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• • • CAPITULO 4 • • •

— Bennett, hoy también estás aquí.

A Koemi le costaba relacionarse con personas menores a ella. Pero, ciertamente los jóvenes de Mondstadt eran personas muy agradables.

Solía conversar con Amber cuando se encontraban por la sede de caballeros. Cada que tenía tiempo libre, visitaba a Razor para cazar junto a el. Cuidaba a Klee cuando Albedo estaba ocupado con sus experimentos para hacerlo.

Eran jóvenes que se habían ganado el cariño y confianza de la chica.

Pero cuando conoció a Bennett... Fue algo inusual para ella.

Era tan solo un pequeño niño, que al parecer miembros de los Caballeros de Favonius habían encontrado. No tenía familia, no tenía a nadie.
Le adoptaron finalmente, cuidandolo y protegiéndolo a toda costa.

Aún con todos los cuidados que le daban, Bennett solía lastimarse constantemente. Provocando que, siempre lo llevarán a la iglesia para que las monjas le curarán sus heridas.

Koemi había conocido a Bennett en la iglesia, mientras a los dos le curaban.

— ¡Si! Ah, Fui de expedición hace unas horas, pero como puedes ver...

Bennett tenía varias heridas en su brazo derecho.

A pesar de lastimarse constantemente, siempre tenía una sonrisa en el rostro.

— Bennett... Debes cuidarte más, ¿Lo sabes, no?

— Lo se, lo se...

— ¡No te muevas, Koemi! Sabes que este es un proceso complicado.

— Oh, si. Lo siento.

Eran altas horas de la madrugada, así que antes de empezar con sus labores, había ido a su tratamiento en la iglesia.

— ¿Cómo vas con eso...? —pregunto Bennett.

— Dijeron que faltaba poco para que esto terminará.

— ¿Enserio? ¡Me alegro mucho!

Aunque para muchos ciudadanos el que la chica después de tantos años tuviera vendas en su rostro les parecía extraño, para personas relacionadas con los Caballeros de Favonius sabían perfectamente que era lo que le sucedía a Koemi.

En especial Bennett, quien estaba presente casi todas las mañanas en la iglesia para curar las heridas hechas las noches pasadas.

— Si, esa es una buena noticia. Pero por eso, necesitamos que te cuides mejor que nunca estos días, Koemi. Falta poco... —comento la monja.

No era un regaño. Koemi era alguien adulta, que sabía lo que hacía.
Solo querían mantenerla en el mejor estado posible hasta que sus vendas puedan decirle adiós a su rostro.

— Y tu también, Bennett. Lo sabes muy bien, pero es preocupante que a un chico de tu edad tengamos que curarle tan seguido.

Y bueno, ese si era un regaño.

— Lo se, intentaré cuidarme...

𓄹𓈒 𓏲 ๋࣭  Runaway  ── Genshin ImpactDonde viven las historias. Descúbrelo ahora