El reloj despertador sonó exactamente a las siete de la mañana. Aun con los ojos cerrados, estiré mi brazo derecho y lo apagué con el cuidado suficiente para no tirarlo ni hacer ningún desastre matutino. Somnolienta, fui abriendo mis ojos de poco a poco, encontrándome con la habitación todavía a oscuras debido a las largas y pesadas cortinas que impedían que la luz entrase por el ventanal de nuestra habitación.
Al voltear hacia mi lado izquierdo me encontré con Jihyun, quien aún dormía plácidamente, o eso quería hacerme creer. Sabía perfectamente que el ruido del reloj lo había despertado, pero mantenía sus ojos cerrados y aquella expresión pacifica característica de cuando dormía; su torso estaba desnudo, ya que las sábanas cubrían únicamente la mitad inferior de su cuerpo, y su cabello estaba hecho un desastre. Pese a que llevaba un tiempo amaneciendo de esa forma, no dejaba de maravillarme ante la simple idea de tener a Jihyun a un lado mío cada mañana y cada día de mi vida.
Una sonrisa escapó de mis labios al verlo, como ya era costumbre al despertar. Lentamente me acerqué y me acurruqué a su lado; aproveché que estaba boca arriba para rodear su vientre con uno de mis brazos y con mi dedo índice empecé a dibujar círculos sobre su suave piel. Una risita apenas audible provino de sus labios, evidenciando que ya estaba despierto.
—Buenos días, señor Kim.
—¿Señor Kim? —murmuró. Lentamente abrió sus ojos, permitiéndome ver ese azul turquesa que tanto me fascinaba—. Oh, señorita Jang. Buenos días.
Sus comisuras se levantaron ligeramente. Enseguida, sus dos brazos rodearon mi cuerpo desnudo por debajo de las sábanas y me acercó aún más a él, depositando un cálido beso en mi frente.
—No quisiera levantarme de esta cama —declaró, sin soltar su agarre—. Quiero quedarme contigo todo el día de esta forma. ¿Se puede...?
—Consideraría esa oferta, de no ser porque hoy es tu primera exposición de arte.
—Hmm, es verdad. Quizás pueda cambiar la fecha o...
—Nada de eso, Jihyun —lo detuve de inmediato—. No vas a cambiar la fecha. Te vas a levantar e iremos juntos a esa exposición.
—Ya lo sé, ya lo sé —alcancé a escuchar una risilla nasal—. Era una broma, cariño. Ya me levantaré.
Volvió a besar mi frente para después deshacer nuestro abrazo. Se sentó en el borde de la cama, dejándome ver su espalda desnuda y su cabello azulado cayendo por su nuca.
—Tomaré un baño primero —anunció, con tono sugerente—. ¿Quieres venir conmigo?
Aquella proposición me hizo enrojecer a más no poder. Si bien no era la primera vez que nos veíamos completamente desnudos o que compartíamos un caluroso baño, me resultaba casi imposible dejar atrás la timidez y emoción que sentía de compartir nuestra intimidad de esa forma.
—Vamos, Jihyun.
≫ ──── ≪•◦ ❈ ◦•≫ ──── ≪
—Ese lienzo colócalo en medio, por favor —ordenó Jihyun.
Eran ya casi las once de la mañana y nos encontrábamos en la pequeña pero elegante galería que Jihyun había rentado para la ocasión. Ya todo estaba decorado, pero faltaban algunos detalles menores, sin mencionar el hecho de que aún estaban acomodando el lienzo principal. La exposición se componía de cuadros pequeños que Jihyun había pintado durante el tiempo que estuvo lejos, y el principal, que era más grande en comparación con los demás y el único que se encontraba cubierto por una manta blanca. Solo Jihyun sabía lo que se estaba plasmado en él, ya que ni a mí me había permitido verlo con anterioridad.
ESTÁS LEYENDO
The Compass [Jihyun Kim | Mystic Messenger]
FanfictionLa vida suele ser caprichosa, y tiene maneras muy extrañas -incluso crueles- de volver a juntar a aquellos cuyos corazones laten al mismo ritmo, que por alguna razón su camino tuvo que ser dividido en el pasado. Después de todo, bien dicen que el pr...