6: Sabor ácido

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 Me quedé sola con Scott, habíamos terminado todo, estábamos cansados así que nos tiramos en el suelo. Sus mechones dorados estaban desparramados y sus ojos verdes miraban el techo ciegamente, realmente me agradaba estar con el. 

- Dime Kiria, a ti, ¿Quién te gusta? -dijo suavemente casi como un susurro. 

 De pronto, con solo escuchar esas palabras un calor invadió mi cuerpo, mis mejillas se pusieron coloradas y no podía respirar bien. Quería decirle "tu, solo tu" pero no podía, tenía miedo, miedo de que su respuesta no fuera la misma que la mia. Observé la pantalla de mi computadora y luego suspiré dando la peor respuesta del mundo. 

- Nadie, no me gusta nadie. 

 El se dió vuelta y me miró, estábamos cara a cara, tan cerca que no podía respirar y pensaba en cual seria su próximo movimiento ¿Me besaría? ¿Se me declararía? ¿No dirá nada?. 

- Esa respuesta es la mas usada de todo el mundo y la peor para responder. -rió el. - No tengas vergüenza, puedes contármelo, estoy aquí para ti. Confía en mi, soy tu amigo. 

  Esas palabras cálidas se destrozaron con la frase "soy tu amigo", sentí como si miles de cajas pesadas me calleran sobre mi corazón y lo partieran en pedazos. Lo miré y me quede quieta, sin saber que hacer o que decir, mi mente no reaccionaba a la situación, no estaba preparada para todo esto. 

- ¿A ti quien te gusta? -dije fingiendo una sonrisa. 

- Pues, hay una chica, se llama Delfina. Me gusta porque es tierna y delicada, me tiene atrapado desde que la vi por los pasillos del instituto junto con sus amigos.

- ¿Es la pelirroja de ojos azules? ¿Delfina Zarate? -dije. 

- Si, esa es. 

 Y allí estaba yo, mirando el espectáculo de romeo y julieta sin embargo, yo no era la Julieta que Romeo amaba, yo solo era el publico.  Delfina Zarate es una chica alta y delgada con buen cuerpo, cabello rojo como el fuego y ojos azules como el mar, aunque es extremadamente bella su personalidad es tranquila y tímida, no le gusta destacar entre las personas y siempre esta en su mundo; como yo. Solo que no soy hermosa como ella, soy morocha y de ojos café, no soy delicada ni muy delgada pero siento que esta bien. 

   Mis expectativas se fueron con el viento, lo que menos podía hacer en este momento era aconsejarlo, me dolía pensar en todo esto. 

- Dime ya, ¿Quién te gusta a ti? 

- Mi vecino, Kevin, el que estuvo hace un rato. -solté rápidamente. 

- Ya veo, cuando estemos de novios con las personas que nos gustan podríamos hacer esas dobles citas ¿Que te parece? -dice y sonrié como un estúpido. 

- Me parece bien. 

 Si, me parece bien, pero creo que no podría aguantar mas de dos minutos verlo con esa chica, besandoce. No podría estar todo el día pegado junto con Kevin cuando yo deseo aferrarme a Scott. 

-  Me caes bien Kiria, eres una buena amiga. 

- Si, tu también eres... un buen amigo para mi. 

 Si tan solo pudiera verme como su julieta, si tan solo no fuera invisible para el como si estuviera entre el público, si tan solo dejara de ser tan amable conmigo. Estoy asustada, no se como reaccionar sin llorar, todo lo que el diga o haga ahora me afecta el doble, me hace sentir mal. 

   Cuando Scott se fue me apoyé contra mi puerta y me dejé caer, empecé a llorar desconsoladamente, me preguntaba por qué no podía ser linda a los ojos de los chicos que me gustaban, odio ser así.  Me sentía como una muñeca de trapo, de esas que se hacen a mano pero no son tan lindas como las de fabrica, las perfectas. 

   Un bollo de papel entró por mi ventana y cayó cerca mio, lo abrí y miré lo que decía "Las cosas nunca salen como uno desea, deja de llorar, ya tendrás otra oportunidad" Mire mi ventana y allí estaba Kevin apoyado al marco mirándome, el movió su dedo como si fuera una varita magica y me señaló como si estuviera hechizandome. Lo miré y sonreí. 

-  Las media naranjas solo existen para las frutas al igual que ser maduro. No te preocupes, ya veras que el se dará cuenta de lo linda que eres,  -dijo mientras cerraba su ventana y se acostaba en su cama. 

 ¿El piensa que soy linda? Miro su papel y me aferró a las únicas palabras que tengo, me aferro a la sonrisa de Scott que nunca podré tener y a sus hermosas palabras e intenciones que nunca podré poseer. 

Sabor a sandía.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora