Capítulo 6 - Emily

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El mar siempre me ha relajado. En todas las etapas de mi vida, además. Si tenía un berrinche de pequeña, me llevaban a cualquier playa y se acababa el llanto. Tenía que estar allí, eso sí, pues a veces me decían que íbamos a una playa lejos de casa y terminaba en el dentista.

Por eso no me lo pienso ni un segundo y me desprendo de mi ropa para meterme en el agua. Siempre llevo el bikini puesto, ya que nunca se sabe cuándo te va a apetecer un chapuzón. Bueno, en este caso lo que se me apetece es sacarme de la cabeza la pregunta de Luke.

¿Cómo se atreve a utilizar las promesas sagradas que fortalecían nuestra amistad? Ya no somos unos adolescentes. Sin embargo, a pesar de lo tonto de la norma, he sido incapaz de mentirle cuando me lo ha pedido de esa manera.

Pobre ilusa. Por un momento me he creído que era mi mejor amigo el que preguntaba.

A mi hermano Harry, a pesar de gustarle el mar, siempre le ha dado respeto, como él lo llama, hacerse el muerto en el agua. A mí, por el contrario, me da paz. La sensación es de calma total y absoluta. Las olas oscilan bajo tu piel, pero nunca te dejan caer. Eso es, claro está, si consigues relajarte. El más mínimo movimiento envía esa paz al garete. Justo como ahora.

―No pretendía incomodarte ―pronuncia Luke, sobresaltándome.

Trago agua y me apresuro a toser hasta calmarme.

―Claro, aparecer sigilosamente cuando alguien está con los ojos cerrados sobre el mar es algo súper considerado ―ironizo.

―Mierda, perdona. Me refería a lo de antes. Sólo quería saber la respuesta, eso es todo.

―¿Para qué, Luke? ―digo, sorprendentemente calmada―. ¿Te reconfortará más para cuando vuelvas a irte sin despedirte?

―Sólo quiero recuperar nuestra amistad, Ems. Nadie me ha entendido nunca como tú.

Quiero creerlo, Dios lo sabe bien. Nada me gustaría más que volver al pasado y que nunca hubiéramos perdido el contacto, pero, ¿qué me asegura que sus intenciones son sinceras? Podría utilizar la misma estrategia que él, por supuesto: decirle que me mire a los ojos y me confiese su finalidad con todo esto. Lo que pasa es que, quizá, eso ya no signifique nada para él. Quizá me mienta porque esa promesa no vale si ya no le importo.

―Sabes lo mucho que me cuesta confiar en la gente, Luke. Confiar de verdad, quiero decir. Te conté cosas que jamás le dije a nadie. Y me fallaste, Luke. Me traicionaste ―me confieso y procedo a salir del agua.

―Sólo dime lo que necesitas para volver a confiar en mí ―pide tras alcanzarme en la arena―. Déjame demostrarte que sigo siendo el mismo Luke de siempre.

¿Lo peor de todo? Parece sincero. Vaya, podría ser actor.

―¿Cuánto tiempo vas a quedarte? ―le pregunto girándome hacia él.

―Mínimo hasta pasar fin de año. Les pedí a todos parar un par de meses para poder estar bien.

―¿Tenías problemas? ―siempre me ha preocupado, aunque me joda reconocerlo, que cayera en malas compañías. Ash dijo que se ocuparía de él en caso de que pasara, así que nunca quise pensarlo demasiado. Me fío de él prácticamente a ciegas.

―No, no ―niega, probablemente entendiendo la intencionalidad de mi pregunta―, simplemente me apetecía descansar, estar en el lugar que me hacía feliz. Mamá supuso que Sydney sería mi destino, pero yo quería venir aquí a pesar de que la familia ya se hubiera mudado.

―¿Por qué? ―pregunto.

―Porque aquí estabas tú ―murmura―. Eres la única amiga que he tenido que no ha querido nada de mí más allá de mi amistad. Al final, los chicos y yo nos unimos con un propósito común, y de ahí nació una relación fuerte. En Los Ángeles también tengo amigos, pero nunca sabré si se habrían acercado a mí de no ser famoso. Quiero arreglar las cosas, de verdad. Contigo y conmigo mismo.

Mírame A Los OjosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora