver la sopa.

El hombre tomó algunos cuencos de cerámica y puso dos cucharadas de sopa hirviente en cada uno de ellos.

-Aquí tienen -extendió los platos hacia los dos pequeños y flacuchos chicos que se paraban allí, uno junto al otro.

Yoongi miró a Jimin y luego se acercó para tomar un plato. Se sentó frente a la chimenea, sobre unos troncos de árbol que hacían de bancos, y sonrió al sentir el fuego calentar su cuerpo. Le hizo un gesto a Jimin para que se sentara a su lado. Este tomó el otro plato y, aunque estaba hirviendo, bebió de la sopa como un perro hambriento; prefería no saber qué ingredientes tenía esa espesa y verde sopa, pero estaba deliciosa.

-¿Son hermanos? -preguntó el hombre-. Saben, intentaba cazar algún animal para comer cuando los encontré allí en el bosque...

Los dos lo miraron por varios segundos, pero no lograron entender ni una sola palabra.

-Entiendo, entiendo -rió el hombre-. Mi nombre es Brad... Ya saben, como Brad Pitt -rió solo ante su chiste y luego los miró: estaban serios y callados, observándolo.

-Creo que preguntó si tenemos sueño... -susurró Jimin.

Yoongi frunció las cejas y pensó por algunos segundos.

-Buradu Pittu -repitió lentamente, hablando con su acento coreano.

-¡Eso! ¡Si, si! ¡Brad! -gritó el hombre señalándose a si mismo con una gran sonrisa en la cara.

-Creo que se llama Brad -susurró Yoongi a Jimin a su lado.

-Oh... -Jimin asintió. Luego se levantó y con su plato vacío, le dió al señor una gran reverencia-. ¡Muchas gracias por la comida! -dijo con ímpetu.

Brad abrió los ojos y lo observó, no entendía lo que hacía, y mucho menos lo que decía. Yoongi tiró de su ropa para que volviera a sentarse y le explicó que allí no hacían eso, y que no podía pretender que el señor entendiera lo qué significaba.

Mientras hablaban, Brad los observaba con su sudoroso y peludo ceño fruncido; él tampoco entendía nada de lo que ellos decían.

Casi sin darse cuenta, la noche cayó rápidamente. Por la tarde, Brad les había pedido que buscaran agua en el arroyo que corría detrás de la casa, y para ello les había dado dos grandes tarros de cerámica. Entendieron rápidamente lo que debían hacer, y acataron sus ordenes, pues no tenían demasiadas opciones; por el momento solo podían hacer caso a lo que Brad dijera.

Esa noche, comieron las sobras de sopa frente a la chimenea, sentándose en los troncos de la misma forma que antes. Luego de eso, él señor les hizo una seña y los guió por una estrecha escalera ruidosa y polvorienta hacia un pequeño altillo de la casa. Allí había un colchón muy fino, una almohada y una manta tejida. El lugar estaba sucio, pero muy calentito, ya que el calor de la chimenea se estancaba allí arriba.

-Pueden dormir aquí... ¿entienden? dormir... duerman -hizo un gesto de dormir con las manos en su mejilla, y se fué dejandolos solos cuando se dió cuenta de que los dos habían entendido lo que quería decir.

Jimin hizo otra gran reverencia mientras el enorme señor desaparecía por las escaleras.

Yoongi suspiró y miró la cama, luego a Jimin.

-Puedes quedarte con la cama, yo dormiré en el suelo -dijo.

-No, quédate tú con la cama, en serio.

-Vamos Jimin, no seas pesado.

-¡Yo no soy pesado! ¿solo por querer darte la cama? ¡Aish! -bufó, y se sentó sobre el fino colchón-. Bien, me la quedo.

-Quedatela -se recostó en el suelo de madera, y se cubrió con su sweater, usando su mochila como almohada.

-Buenas noches -Jimin sopló la pequeña vela derretida a su lado, dejando el altillo a oscuras.

-Buenas noches -contestó Yoongi, y luego volteó en el suelo quejándose del dolor de espalda.

-Oye... -susurró Jimin, escuchando movimiento de cosas en el piso de abajo.

-¿Que sucede?

-¿Que es ese ruido? Tengo miedo...

-Es solo Brad preparándose para dormir.

-Pero si el nos dió la cama, ¿a dónde dormirá?

-Había una cama abajo, junto a la chimenea, ¿no la viste?

-No... -suspiró pesado-. Pero... ¿y si está planeando descuartizarnos o algo así? -susurró.

-Ya duermete.

-Pero y si...

-Cállate, Jimin.

Jimin suspiró largamente y apretó los ojos aferrándose a la polvorienta manta.

-Esto es lo último que diré, lo juro...

-¿Que pasa?

-¿Podrías... dormir conmigo hoy?

PERDIDAMENTE © (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora