V E I N T I D O S

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Capítulos finales 2/3

Jimin despertó exaltado de un sueño extraño, donde su cuerpo se derretía de a poco en un horno industrial.

Abrió los ojos de repente, una luz blanca muy fuerte colgaba sobre él. Quiso moverse, pero se encontró con que un inyectable se conectaba a la vena de su antebrazo. Miró hacia todos lados desesperado. Vestía una bata blanca y estaba tapado con una fina sabana, en una habitación de lo que parecía ser un hospital.

Se desesperó y quiso arrancar el suero de su brazo, pero justo en ese momento una enfermera entró a la habitación y lo detuvo, habló por una radio que colgaba del bolsillo de su camisa celeste, y luego le habló a él:

-Descuida, estás a salvo...

Jimin la miró fijamente, ¿que demonios había dicho? No entendió ni una sola palabra. Miró hacia todos lados entrando en pánico.

-¡¿Yoongi?! ¡Yoongi! -¿Por qué no estaba él allí? Quiso levantarse de la camilla pero la joven enfermera lo detuvo-. ¡Yoongi! ¡Quiero ver a Yoongi! —continuó.

Miró hacia la puerta cuando ésta se abrió.

-¡Mamá! -su llanto salió de repente cuando su madre se abalanzó sobre él para darle un fuerte abrazo.

-¡No puedo creer que estés aquí, hijo mio!

-¡Mamá, pensé que iba a morir!

-¡Lo sé hijo, tranquilo, estás a salvo ahora! Lo prometo, estás a salvo -acarició su cara de una forma maternal, largando lágrimas mientras lo veía a salvo, como lo había imaginado tantas veces. Su padre entró a la sala y se les unió en el abrazo.

-¡Hijo, despertaste! -largó unas lágrimas junto a los dos, hasta que Jimin se apartó de ellos.

-¡Yoongi! ¡¿A dónde está Yoongi?! -intentó levantarse de la cama pero su madre lo detuvo.

-Hijo... —pronunció ella en voz baja.

—Qué... ¿Hijo qué? -la miró de reojo. Conocía a la perfección esa cara de su madre, y nunca significaba algo bueno-. ¡Contestame! ¿Hijo qué?

-Hijo, tú te desmayaste en el helicóptero, ¿no lo recuerdas?

Intentó recordar, pero no pudo hacerlo. Luego de trepar por la escalera de soga sus recuerdos se desvanecían de su memoria.

-No recuerdo...

-Te desmayaste en el helicóptero. Ambos fueron trasladados a este hospital de urgencias. A tu amigo lo internaron en otra sala...

-¿Qué sala? ¡Quiero ir a verlo! -amagó a levantarse, pero ésta vez su padre lo detuvo.

-Hijo, tu amigo... Yoongi, ya fué dado de alta hace más de cinco horas. No está aquí en el hospital.

-¿Qué? ¿A dónde está? ¿Está bien? ¿Cuánto tiempo llevo aquí?

-Llevas durmiendo más de diez horas. Él está bien, no te preocupes.

-Pero... -Jimin tartamudeo-, no tengo su número de teléfono, no tengo... nada. ¿Se fué al hotel? ¡Quiero ir al hotel ahora mismo!

Su padre miró a la enfermera quién se paraba a un costado de la habitación y le habló en Inglés. Le pidió que le dieran de alta a su hijo, ya que pudo ver en él que se encontraba relativamente bien.

Firmó todos los papeles de alta y luego de que la policía interrogara a Jimin por horas con miles de preguntas: cómo se habían perdido, a dónde habían estado, cómo habían hecho para sobrevivir, y todo lo que querían saber, condujeron hacia el hotel.

Mientras conducía, su padre le contó que el gato que traía consigo estaba internado en una clínica veterinaria, que se encontraba estable y que pronto se recuperaría. Jimin le contó que se llamaba Parkmin y que lo habían encontrado en una cabaña de la cuál les contaría todo luego con tiempo.

Largó unas lagrimas mirando hacia afuera por la ventana del auto. Parecía haber olvidado como lucían los edificios, las luces, los autos, la gente... Y se alivió al saber que Parkmin se encontraba bien; Yoongi lo había salvado.

Al llegar al hotel bajó corriendo del auto, pero se detuvo frente a la puerta de entrada y cerró los ojos cuando cientos de flashes impactaron en sus pupilas. ¿Qué? ¿Todos esos reporteros estaban allí por él?

Se agachó sintiendo un fuerte dolor de cabeza, y enseguida su padre lo cubrió con su saco para hacerlo ingresar al hotel a salvo.

-Hijo, ¡¿por qué corriste?! -se quejó él. No le gustaba ver como su hijo era el nuevo juguete de los paparazzi. Todos buscaban hablar con él, tomarle fotos y videos.

—¡No le grites, está aturdido! —contestó su madre echándole una mirada fulminante.

Jimin volteó a mirar hacia todos lados muy confundido. Aún tomaban fotos hacia dentro del hotel. Observó el lobby con un caos en su cabeza: todo se veía diferente de como lo recordaba, había mucha gente y todos lo miraban. Al voltear hacia un costado, un huésped le tomaba fotos indiscretamente con su teléfono celular. Suspiró, y se tomó un momento. Miró sus manos aún percudidas y cortadas, y de repente, corrió por las escaleras lo más rápido que pudo, repitiendo algo en su mente; porque quizas había olvidado muchas cosas, pero no había olvidado eso...

"Piso 4, habitación 26... Piso 4, habitación 26..."

PERDIDAMENTE © (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora