Capítulo 1 - Luke

78 22 34
                                    

Vivir de la música es algo que nunca en la vida me había planteado. No porque no quisiera, sino porque jamás pensé que eso sería posible. No tenía familiares famosos ni nada por el estilo, por lo que nadie me daría una oportunidad de la nada, y lo de presentarme a un talent show jamás fue una opción. ¿Y si me rechazaban? No podría haber soportado de eso.

Sorprendentemente, logré hacerme un hueco en ella. Subiendo covers llegaron a mí dos personas que también querían dedicarse a esto y a las que les gustó mi voz. Tras hablarlo, decidimos montar una banda. El pequeño problema era que ninguno tocábamos la batería, que era la base principal para hacer lo que queríamos. Sólo tuve que decirle a mi mejor amiga que estaba disgustado por no tener un batería para que se presentara al día siguiente en el garaje en el que ensayábamos con Ashton, un amigo que conocía de la playa.

Ash es, hoy por hoy, mi hermano, y lo único que sigo teniendo en común con ella. Han pasado seis años desde que nuestra música comenzara a dar la vuelta al mundo y el público nos reconociera como profesionales. Seis años sin verla. Cuatro sin hablar con ella.

Amo todo esto, pero hacer giras mundiales, cantar en festivales y premios y pasarse los días componiendo y grabando en las más importantes discográficas no es compatible con la vida tranquila que tenía antes. Incluso en mis días libres, no puedo simplemente ir con cualquier persona a tomar algo, a pasar el día en la playa, o a comer a un centro comercial. El riesgo de que alguien me reconozca y se acerque a saludar, y no es por hacerme el importante, es grande. Pero en casa me conoce más gente como Luke, el chaval del vecindario, que como el artista. Si estuviera ahí podría tener una vida normal, ¿verdad? Aunque sólo sea durante unos meses.

―Estamos en una de las épicas fiestas de Billy, ¿qué haces aquí sentado sin disfrutar de la música y la buena gente? ―pregunta Michael sentándose a mi lado.

―Pensar.

―En una fiesta no se piensa, Hemmings. Se disfruta. Vamos, toma un trago ―intenta animarme acercándome un vaso de plástico con sabe Dios qué bebida dentro.

―Quiero irme a casa, Mike.

―Bueno, si quieres descansar no hay problema. Estoy seguro de que David te puede acercar a casa. No quiero que vayas sólo.

―No me refiero a mi piso de aquí, Mike. Quiero ir a mi verdadera casa, a Townsville.

―¿Qué? ¿Por qué? ¿Duránte cuánto tiempo?

―Quiero estar en casa, relajado. Han sido varios años alejados de la vida que teníamos antes. Necesito un descanso, no daré mucho más de mí si no logro desconectar unos meses.

―En dos meses será Navidad, tenemos que hacer el Jingle Bell Ball, ¿cómo piensas ensayar si no estás aquí?

―No quiero hacerlo. Quiero estar en casa.

Para cuando termino de hablar, Calum y Ashton ya están junto a nosotros.

―Yo te apoyo ―dice Calum―. No es nada malo tomarse un descanso. Además, ya llevas unas semanas sin ilusión en el estudio. Te vendrá bien. Pasa las navidades con tu familia en Sydney, disfruta. Podríamos hacer todos lo mismo, ¿verdad?

―Yo voto que sí, qué cojones. Amo las navidades en Sydney, con el calorcito y el ambiente que hay ahí... ―se anima Michael.

―Yo voy a Townsville ―anuncia Ashton―. Mi casita es más atractiva que Sydney, lo siento tíos.

―Yo voy contigo ―le respondo―. Me apetece mi casa, la de la adolescencia. Adoro Townsville, estará guay volver después de seis años sin pisar la ciudad.

Mírame A Los OjosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora